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ENTREVISTA|El ?pararrayos? de Vicente Fox

Juan Manuel Anguiano-AEE

ENTREVISTA | RUBÉN AGUILAR LOGRÓ DESACTIVAR LA PRESIÓN MEDIÁTICA SOBRE EL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICA.

De los jesuitas y la guerrilla salvadoreña, a la campaña de Cárdenas y la vocería del Gobierno del cambio.

El Siglo de Torreón

México, DF.- Polémico, arrojado y eficiente, el vocero de Los Pinos, Rubén Aguilar, logró en sólo unos meses lo que ninguno de sus predecesores había conseguido: desactivar la presión de la coyuntura mediática sobre el presidente Vicente Fox y armonizar una pauta de comunicación al interior del Gabinete, que permitió plantear la agenda nacional desde la Presidencia de la República.

A poco más de un mes de que concluya el sexenio, el portavoz presidencial recapitula algunos de los episodios de su historia personal: una amalgama de espiritualidad, ideales revolucionarios y pragmatismo político, aderezada por una particular simpatía a correr riesgos que ha curtido su carácter al punto de hacerlo inmune a las críticas que enfrenta todos los días como parte de su función primordial, ser el ?pararrayos? del presidente Vicente Fox.

Oriundo de Navojoa, Sonora, Aguilar pasó de jesuita a guerrillero ?como parte del equipo de comunicación del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador-, y años después participó en la campaña presidencial de Cuauhtémoc Cárdenas en 1994.

En julio de 2002 se incorporó a la Presidencia a invitación de otro sonorense, Alfonso Durazo, a quien dos años después relevaría en la Coordinación General de Comunicación Social de la Presidencia.

Con un gesto enérgico se desabotona el cuello de la camisa y se afloja la corbata. Es un día ?intenso?, como llama a los días difíciles.

?El portavoz es una exigencia de la realidad democrática ?define- principalmente porque los medios se mueven en absoluta libertad e independencia y exigen ser informados?, afirma Rubén Aguilar.

Orgulloso de su labor como voz del Gobierno Federal, Aguilar recapitula los cuatro objetivos con que se creó la Vocería: 1) proponer la agenda desde Los Pinos; 2) dar respuesta de manera rápida y eficaz a las inquietudes de la prensa; 3) coordinar el discurso del Gobierno; y 4) actuar como control de daños en situaciones de crisis.

?Todas se han cumplido sobradamente?, comenta.

Sin embargo, señala que una de las mayores virtudes de su presencia pública ha sido el evitar el desgaste continuo del presidente, quien estaba sujeto a la coyuntura y sin lograr posicionar su discurso estratégico.

Crítico y autocrítico, advierte que en medio de la construcción de la gobernabilidad democrática, la relación entre los medios y el poder tendrá que irse adecuando hasta llegar a puntos de ?normalidad? en donde los medios logren trascender la superficialidad de las declaraciones y el Gobierno por su parte asuma cabalmente la transparencia en todas sus acciones.

?Los medios están metidos en una lógica coyunturalista que no trasciende la anécdota, el error, lo trivial y superficial; no trasciende el periodismo de dichos. El Gobierno tiene que ser mucho más transparente para que se conozca todo su actuar en el ámbito público, ofrecer mucha mejor información?, explica.

La guerrilla

Luego de vivir en Mexicali de 1952 a 1957, Aguilar estudió la preparatoria en el Colegio Regis, de Hermosillo, donde tomó la decisión de unirse a la Compañía de Jesús, a la edad de 19 años.

?Nunca había visto a un jesuita en mi vida, sabía de la figura del Padre Kino, que para mí significaba muchísimo como para la mayoría de los sonorenses, y yo quería servir a los demás y trabajar para que el mundo fuera mejor?.

En la compañía pasó 14 años haciendo trabajo comunitario en Chiapas y Chihuahua, de enero de 1966, a noviembre de 1979.

?Esos años me permitieron ampliar mi horizonte del mundo, comprender la complejidad de la realidad y entrar en contacto con los sectores más pobres del país?.

Como jesuita estudia letras, filosofía y teología y más tarde realiza una maestría en sociología. Esos años también le dieron la posibilidad de vivir una nueva relación con la fe.

?Me asumo como un creyente que trata de vivir desde los valores del evangelio, donde la construcción de la fraternidad, la justicia, son valores esenciales?.

En ese contexto comenzó a conocer las ideas de la Teología de la Liberación, en su opinión, ?una de las pocas propuestas teóricas que desde América se han hecho para el mundo?.

Con una sólida formación marxista, Aguilar decide incorporarse definitivamente al frente guerrillero Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN) en El Salvador, donde desempeña actividades de comunicación para romper el ?cerco informativo? en torno al conflicto guerrillero.

Revitalizado por los recuerdos, reseña que su misión en aquellos años era por un lado dar a conocer el genocidio que estaba cometiendo el Gobierno salvadoreño y por otro informar de la fuerza que la guerrilla estaba tomando en varias zonas del país.

Con viajes itinerantes entre la Ciudad de México, San Salvador y Managua, Rubén Aguilar crea la agencia Sal Press, que llegó a tener una docena de corresponsalías en todo el mundo.

La otra parte de la estrategia, reseña, fue cómo llevar a los periodistas a los frentes de guerra.

?En los primeros meses de 1981, con la guerra en plena intensidad, metimos al menos 40 equipos de televisión?.

Registrado oficialmente como corresponsal de la agencia italiana Inter Press Service, participó en acciones de logística para introducir o sacar documentos estratégicos, pero nunca participó en el área militar.

Su paso por el FMLN duró desde principios de 1980 hasta noviembre de 1984, cuando una noticia cambió la perspectiva de su vida: su esposa Sibile, una alemana que había conocido en el frente de guerra, le comunicó que estaba embarazada.

?Decidí que yo no tenía derecho de decidir por Sara ?su hija mayor- y que si quería traer un hijo al mundo tenía que comprometerme con ella, que no podía arriesgar mi vida.

?Tengo dos de mis mejores amigos que en la guerrilla se casaron y en la guerrilla tuvieron a sus hijos. En los dos casos sus mujeres fueron asesinadas en la guerra?.

La apuesta por la democracia

A su regreso a México, Aguilar instaló un despacho de consultoría sobre temas relacionados con educación popular, proyectos de alfabetización y elaboración de modelos para el INEA.

Deja el despacho en 1994, para incorporarse al equipo de campaña de Cuauhtémoc Cárdenas, junto a Adolfo Aguilar Zinser, Fritz Glockner y Jorge Castañeda.

?Después de ocho años de estar sólo en el despacho sentía que tenía que hacer algo más?, argumenta.

Todavía unos meses después que ganó Ernesto Zedillo la Presidencia de la República, Rubén Aguilar colaboró con Cárdenas diseñando la Fundación para la Democracia, que preside el ingeniero.

Con la inquietud social e intelectual que le dejaron los años en El Salvador, Aguilar buscó frentes desde donde contribuir al advenimiento de la democracia.

?Nunca pensé que la guerrilla pudiera tener lugar en un espacio en México con un Estado tan consolidado, aunque autoritario, pero tremendamente legitimado a través de una lógica corporativa y clientelar que no daba camino a la vía armada?.

Luego del triunfo de Vicente Fox en 2000, algunos de sus antiguos compañeros de lucha, en particular Facundo Guardado ?que después fue candidato a la Presidencia de El Salvador- y Alberto Henríquez le recomendaron participar en el Gobierno y tratar de apoyar a la construcción democrática.

Y finalmente en julio de 2002, otro sonorense, Alfonso Durazo, lo llamó desde Los Pinos.

?Pensé que me iba a dar un contrato para el despacho de consultoría?, recuerda convencido que la lucha hoy debe ser por la vía democrática.

?Participar en el primer Gobierno de alternancia después de un régimen autoritario de más de setenta años lo sentí como una exigencia de coherencia?, afirma contundente.

Argumenta que en su perspectiva la democracia como estructura de organización permitirá avanzar en la construcción de un mundo mejor y de una economía más justa y equitativa.

Y de antemano ataja cualquier crítica.

?No hay una contradicción entre mi anterior forma de pensar y el haber colaborado con este Gobierno, yo me sigo ubicando, si es que hay que usar una formulación como un socialista democrático?, dice Rubén Aguilar quien agrega, ?Hay gente supuestamente de izquierda que en realidad tiene una actitud pequeño burguesa para enfrentar la vida, les aterroriza cambiar, prefieren vivir en un pensamiento anacrónico que los hace sentir bien pero con el que ya no pueden contribuir a mejorar el mundo, automarginándose, repitiendo recetas y modelos que fueron pensados para otras épocas y que no tuvieron el valor de poder reformar.

?Siempre he tenido una actitud de no temer al cambio, no tengo miedo a intentar transformar el mundo, pero desde las nuevas claves?.

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