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Ensayo sobre la cultura / PROMOVER LA LECTURA

José Luis Herrera Arce

La moda, a pesar de tantas escuelas y universidades, es el interés por la promoción de la lectura. No sé si sea simplemente por demagogia o por un real interés, a las autoridades culturales les ha dado por promover la lectura. A lo mejor, como la moda de los libros de superación personal, se ha comprendido que es más explotable una persona con intereses de superación, o por lo menos de cierto cultivo intelectual, aunque no sobrepasa a la acumulación de datos, a una persona que no le interesa nada ni sabe nada; por lo que sea, parece un bien social por el que algunos se preocupan. Bien dice el dicho: mente sana en cuerpo sano. Para la sanidad del cuerpo es necesario que las sociedades se interesen por la promoción social del hombre; por lo menos que encuentre un medio de subsistencia digno, entiéndase por dignidad que no falte lo necesario, casa, vestido y sustento, agregándose esta tríada la sanidad de la mente que hay que cultivar con la lectura, la educación y el arte.

Al hombre se le define como animal racional. Las modernas teorías sociales y políticas se refieren más a obtener una buena animalidad que una buena racionalidad. Si el hombre no sobrepasa su ser material, la racionalidad ha de estorbarle; o lo que es peor, ha de atormentarle, porque es a través de la racionalidad como se da cuenta de su existencia; en otras palabras, tiene conciencia de sí mismo y junto con esa conciencia la tiene de otras necesidades que superan la materialidad.

Un hombre ha de trabajar, ¿para qué? Para satisfacer sus necesidades. ¿Y cuáles son las necesidades? Las materiales, por supuesto, como un buen principio; pero cuidado, nos podemos encerrar en un círculo vicioso: como para trabajar y trabajar para comer. Si no hay más. El hombre, a pesar de su racionalidad, es el animal más infeliz de la creación, porque su inteligencia sólo le sirve para hacerle saber, como decía Sartre, que vive una pasión inútil.

Sin embargo, la vida del hombre aspira a más. Si nos vamos a los extremos, esas aspiraciones se pueden reflejar, mitológicamente, metafóricamente si usted lo quiere, en la concepción que tiene de su paraíso. Los paraísos pueden construirse afuera de este mundo o en este mismo mundo, eso no importa; de que la ficción sirve para construir paraísos, sirve; porque la imaginación me plantea una manera de vivir que no es como vivo ahora, y me la plantea bajo una idea de felicidad, o una idea de plenitud, o una idea de justicia. Ese cúmulo de ideas le da un sentido al sufrimiento actual, porque se erige un camino lógico de carencias a la no carencia.

Mi vida tiene sentido porque se puede dirigir a un fin benéfico. Que eso supone una lucha, no tiene importancia, es parte del juego, y es la definición del drama, que puede traducirse a la lucha de los contrarios para lograr una síntesis final.

Aquí hay que referirnos a otro dicho, ?si las cosas no costaran trabajo, cualquiera las haría?. El hombre que es consciente es aquél que está dispuesto a invertir trabajo para obtener un beneficio que le enriquecerá o materialmente o racionalmente o espiritualmente. Si yo busco la plenitud entonces tengo que luchar por la plenitud. El engaño de nuestro mundo actual es precisamente éste, el pensar que cualquiera puede obtener la plenitud sin invertir esfuerzo o trabajo. Ésa es la lección que por lo menos el mundo cotidiano le enseña a los jóvenes; se puede fabricar un símil de plenitud sin necesidad de tanto esfuerzo a través de la droga, el alcohol, el lujo, el sexo. Lo que no explican los jóvenes es porque todo eso produce cruda o un vacío cuando pasan sus efectos. La razón es simple, nada fue más allá del engaño; hay que vivir constantemente engañado, fuera de este mundo, y para ello habrá que negar nuestra parte racional, puesto que es la conciencia, cuando se le libera de la droga, la que nos produce la cruda moral que es peor que la física.

Sí, nos dicen que para ser felices lo único que necesitamos es dinero. Una mujer que en realidad te ame en las buenas y en las malas no la consigues con dinero. La que así consigas te abandonará cuando no lo tengas. Y si esto es lo más importante que un hombre debe de conseguir en la vida, alguien que te ame, el dinero no es la panacea que dicen.

Continuaré.

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