Durango

Encuentran nueva forma de vida

Vanesa y Marisol Páez Lozano conocen bien lo que es trabajar en la calle

El Siglo de Durango

Sus manos lucen lastimadas. La gente que la conoce cuenta que padece una dermatitis nerviosa, es muy sensible ante el entorno que la rodea y su piel sufre las consecuencias, se rasca y se causa algunas heridas. Vanesa Páez Lozano apenas tiene diez años pero conoce bien lo que es trabajar en la calle, estuvo en ella desde que tenía cinco años de edad.

Por su parte, su hermana Marisol también se ha ganado el pan diario mediante diferentes actividades en la vía pública: hacía malabares, cantaba en los camiones, se vestía de payaso. En su cara tiene una cicatriz, platica que cuando era pequeña un perro la mordió.

Ambas niñas se encuentran ahora en los Talleres Protegidos del DIF Municipal. Lejos de los carros, de la intemperie y del peligro constante, han encontrado una nueva forma de vida, aunque dejar los viejos hábitos no ha resultado sencillo.

Vanesa narra que su papá se dedica a la ?obra?, ella es la más pequeña de una numerosa familia -son nueve hermanos en total-, la que sobrevive con un sueldo de 100 pesos diarios, el cual no alcanza para suplir las necesidades de todos los integrantes.

Recuerda que desde que tenía cinco años de edad se enfrentó a la tarea de ganarse unas cuantas monedas a cambio de hacer alguna gracia. Con sus grandes ojos verdes observa un tanto desconfiada a quien la interroga, pero responde siempre con una tímida sonrisa.

Su hermano mayor era quien la acompañaba. Incluso hay gente que los tiene bien identificados, pues con el paso de los años prácticamente los vieron crecer entre los semáforos y los camiones de ruta.

Asegura que le gustaba esa vida llena de libertad, en la que no había reglas y en la que podía andar de un lado para otro sin que nadie se lo prohibiera. Además, con la buena voluntad de las personas, lograban reunir hasta 100 pesos diarios, capital que era repartido de manera tripartita, aunque la mayor parte era para los gastos del hogar.

Relata que su existencia en la vía pública era de gozo, también reconoce que el peligro la acechaba a cada instante. Una vez fue arrollada por un taxista que no se percató de su presencia Y aunque tuvieron la disposición de llevarla a la Cruz Roja, Vanesa no quiso porque, dice, le dan miedo los doctores.

Testifica que, a partir de ese momento, el problema de sus manos apareció. ?Es que soy muy nerviosa?, insiste mientras come una galleta.

Y pese a que le brindan una despensa y una beca, expresa que en ocasiones extraña su antiguo estilo de pasar el tiempo. Lo mismo le pasa a Marisol, quien reincidió en laborar en la calle.

?Desde los ocho años me salí a trabajar en la calle, mi mamá no nos mandó, nosotros nos pusimos?, argumenta la adolescente de 14 años y que cursa el primer grado de secundaria. Hace ya algún tiempo que fue albergada por el programa del DIF Municipal pero decidió regresar a la vía pública.

?Pues aquí nos tratan bien, ya no tenemos tanto peligro como antes?, razona y justifica su actitud de volver a la calle bajo el argumento de que ?se le ocurrió?.

Las dos niñas tienen sueños que quieren cumplir. Vanesa, de una forma paradójica, quiere ser doctora y Marisol se visualiza en una aula dando clases.

Pretenden tener un futuro distinto. No quieren que sus descendientes se enfrenten a los automovilistas y choferes del transporte público. Pero el reto es difícil, aún hay gente dispuesta a darles dinero en la vía pública y ellas están ansiosas de obtener ingresos. Sin embargo, por el momento, han decido quedarse bajo el amparo de la dependencia de asistencia social.

Objetivos

El Programa de Protección a Menores en Salud y Apoyos (Promesa), implementado por el DIF Municipal, va dirigido a los niños y niñas menores de 16 años 11 meses de edad que desarrollan alguna actividad informal y lucrativa en la calle.

Promesa brinda protección al menor y su familia en las áreas de salud, educativa, recreativas, jurídicas y su meta es erradicar el trabajo infantil urbano.

Actualmente se tiene un padrón de 115 menores trabajadores procedentes de 80 familias con los cuales se desarrolla la Escuela para Padres, visitas domiciliarias de seguimiento, atención psicológica, Talleres Protegidos y atención jurídica.

Y debido a que en cuatro menores de edad se detectaron serios problemas de adicciones (cristal), fueron enviados a un centro de rehabilitación.

El DIF Municipal asegura que Promesa ha impactado positivamente, ya que se ha erradicado el trabajo infantil en un 97 por ciento.

El margen de menores que reinciden en el trabajo de calle es de 2.6 por ciento y menores de nuevo ingreso que se incorporan a dicha labor está en el .86 por ciento mensual.

Leer más de Durango

Escrito en:

Comentar esta noticia -

Noticias relacionadas

Siglo Plus

+ Más leídas de Durango

LECTURAS ANTERIORES

Fotografías más vistas

Videos más vistos semana

Clasificados

ID: 190873

elsiglo.mx