Indudablemente es un hecho que el capital institucional y gubernamental se refiere al modelo de gestión aplicado en su momento y que aunado a un Estado de Derecho institucional dan señales determinantes que permitan un entorno propicio para la evolución económica favorable en las empresas y sobre todo que el bienestar alcance a los diferentes segmentos de la sociedad.
Es ocioso comentar los desaciertos en política económica y política aunado a los constantes titubeos no solo en la toma de decisiones en éste ámbito, además en la aplicación de la ley en múltiples casos que se han presentado al Gobierno en éste sexenio, lo que nos ha conducido a un clima político y social enrarecido en virtud de los constantes errores ya sea por la inexperiencia, enfoque apropiado o hasta ingenuidad y mala fe que nos tiene postrados en un ambiente incierto y temor hacia el futuro.
Si bien es cierto que los indicadores fundamentales de la economía en nuestro país son satisfactorios, están respaldados como sabemos por los ingresos que recibimos por el precio del petróleo, remesas de los trabajadores mexicanos en el exterior, turismo y exportaciones de algunos sectores y desde luego por inversión externa por las tasas de interés que sin embargo están muy cerca de seguir competitivos si continúan a la baja por el diferencial positivo que hasta la fecha se conserva; lo malo está en que estos recursos se están utilizando principalmente en financiar el gasto corriente y muy poco en infraestructura, apoyos directos a sectores productivos sobre todo de la pequeña y median empresa o negocios de nueva creación, gasto social y educación que permita a los actores de la producción ser verdaderamente competitivos; dando paso a inversiones directas de inversión fija extranjera que permita una mayor creación de empleos y por ende mejor y mayor ingreso para las familias mexicanas, que propicien abatir las enormes diferencias sociales y rezagos que pueden conducirnos a serios problemas a mediano plazo.
Estamos frente a las próximas elecciones Federales que serán la brújula que indique el rumbo que seguirá el país, desafortunadamente a medida que avanzan las campañas de los candidatos de los tres principales partidos políticos, todo indica que a pesar de los recursos empleados y la cobertura en todos los medios informativos, así como las famosas encuestas que nos ponen al tanto de las preferencias de voto, la verdad es que las campañas no prenden y los candidatos no convencen salvo a sus propios partidarios que por cierto no hacen mayoría.- Entre el temor que genera la personalidad de López Obrador, el autoritarismo que se percibe en Madrazo y la falta de empatía que muestra Calderón la imagen negativa es lo que predomina el entorno electoral por el pobre nivel de estos personajes en sus participaciones.
La falta de programas consistentes, reales y medibles que permitan asegurar el compromiso de los contendientes, el hecho que todos se refieran y repitan los mismos problemas ancestrales que tenemos y las descalificaciones para que algunos de ellos carguen con ésa culpa; distraen la atención pública o al menos eso intentan los candidatos en lugar que vayan a fondo en su propuesta para resolver efectivamente los temas más sentidos que reclama la sociedad y muestra la falta de visión a largo plazo de quien pueda tener la responsabilidad histórica de conducir a nuestro país en el próximo sistema; sin olvidar que al referirme a ellos incluyo por supuesto a quienes resulten elegidos en la renovación del poder Legislativo.
Se presume nuestra democracia, la fortaleza de nuestras instituciones , la madurez de los partidos y los dirigentes de las fuerza políticas y de la iniciativa privada, que sin embargo cada uno de ellos tratan de convencernos a los simples mortales del camino que nos lleve al esplendor o a las tinieblas, como mencionaba recientemente el periodista y analista Luis Rubio, se trata de un script en donde ? Andrés Manuel López Obrador (AMLO) está con los pobres, Calderón con los ricos y Madrazo con los corruptos?.- Por mi parte añado que lo único que se está provocando es una indefinición sobre nuestro interés nacional y una invitación al abstencionismo ya que los contendientes prefieren explotar el temor hacia los contrarios en lugar de convencernos de lo más importante: concurrir a las urnas masivamente para que sea la población quien determine quien deba de ser el que afronte la responsabilidad de conducir al país; por otra parte lo ideal es que quien resulte ganador sea por amplio margen para no dar motivos de rechazo a los resultados que se obtengan.?
El idealismo de toda sociedad abierta como la nuestra a pesar de la incipiente democracia, esta en los intereses de la colectividad y no en los intereses del Estado, estamos cambiando a pesar de las estructuras tradicionales que nos rigen en ambos sectores, percibimos la necesidad de establecer un liderazgo indiscutible que fije rumbo, que nos diga la verdad, que emprenda las acciones y decisiones, que permitan modelar nuestra propia posición económica y social para hacer frente a la globalización en la cual el principal denominador es la competencia sin contemplaciones, y sólo con trabajo, organización, sentido de responsabilidad y sobre todo en unidad, invitando a todos a que tengamos una visión del bien común que permita una interacción de ida y vuelta entre expectativas y resultados tangibles pero no olvidar que la responsabilidad es de todos.
