El Universal-AEE
MÉXICO, DF.- Si en la primera parte la cinta nos dejó aturdidos con la tragedia del avión; y en la segunda sin respiración por el accidente carretero, ahora la montaña rusa es el escenario de la tercera entrega de Destino Final, la cual da continuidad a dos filmes anteriores, con las premoniciones como principal hilo conductor.
James Wong, quien dirigió la primera cinta, se reincorpora a esta tercera entrega donde en esta ocasión el escenario será una gigantesca montaña rusa, donde al espectador se le pondrán los pelos de punta. El problema de las trilogías es ofrecer algo original dos veces más. Destino Final 3 sorprende al espectador y se ve inmersa en una inevitable fatiga argumental convirtiéndose en una simple excusa para mostrar cuerpos mutilados.
y salpicaduras de vísceras por doquier.
A pesar de todo la película posee una escena brillante, se trata de la secuencia inicial en la montaña rusa que aunque recuerda muchísimo al embarque en el vuelo 180 que resulta novedosa y sorprendente. El resto de la cinta es un ir y venir de cuerpos mutilados y gran expectación.
Agotado ya el recurso de la espectacularidad explotado en la segunda parte, el intento de superar las escenas de muerte (algunas lo consiguen) no basta para construir un buen guión. Se podía haber optado por acompañarlas impregnando toda la historia de una atmósfera de suspenso e intriga.
Por cierto, que nadie se engañe y espere un cierre espectacular que dé un sentido a las tres películas, porque no lo encontrará, no hay conclusión y seguramente vendrán más secuelas. La dama de la guadaña se resiste a jubilarse, pero ya no es lo que era.