Nos quedamos en el dinero; es el símbolo más importante que cree tener el hombre. Mucho dinero presupone mucha capacidad de obtener bienes, beneficios, todo lo que usted se imagine. Cualquier necesidad que tengas te la cubre el dinero; supuestamente eso te evitará el sufrimiento. ¿Esto no cae en la ficción? ¿Están seguros?
A los jóvenes les dicen que lo obtengan; y aunque no se los digan abiertamente, les agregan, sin importar cómo. ¿El fin justifica los medios? En este no importar cómo es la forma en que se va perdiendo lo más importante que posee uno, el humanismo, cuyo componente más preciado es la libertad. ¿Es libre una persona que cuida sus espaldas? ¿Qué se sabe perseguido? ¿Qué se sabe codiciado? ¿Odiado? ¿Envidiado?
Los que han conseguido tener mucho dinero, sin importar cómo, andan por la calle rodeados por un cerco de guaruras. ¿Eso es libertad? Muchos hasta se andan cuidando de la propia familia a quienes posiblemente les urja heredar. Pero tienen mucho dinero y piensan que tienen mucha felicidad cuando hasta su intimidad está en las manos de sus empleados; o son sus empleados su círculo íntimo, la muralla de la cual tienen que rodearse para no ser agredidos por el exterior. La muralla será segura mientras que la fidelidad subsista; creo que la máxima fidelidad no se compra con dinero, necesita de otros ingredientes, como el amor.
No se pierdan. Vayan enumerando: amor, libertad y fidelidad, no lo compra el dinero. Sí estoy de acuerdo, el dinero sirve para satisfacer necesidades; por eso digo yo, antes del dinero existe la necesidad, lo primero que debo saber es el tipo de necesidad a cubrir.
Aquí va a comenzar lo que muchos consideran cursilería. Para saber qué necesidades tengo me tengo qué conocer y conocer el mundo que me rodea. Ya esto es una necesidad, el conocerte, para lo cual debo de preguntarme, ¿el dinero me servirá para conocerme? Pues a lo mejor sí, a lo mejor no. Ya conociéndome, reconociendo mis habilidades, talentos, intereses, gozos, realizaciones personales, vocaciones, entonces podré darle una función apropiada al dinero.
Para conocernos tendríamos que pensar, pero a muchos nos cuesta trabajo pensar así que dejamos que los demás nos definan. Sí, que nos definan a nosotros a la manera universal de que definen a todo el mundo. La manera de definirnos es que para ser tienes que tener una casa y un auto. En el auto me detengo, si ya tienes uno, entonces debes de querer uno más caro, ahora si ya tienes uno más caro ahora debes de tener dos, y si ya tienes dos, entonces tres.
Si esa necesidad de los carros, como la cosecha de mujeres, nunca se acaba; pero así nos definen, o nos pueden definir de otra manera llamando a los números telefónicos donde nos leen el futuro y el pasado y el presente; o nos pueden moldear nuestros gustos con lo que acostumbran a producir los medios, productos de ínfima calidad, úsese y deséchese, o viva el momento y olvídese de la eternidad. Usted necesita el dinero para comprar lo que la publicidad le ofrece, porque es la manera en que la comercialización lo define. Usted es, lo que consume.
Nos vamos llenando de cosas y después descubrimos que la mayoría de ellas que en un momento pensamos eran la panacea, se encuentran arrumbados en el cuarto de las cosas inútiles; y ya necesitamos dinero para construir un cuarto más grande por todo lo que se acumula. O hacer una venta de cochera para saber cuánto se devaluó nuestra supuesta felicidad.
Una buena obra musical nunca pasa de moda. Una buena frase nunca se devalúa. La perfección nunca va a dar al cuarto de las cosas inútiles. Lo que hemos conseguido con nuestro esfuerzo nunca produce vacío. Lo que la humanidad ha logrado en el campo de la ciencia y el arte nunca será chatarra. Hay que vivir de forma más inteligente; por eso digo yo, hay que hacer funcionar la inteligencia, un buen ejercicio es la lectura.