EL SIGLO DE TORREÓN
Ésta es la historia de un hermoso amor...
Él un jovencito lleno de ganas de vivir, ella una chica linda y alegre. Ambos se vieron por primera vez en la Torre de Especialidades del Seguro Social durante una actividad altruista. Y desde el primer momento se gustaron.
Pasaron tres meses, Beto Palacios González y Liliana Fernández Murra se encuentraron nuevamente en una fiesta de 15 años organizada en un rancho, él se acercó para preguntarle la hora, después, iniciaron una plática y para ?romper el hielo? la empujó a la alberca.
Así dio inicio una hermosa historia de amor. Indudablemente se atrajeron, Beto la conquistó con su encanto, mientras que Lily lo cautivó con su simpatía y belleza. Pasaron las semanas y se encuentraban en varios lados, hasta que finalmente el joven se decidió y visitó a su enamorada en su casa llevándole un rico raspado, que después compartieron los dos.
El amor puro sincero y, sobre todo, verdadero comenzó a fluir, empezaron a enamorarse de la forma más tierna y dulce. Fue meses después, un 14 de octubre de 1997, que se le declaró. Ya han pasado casi nueve años y su noviazgo continúa como desde el principio, lleno de emoción... dicen que cuando se ven se abrazan y se gritan de cariño ¡Tito y Tita!
Como en toda relación, han tenido altas y bajas pero siempre juntos, cuenta ella... ?Beto tiene el poder de hacerme reír rápido, me encanta, pues casi no se enoja, en cambio yo soy más chípil y sentida y no obstante que nos veíamos todos los días, en un comienzo nunca nos imaginamos que nos fuéramos a casar. Ahora si Dios quiere, tenemos fecha y será el mismo día en que me pidió que fuera su novia: un 14 de octubre?.
El anillo de compromiso
Entregar el anillo de compromiso es un momento inolvidable, que engloba emoción y nervios a la vez. En las alturas de conocido restaurante de la Ciudad de México, enclavado en el Bosque de Chapultepec y durante una cena entre amigos, Beto le entregó a Liliana el anillo y lo hizo de una forma muy singular: a través del postre.
Bajo el entorno musical de violines y a media luz, la pareja disfrutó de su platillo predilecto en compañía de sus amistades, al momento del postre ella pidió un brownie calientito, el cual de forma veloz fue llevado por el mesero.
La novia no sospechó nada, pero dijo que ese postre no era para ella, pues una amiga se lo pidió con antelación al mesero, fue que empezó a sospechar cuando su prometido le insistió que destapara la charola donde venía el brownie.
?La verdad sentí nervios, fue padre, pues como no lo hice rápido, Beto descubrió la tapa y... vi el anillo, no me lo esperaba?, platica Lily Fernández.