EL SIGLO DE TORREÓN
Cuando don Flavio González Arredondo platica de su esposa Bety, la más tierna sonrisa ilumina su cara, para él no hay mujer más buena, bella, atractiva y mejor administradora para los gastos del hogarque ella.
La pareja refleja en su mirada que el matrimonio ha llenado su vida con todo lo que una persona podría desear. En entrevista, confiesan cuáles han sido los elementos que emplearon para que su relación de ya casi 49 años, continúe colmada de respeto y sobre todo de mucho amor.
?Él es un ser amoroso, todavía me dice que me ama, me trae regalos, de repente llega con un perfume y flores también, es un esposo a todo dar?, dice la señora Bety, quien enseguida recibió las siguientes palabras de don Flavio: ?es una mujer muy bella, comprensiva, nos hemos entendido muy bien, me encanta que siempre está alegre, risueña, independientemente de sus características físicas?.
Cada rincón de su hogar está decorado de una forma creativa, porque doña Beatriz Lezama de González ha impreso su sello de mujer, detalle que enamoró más a su marido.
Opinan que el secreto para un amor duradero -en su caso- fue siempre el respeto, saben perdonarse, nunca se han acostado enojados porque cuando contrajeron nupcias se lo prometieron y lo cumplieron, saben que el amor todo lo vence, hasta lo más malo.
Al dirigirse uno al otro lo hacen de una manera cariñosa, como ?hermoso me pasas esa taza?, y también ?mamita, mira lo que te traje?.
Dicen que Dios les ha permitido que se amen mucho, creen que cuando el centro de la vida es Dios, todo gira alrededor del amor.
Un amor duradero es aquél que lo da todo sin esperar recibir algo a cambio, que no tiene en sí ningún deseo de beneficio o provecho. La vida de los señores González es un fiel testimonio de un amor sin límites.
La preeminencia del amor
?Si yo hablase lenguas humanas y angélicas y no tengo amor, vengo a ser como un metal que resuena o cimbra lo que retiñe...
El amor es sufrido, el amor es benigno, el amor no tiene envidia, no es jactancioso, no se envanece, no hace nada indebido, no busca lo suyo; no se irrita, no guarda rencor, no se goza de la injusticia mas se goza de la verdad, todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera y todo lo soporta?.
Primera de Corintios, 13
