La queja es continua, a los jóvenes de ahora no les gusta leer; o al parecer, les gusta leer menos que a los jóvenes de otras épocas. La razón es obvia, los jóvenes de otras épocas no tenían que elegir entre ver un programa de televisión o una película o leer un libro. La televisión no se encontraba dentro de los hogares como un foco de atención muy potente, ofreciendo sus mensajes en términos sencillos de comprender, sin demasiadas complicaciones. Todavía el cine, o ciertos géneros cinematográficos como el surrealismo o el neorrealismo, implican tener en funcionamiento la materia gris para asimilar los mensajes. Hay cierto cine de autor que se asemeja al libro: las películas de Buñuel, de Fellini, de Bergman, del ?Indio? Fernández, son espejos de interpretación de la realidad que nos permiten enriquecer nuestra propia visión.
No hay que satanizar las nuevas tecnologías. Ellas no tienen la culpa del uso que se les dé. También a la literatura se le ha dado a veces un mal uso y no por eso se menosprecia su valor cultural. Sin duda alguna que la imagen y el sonido también son medios para trasmitir mensajes con alto nivel cultural. El problema no es de la tecnología, sino de aquéllos que la usan.
Afortunadamente, como en todo, existe un interés porque lo audiovisual sirva de transporte a mensajes culturales. En cierta manera podemos decir que ahora es una bendición la existencia del DVD por medio de los cuales podemos rescatar lo que en cine y en televisión se haya hecho con valores estéticos o culturales, a través de los cuales se pueda incrementar el acervo de conocimientos particulares.
El valor de una biblioteca nadie lo pone en duda. A lo que no estamos acostumbrados todavía es darte valor a una DVDteca, o audioteca o videoteca. A los nuevos vehículos de información no le hemos dado su debida importancia cuando, a lo mejor, nos sirven para compensar la pérdida de información de la juventud actual por el hecho de no leer. Siendo optimistas, la misma información audiovisual es el vehículo para llegar a la lectura de los libros donde vienen las historias originales en las cuales se basan las películas.
Un ejemplo de lo anterior es la película Troya que se convierte en un éxito en las pantallas. El tema es la Iliada de Homero. No es la primera vez que se adapta la historia y a pesar de eso tuvo un buen éxito.
Como este caso abundan otros. ¿Cuántas adaptaciones no se han hecho de Romeo y Julieta? Versiones que respetan el ambiente original, o versiones que lo adaptan a los nuevos tiempos. Versiones que toman de punto de partida la obra para que sirva como tema a una nueva historia como West Side History. (Amor sin Barreras).
La adaptación es lo más obvio para dar valor cultural a un medio. Por sí mismo, el medio también vale y lo demuestran películas como El Ciudadano Kane, Casa Blanca, El Acorazad Potiomkyn o con autores como Kurosawa, Fellini, Antionioni, etc.
Tal vez la televisión por haber sido supeditada a lo comercial no haya encontrado su camino; pero no toda, existen actualmente excelentes documentales y series como la de Yo Claudio que aunque sea adaptación es bastante buena, u otras series históricas como la de Yo César, o en la televisión mexicana los melodramas de historia o los documentales producidos por la UNAM, México en el siglo XX.
En el futuro las videotecas se harán indispensables como lo son ahora las bibliotecas, sobre todo en las escuelas y en las universidades. Cuando uno comienza a buscar se da cuenta de que el material abunda: películas, clásicas, adaptaciones literarias, series dramatizadas, documentales, divulgación científica. Los precios actuales son accesibles, se puede encontrar material desde 40 pesos, la mayoría anda alrededor de los noventa, ya material comentado o con información extra sale un poco más caro; esto es igual en los libros o en los discos.
Comience a formar su videoteca.