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Época para chiviar

Javier Fuentes de la Peña

Pasan los días y cada vez se acerca más la época navideña. Las tiendas comienzan a surtirse de los productos que pondrán a la venta en unos días. Los niños eligen escrupulosamente los juguetes que incluirán en su carta a Santa Claus. Las amas de casa se preocupan hasta el exceso en la decoración de sus hogares. Y, mientras tanto, a los padres de familia se les comienza a caer el pelo, les sudan las manos, las uñas se convierten en su comida preferida, las canas comienzan a reproducirse con una velocidad alarmante, y en la mente habita un solo pensamiento: “¿De dónde fregados sacaré el dinero suficiente para sobrevivir a la temporada navideña?”.

Y mientras las tiendas se preparan, y los niños hacen sus cartas a Santa Claus, y las amas de casa decoran sus hogares, y los “jefes” de familia se quedan sin uñas y sin cabello, los aduanales se preparan para su época de vacas gordas revisando las técnicas de soborno con las que podrán obtener mayores ganancias en este año, aprendiendo nuevas herramientas de intimidación, y estudiando los precios de los productos que solemos comprar con mayor frecuencia en el vecino país.

Al viajar a Estados Unidos en coche todos van tranquilos menos el padre de familia. Durante el camino va serio y trata de calcular mentalmente lo que habrá de gastarse en ese viaje. Al regresar de Estados Unidos todos vienen tranquilos, menos el padre de familia que está ansioso por la incertidumbre de lo que dictará el destino al llegar a la aduana. “¿Será bueno que declare? ¿Y si me toca verde? ¿Pero qué puedo hacer si me toca rojo y un aduanal se empeña en quitarme hasta las latas de chili beans?”. Éstas y mil preguntas más suelen hacerse por los automovilistas a la hora de cruzar el puente.

Sin embargo, ¿existe la necesidad de someterse cada año al mismo martirio? La verdad es que sí. Con temor a parecer malinchista, he de afirmar que realizar las compras navideñas en Estados Unidos acarrea algunas ventajas.

Todos sabemos que comprar un pantalón de calidad en México es más caro que comprarlo en territorio norteamericano. Lo mismo pasa con los juguetes y con muchas cosas más. Estoy convencido que el amor a México debería motivarnos a no pisar el suelo estadounidense para dejar allá nuestro aguinaldo, sin embargo, esto no podrá lograrse mientras se sigan produciendo en nuestro país productos incapaces de competir en precio y en calidad con los que se venden en Estados Unidos, y, aunque muchos de ellos se fabrican en México, no se venden aquí.

Pero surtir nuestras cartas de Santa Claus en el vecino país del norte tiene también muchas consecuencias negativas. En primer lugar, la industria nacional sufre pérdidas millonarias debido al contrabando.

En segundo lugar, se fomenta la corrupción al beneficiarnos de los “favores” que muchos aduanales nos hacen a cambio de una cantidad considerable de billetes verdes. Es triste, pero muchas veces nos vemos orillados a fomentar la famosa mordida. En una ocasión, por ejemplo, decidí declarar la mercancía que había comprado, pero eso resultó ser contraproducente. Al ver que iba a pagar impuestos, un aduanal se molestó a tal grado que me obligó a sacar todas las cosas que llevaba en la cajuela del coche y me pidió que recitara los precios de cada artículo, hizo decenas de preguntas para ver si mentía en algo, en fin, utilizó todas sus mañas para tratar de hacerme caer en alguna irregularidad y así proceder al famoso ritual de la mordida, lo cual afortunadamente no sucedió.

Es duro darse cuenta que muchas veces los aduanales tratan peor a quienes respetan las leyes, lo cual provoca que muchos opten por arriesgarse o, según sea el caso, a emprender a una negociación con el agente aduanal.

Siempre se ha dicho que el Gobierno está comprometido con el combate al contrabando, sin embargo, para erradicar esta práctica no es necesario despedir a aduanales corruptos ni instrumentar medidas de mayor control. Si se producen en México productos de calidad y a un precio competitivo, estoy seguro que para nadie será negocio importar ilegalmente mercancías de Estados Unidos y, los pequeños compradores, podremos dejar en nuestro país el dinero que cada año despilfarramos en épocas navideñas.

Correo electrónico:

javier_fuentes@hotmail.com

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