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Ensayo sobre la cultura / APORTACIÓN CULTURAL

José Luis Herrera Arce

Como dudo que nadie, por más súper que sea, en dos días pueda hacer un balance del quehacer cultural en Torreón y proponer los pasos a seguir en el futuro, quiero hacer mi aportación informativa en el área en que me muevo, la literatura, con el único afán de enriquecer un poco los datos que servirán para establecer las políticas literarias de la presente aportación. Me creo apto para hacerlo por el tiempo que he dedicado a pasatiempo en mi vida; y antes que yo, mi padre. Tiempo que puede remontarse hasta 1942, época en que se publicó una de las primera revistas culturales de donde posteriormente salió Cauce que junto con Estepas del Nazas (editada por Saúl Rosales) son las revistas literarias más importantes de la región.

Habría qué comenzar con los inventarios. ¿Para hacer literatura que se necesita? En primer lugar escritores o gente interesada en serlo. En este rango, en la ciudad ha sucedido una excelentísima transformación. Si comparamos los años 40, 50 y 60, con los posteriores, habremos de encontrar que durante las tres primeras décadas los escritores eran los mismos, reunidos casi todos ellos en el grupo que sostenía la revista Cauce antes mencionada. De este grupo se derivó una segunda generación de donde surgió Enrique Ochoa, hoy por hoy la más importante exponente de la poesía lagunera. Su primer maestro fue Rafael del Río, miembro de la generación de Cauce; también desde este entonces Fernando Martínez ha estado interesado en la literatura y teatro.

A partir de los setentas hubo fiebre de escritores, comenzando con el taller literario Talitla, de donde salió Francisco Amparán (excelente tallerista literario, por lo menos con él aprendí a escribir), Premio Nacional de Cuento y otros premios más. (Uno). Debido a la página cultural de un periódico regional. Se formó otro grupo literario dirigido por Saúl Rosales (dos) de donde surgieron personas que han destacado a nivel nacional e internacional tanto en cuento como en ensayo: Prado Galán (tres), Jaime Muñoz (cuatro), Marco Antonio Jiménez (cinco) tuvo relación con los Talitla, Pablo Arredondo (seis) pertenece a los botellos y actualmente se encuentra en España estudiando o maestría o doctorado. Otro grupo a considerar, producto de los talleres de la Casa de la Cultura, es Arenisca a donde perteneció José Luis Urdaibay (siete) Premio Nacional de Periodismo Cultural y otros premios. Habría que mencionar a mujeres como Yolanda Natera (ocho) y a Magdalena Madero (nueve) quienes han descollado en la novela y el Ensayo. Aquí voy hasta los ochenta, en los noventa hubo nuevos bríos en la juventud literaria y podemos mencionar de los que conozco a Miguel Morales (diez) a José Lupe González (11). Sé que hay más nombres que se pueden mencionar (perdón pero tengo lagunas mentales). Lo que trato de decir es que los escritores sobran. Con los que contamos son buenos porque han sido capaces de darnos premios internacionales, nacionales, estatales. Éstos últimamente han salido de los talleres literarios, y comienzan a salir de la escuela de escritores.

La segunda parte del problema es la publicación. También, desde hace mucho se publican libros en Torreón. (El primero que publicó mi padre fue en el 44) el municipio incrementó la publicación durante los ochenta y noventa (a partir de Fernando Martínez y Francisco Fernández Torres). Hemos tenido épocas en que los libros han salido bonitos a parte de numerosos (la época de Garrido) y se llegó a establecer un consejo editorial (hoy desaparecido) que cuidaba la calidad de lo publicado. Con el perdón de a quien corresponda, este trienio dimos pasos atrás en cuanto al cuidado y calidad de las ediciones. También el Estado tiene proyecto editorial que alguna vez vinieron a ofrecernos; a mí me pareció más ?por compromiso que por otra cosa; pero bueno, hay y se ha publicado a gente de Torreón. Como quiera que veamos las cosas de que hay publicaciones hay publicaciones.

Recuento: existen escritores, porque existen talleres literarios que los formas y los escritores han publicado libros y han destacado nacionalmente. ¿Dónde está, entonces el problema?

Primero: en que los libros que se publican no se distribuyen (búsquelos usted en librerías y centros comerciales y no los va a encontrar; quizás algunos en Cimaco, Librería del Maestro y alguna otra). La distribución del libro tocaría a la editora del libro. ¿Por qué no lo hace? Vaya usted a saberlo.

Se acabó el espacio. Continuará.

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