Lo de siempre, te encuentras desencantado al saber que en lo fundamental todos están de acuerdo y nadie hizo nada por resolver los problemas. Si no se dieron las cosas para que nuestro país saliera adelante fue porque no les interesó; más bien, pusieron en primer lugar sus intereses políticos que los económicos. Las leyes necesarias duermen el sueño de los justos y el país subsiste.
El debate, para no quedarse afuera de la onda, pretendió establecer dos proyectos que tradicionalmente se han conocido como derecha e izquierda. La primera, fundado en la macroeconomía permite la concentración de la riqueza en unas cuantas manos y se fija poco en la microeconomía. La izquierda, por el contrario, lo pretende repartir todo, a diestra y siniestra sin preocuparle mucho de dónde va a salir la riqueza que proveerá lo necesario. Tesis y antítesis, debiera haber una síntesis.
Es muy simple decir que la izquierda tiene las de ganar porque es lo que está de moda sobre todo en el cono sur del continente. La realidad es que casi todos los que en sus países no encuentran futuro, quieren huir hacia los Estados Unidos, no hacia Cuba. Se supone que el primer país es el enemigo a vencer y en el segundo estaría el paradigma que seguirán los países que eligieron gobiernos que le tiran al socialismo o que acusan de populistas. Éstas son las cosas contradictorias del mundo, se dice una cosa y se hace otra.
Nuestra revolución, la de 1910, cambió la perspectiva en el campo. Terminó con los terratenientes y creó el ejido. Se repartió la tierra, se dieron medios para cultivarla, a la vuelta de los años y mucha corrupción en la política, al campo se le enterró en la extrema pobreza y todo quedó en buenas intenciones y líderes millonarios. Por otra parte, aquéllos que se quedaron sólo con las pequeñas y supieron administrar bien lo que les quedaban volvieron a recuperar sus posiciones económicas. Familias que supieron supeditarse a la filosofía del trabajo salieron adelante y si, hicieron fortuna.
Como que a nuestros políticos no les da la gana de saberse las lecciones de la historia. Hasta el mismo Marx decía que la historia era una relación dialéctica. Se equivocó en la síntesis final el paraíso comunista. Eso es utópico. La historia cotidiana del mundo es otra.
Todos mencionan que hace falta la creación de fuentes de trabajo. Magos ¿y cómo le van a hacer para crearlos? Depender de la inversión extranjera es pelear en el mercado real laboral mundial donde tenemos el enemigo a vencer que es China que simplemente está ofreciendo mano de obra barata. Si dices más empleo bien pagado, nada más dime ¿cómo?, ¿por subvención? ¿Varita mágica? ¿Qué?
Y todos los problemas se tratan con la misma superficialidad. Todos acusan de corrupción a los otros, todos tienen cola que les pisen, todos pretenden tener la imagen de apóstoles necesarios para el país; nunca hemos estado tan necesitados de un alguien como ahora.
La demagogia dice que alguien ganó el debate. Yo no sé si lo escucharon en realidad, si hubo en las proposiciones algo que encendiera la esperanza. Para mí no. Ni uno ni otro tiene en sus manos la solución a nuestros problemas. No hay ideas claras. ¿Cómo van a combatir la corrupción? Diciéndoles bhu a los maleantes, a los que dirigen los carteles de la droga.
Ciertamente que hemos vivido un largo tiempo de paz social. ¿La vamos a arriesgar? Ahí anda Marquitos con sus teatros. El señor ha de vivir más o menos bien como para no tener problemas económicos que le impidan andar en el fandango, estrellita de noticieros. ¿Revolución? ¿Cuál? ¿Diez años de revolución en Chiapas? ¿Ya muestran una mejor perspectiva económica?
¿Lógica? ¿Cuál? El problema es que vivimos en un tiempo donde no hay lógica, en donde resulta inútil quebrarse la cabeza hasta para elegir un sistema de gobierno para los próximos seis años. El futuro tiene un riesgo alto. Dios nos agarre confesados.
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