Para muchas mujeres, el 10 de mayo no representa una ocasión para festejar, sino todo lo contrario
El Siglo de Durango
Nostalgia, añoranza, tristeza e impotencia al no poder estar cerca de sus hijos, es el sentir de dos madres trabajadoras, quienes hablan de sus sentimientos y sus pesares como mujeres, admitiendo que el festejo del 10 de mayo no representa una fecha especial, pues siguen con sus actividades cotidianas y con la esperanza de que la situación con sus hijos mejore. Sus nombres: Alma Rosa Aguirre y Silvia Gómez Arámbula.
Estas mujeres trabajan vendiendo tacos ?sudados?, cumplen un horario de 8:00 a 14:00 horas diariamente (en el caso de Alma Rosa incluso los domingos y Silvia sólo seis días a la semana), y admiten ser sólo empleadas. El ingreso que perciben es aproximado a los 700 pesos semanales, misma cantidad que es distribuida para solventar los gastos de su hogar, ya que en ambos casos, a pesar de que se encuentran casadas, tienen esa responsabilidad.
Alma Rosa tiene dos hijos: Maribel y José Ángel, ambos de apellidos Ortega Aguirre, de 22 y 20 años, respectivamente; también tiene un nieto de tres años de nombre Martín Jair, pero en la práctica es su hijo, porque toda la vida del menor ha estado con ella, e incluso lo registró con los apellidos de su marido y de ella, de tal manera que es otro hijo, admite.
Cuando nombra a Martín Jair se refleja alegría en su semblante, pero cuando se le cuestiona más sobre el tema ese gesto se desvanece de su rostro rápidamente y mencionó que el menor es hijo de su hija, pero que ella (su hija Maribel) se casó y vive en otro estado. Hace una pausa y recalca: ?las puertas de mi casa están abiertas para cuando decida regresar?, y de nueva cuenta se asoma el dolor a su rostro pero trata de controlarlo, las lágrimas aguardan en sus ojos.
El Día de la Madre es un festejo muy triste, manifestó Alma Rosa, quien aseguró que es una fecha que no celebra desde hace tres años, aunque admite que le gusta visitar a su madre; pero por su parte, no ve a sus hijos debido a que en la actualidad se vive ?una situación difícil con ellos?.
Las lágrimas esta vez no pudieron ser contenidas más en sus ojos y brotan sobre sus mejillas; a pesar de que trata de ocultarlas, sus ojos vidriosos manifiestan sus sentimientos de manera involuntaria, su mirada se pierde por unos instantes y, en un respiro profundo, reúne ánimo para seguir conversando.
Del festejo no echa de menos nada, de sus hijos sí, y es entonces cuando aseveró que recuerda con nostalgia la niñez de sus hijos, cuando la unión familiar era parte de sus vidas; ?extraño el hecho de que mis hijos nunca estaban tristes, siempre sonreían y eran apegados a mi?.
Posteriormente, y en otro tono de voz, comentó que desconoce en qué se equivocó con sus hijos, en qué falló y expresa: ?tanto trabajo para nada?, refiriéndose al hecho de que los esfuerzos para mejorar la situación económica y tratarles de dar una vida mejor a sus hijos no valió la pena, pues se encuentran distanciados.
Esta mujer manifestó que desde que se casó, su esposo ha trabajado en las ferias, por lo que tuvieron que desplazarse de un lugar a otro durante mucho tiempo, primero como pareja, posteriormente como familia, hecho que no puede cambiar y admite que, por esa razón, sus hijos no pudieron cursar sus estudios de manera ?normal? en un solo lugar ni en tiempo, pero que a final de cuentas lograron realizarlos por medio del sistema abierto.
Por otra parte, afirmó que desde que sus vástagos eran pequeños se les involucró en los diferentes oficios y trabajos que la pareja desempeñaba en aquel tiempo, con el afán de brindarles herramientas para un futuro, pero de igual manera es una situación contra la que sus hijos manifestaron su descontento.
La desesperación se hace presente en ella, inicia el jugueteo con sus manos, se levanta de su lugar y en una sonrisa para esa ansiedad y de pronto manifiesta que su esposo todavía trabaja en las ferias, y que ella por su parte se encuentra al pendiente de su nieto Martín Jair, y por lo pronto se concentra en el bienestar tanto del menor como del propio y para festejar el Día de la Madre no le interesa nada en especial, más que atender sus pendientes relacionados con el trabajo, cuidar a su nieto y estar atenta de los asuntos de su casa, tales como comida, limpieza y mantenimiento, básicamente.
DESILUSIÓN
Otra mujer que aseveró que el festejo del día 10 de mayo no representa alegría para ella es Silvia Gómez Arámbula, madre de tres menores: Daniel Guillermo, Silvia y Abigail de 12, 11 y dos años de edad, respectivamente, de apellidos Núñez Gómez, pues manifiesta que a pesar de la corta edad de sus vástagos ellos ya tienen reproches qué hacerle.
Silvia señaló que asiste a su trabajo seis veces por semana, es decir de lunes a sábado, porque el domingo vende menudo en su casa porque tiene que sacar los gastos de la familia, pues su esposo renunció hace algunos meses a su trabajo y no ha encontrado empleo.
Del festejo del Día de la Madre se refiere como ?un día normal, común y corriente?, aunque admite con un semblante de tristeza y esperanza que desearía llegar a su casa y que la estuvieran esperando para compartir algunos momentos gratos; ?algo sencillo: un abrazo y un pastelito?.
De pronto, las lágrimas se hacen presentes de un momento a otro, la voz entrecortada y baja, expresa lo que recuerda del año pasado: ?me dieron un abrazo hasta que yo se los pedí, a pesar de que sí sabían el día que era? y trata de no seguir recordando aquel suceso y comenta que la adolescencia es una etapa de rebeldía.
En otro orden de ideas, Silvia dice estar convencida de que ?los hijos somos injustos al juzgar a los padres?, pues en su caso aseguró que a pesar de que su hijo mayor cuenta con 12 años ya le cuestiona el hecho de haber trabajado en determinado lugar, pero ella, quien en esos momentos se cuestiona y se responde, aseveró que lo hizo para brindarles protección y seguridad a sus hijos, ya que en ese tiempo se encontraba separada de su marido y la situación era más complicada.
Porque a pesar de que vendía dulces en la casa, el ingreso no era suficiente para solventar los gastos de comida, escuela, salud, transporte, vestido, despensa y demás necesidades de los menores y de ella, por lo que ella no logra estar tranquila, pues su primogénito cuestiona muchas situaciones que desconoce, por lo que tomó la decisión de trabajar fuera de casa, de ahí que sus hijos padecieron algunos malos tratos por parte de familiares, pero destacó que no tenía otra opción en aquel momento, sino más bien necesidad económica para mantener a su familia.
A pesar de que la madre simboliza vida, refugio, amor incondicional, entre otras muchas cosas representativas para la vida del ser humano, son también las personas que más sufren la incomprensión por parte de sus seres queridos, muchas de las veces por egoísmo o por capricho, porque a los hijos se les olvida que, además de madres, son mujeres imperfectas, que a pesar del amor que sientan por ellos, no dejarán de equivocarse, de ahí que la tristeza y la desilusión de festejar el Día de la Madre represente un día común y corriente, carente de emotividad para ellas. Así lo expresaron estas dos madres trabajadoras.
Y señalaron por último que lo que han hecho y seguirán haciendo va a ser en relación con las prioridades y necesidades de sus hijos, porque para ellas representan todo, a pesar de que ellos no lo vean así, ya habrá tiempo para recapacitar, pero recalcaron que nadie puede arrancar el amor que sienten por ellos, porque no pueden dejar de sentir el cariño de madre, finalizaron.
FICHA TÉCNICA
Nombre: Alma Rosa Aguirre.
Madre de: dos hijos y un nieto (que en la práctica es su hijo).
Nombres: Maribel, José Ángel y Martín Jair, todos de apellidos Ortega Aguirre.
Edades: 22, 20 y 3 años, respectivamente.
Actividad: empleada.
Días laborales: siete, de lunes a domingo.
Horario: 8:00 a 14:00 horas.
Qué espera del festejo del Día de la Madre: Nada.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.
FICHA TÉCNICA
Nombre: Silvia Gómez Arámbula.
Madre de: tres hijos.
Nombres: Daniel Guillermo, Silvia Yaneth y Abigail Azeneth, todos de apellidos Núñez Gómez.
Edades: 12, 11 y 2 años, respectivamente.
Actividad: empleada.
Días laborales: seis, de lunes a sábado; los domingos vende menudo en su casa.
Horario: de 8:00 a 14:00 horas.
Qué espera del festejo del Día de la Madre: convivir con su familia y un pastel para compartir con sus hijos.
FUENTE: Investigación de El Siglo de Durango.