Sorprende la manera en que los supuestamente inteligentes son capaces de dirimir las diferencias. Si los diálogos son difíciles de establecer en estos ilustres niveles ya podemos encontrarle explicación a los taxistas que hacen chicharrones en la explanada de la presidencia. Los cien años de la ciudad culminan en pelea de lavaderos con dimes y diretes y falta de sensibilidad política. Me impongo te impones. Desconozco desconoces.
¿Cuál es la manzana de la discordia? ¿Los supuestos millones que andan danzando por ahí? De eso es de lo que se habla antes y ahora. ¿Elitismo? Si posiblemente haya un elitismo pero es un elitismo que ha estado trabajando en muchos proyectos. Por el otro lado puede haber algunos proyectos, para poder entablar la discusión tendríamos que conocer aquéllos ya definidos que se hayan propuesto y que fueran eliminados por alguna causa a la que pueda considerarse elitista.
De los que se quejan ahora ¿alguien acudió a las comisiones asignadas para participar en alguna comisión? ¿Alguien acudió con algún proyecto en específico? ¿A alguien se le rechazó por causa desconocida? Así es así, pruébelo y entonces habrá materia de discusión. Si hasta ahora se ha estado esperando a que le vayan a tocar a la puerta para que participe, pues eso es lo que está mal.
Por el otro lado, hay gente con una historia a cuestas que aunque no sea de ciertos círculos, en los propios ha realizado una labor importante. Si se establecen comisiones, tomar un teléfono e invitar a quienes en esos campos se han desarrollado más, no cuesta ningún trabajo. Nada cuesta incluir. Ahora, por lo que a mí respecta, me consta que invitaron a mi padre por ejemplo y que amigos que se han ofrecido a participar se les han abierto las puertas (es el caso de Irma Gómez, mujer por demás emprendedora, que después de vivir muchos años en Francia regresa a Torreón y ha logrado integrarse a una de las comisiones en las que está trabajando).
Tal vez falte información de lo que se está haciendo. Ahora que está tan de moda publicar las obras que hacerlas, en este caso se están haciendo y no se publican, y uno sabe porque alguien lo cuenta. Sé que Vicente Padilla lleva preparando un espectáculo sobre la historia de Torreón. Hay muchas cosas más que apenas y se saben. Hay un proyecto que suena como a la región inteligente o algo así, pero por lo visto, con estas actitudes no parece muy viable.
La ofensa y la amenaza no resuelva nada. Si se define a los creadores como males necesarios, ignoro cuál es la concepción que se tenga de mundo civilizado. Si se supedita la aprobación de un proyecto al servilismo sectorial, está erróneo como punto de partida. La ciudad es de todos y la fisonomía de la ciudad debe de tener la huella de todos.
Sí, se sabe, el arte no dice nada a los espíritus materialistas enajenados con el oropel del lujo. El David de Miguel Ángel les asusta por exhibir lo que no debe de exhibirse, (por algo nos quedamos sin estatuas en la Morelos). En una ciudad de mall y hoteles sale sobrando una fuentecilla, una escultura, un lienzo, o una novela ganadora de certámenes nacionales, un ensayo con reconocimiento internacional. Si nos descuidamos, van a agarrar (debo decir tomar) el pico y la pala para derribar el Museo Arocena que de eso está lleno, de cuadros, esculturas, libros y demás. Mal necesario (sobre sus ruinas a lo mejor se pretenderá construir un casino, un bar, un antro, o ya de perdis sala de masaje).
Ahora, los que saben y los que no saben se olvidan de la frase aquélla, divide y vencerás. La colaboración ha de darse entre iguales, no yo arriba tú abajo, no mi berrinche contra tu berrinche, (remember el zócalo). Hay que demostrar inteligencia que por eso unos son intelectuales y otros ocupan las cúpulas de las instituciones industriales, comerciales, políticas y culturales. Si a este nivel hay incapacidad de dirimir diferencias, estamos fritos.
JOLHE.