El hombre es un animal, aunque inteligente, capaz de cometer los mismos errores innumerables veces; también, a pesar de Aristóteles, se deja llevar por proposiciones que no son sustentables por la lógica y mucho menos por la historia. En su pequeño mundo piensa que los sucesos no le conciernen: ?eso no me va a pasar a mí?. Se deja engañar por las apariencias y es capaz de pedir un sacrificio por la obtención de quimeras.
¡Ah! ¡Qué confuso es este mundo! Las noticias diarias no son capaces de ofrecerle una seguridad a nadie, por más seguro que se crea. Enumere:
?Un sexenio que no acabó de convencer a nadie y uno nuevo que comienza sin muy buenos augurios.
?Un grupo que juega a la presidencia paralela, poniendo en jaque la credibilidad de las instituciones, nada más porque no le beneficiaron.
?Un guerrillero de gira.
?Un estado caótico en Oaxaca.
?Sinfonía de bombazos.
?Liquidación de uno de los desfiles que conmemoran la fecha más importante en la historia del siglo XX mexicano.
?La incapacidad de las autoridades para controlar los problemas.
Cosas similares pasaban antes de 1910 y don Porfirio minimizaba los efectos de tales llamadas de atención: huelga de Río Blanco, huelga de Cananea, Ricardo Flores Magón, el libro de Madero: la sucesión presidencial de 1910, etc., etc., etc. Cuando a los pueblos no les resuelven los problemas desde arriba, otros les ofrecen resolverles los problemas desde abajo.
¿Pero qué cambiamos por qué? Ciertos grupos te prometen cambiar las cosas produciendo un bienestar general; igual que la revolución, igual que Emiliano Zapata con Tierra y Libertad, que llegó a ser un precepto constitucional que a final de cuentas Lázaro Cárdenas implementó, creando el ejido, destruyendo el monopolio agrario. ¿Por qué no funcionó? La principal razón es la corrupción. Todo sistema manejado por hombres puede ser corrupto; recuerden el maletín de los cinco millones de pesos que tanto se explotó en los medios. La corrupción no solamente debe verse en las personas que administran los sistemas sino también en los ciudadanos que reciben los beneficios de estos sistemas. ¿Qué sucede con los sindicatos? ¿Por qué se convierten en pequeñas monarquías? Hay una cúpula que se impone, pero también existe un conjunto de trabajadores que se dejan de las imposiciones.
¿Qué sociedad se puede construir con jóvenes que piensan en el trabajo en términos de explotación? (Fue una de las sesudas declaraciones que leí esta semana; nos educan para que nos exploten). Desde ahí es un punto de partida falso, o confuso. Un joven, antes de participar de la vida productiva ya se siente explotado, porque un demagogo se lo ha hecho creer. Para vivir hay que trabajar; si no eres capaz de crear tu propio centro de trabajo, necesitarás trabajar para otros. Las relaciones laborales se legislan; en un sistema como el nuestro se puede negociar, en otro tipo de sistemas, los totalitarios, tienes que aguantarte porque ni siquiera tienes la oportunidad de abandonar tu fuente de trabajo.
Pero así como hay jóvenes que se sienten explotados, hay campesinos que se sienten abandonados, hay gente que se siente desprotegida y que claman por un papá que les resuelva, de nuevo, los problemas que no pueden resolver ellos mismos. Marcos se la pasa con su libretita apuntando, como si fuera Santa Claus. Se parte de que tenemos derechos, pero se nos olvida que tenemos obligaciones y que ambos van juntos. Los viejos ejidatarios tuvieron derechos; pero también tenían la obligación de velar porque el sistema funcionara; y si no funcionaba, buscar otras formas de hacerle funcionar.
Los hombres son los mismos. Los sistemas totalitarios sacrifican la libertad a cambio de una vida animal llevadera, sin muchas ilusiones hacia futuro. Sistemas que se nos convierten en monarquías absolutas veladas: Plantagenet, Capeto, ¿qué diferencia tienen con los Castro en Cuba? Viet Nam del Norte también heredó el poder de padre a hijo, como el sindicato de mineros mexicano. Los hombres son los mismos.
En un sistema democrático es más fácil cambiar las cosas; aquí Marcos puede andar de gira política, en Cuba, los exiliados de Miami jamás tendrán la palabra.
Las democracias funcionan cuando hay ciudadanos responsables que no callan, que opinan y actúan.