Agencias
Saitama, Japón.- España quiere el oro en la primera final de un Mundial que disputa, lo quiere para todos y cada uno de los integrantes de la selección, lo quiere también para el basquetbol español, pero lo quiere, sobre todo, para Pau Gasol, descartado para disputarle el metal dorado a Grecia por una inoportuna lesión ósea en el pie izquierdo en la semifinal contra Argentina.
Gasol está descartado para una final que, como todo el equipo español, soñó durante mucho tiempo. ?La medalla de oro me quitaría todo el dolor que siento?, aseguró al salir del hospital Kato Seikei Geka el jugador de los Memphis Grizzlies, cubierto por un seguro especial para este tipo de contingencias, como los demás jugadores españoles.
El quinto metatarsiano del pie izquierdo del ala-centro no aguantó un reverso en ataque. Una fractura parcial de ese hueso le deja fuera de combate para la final. Su ausencia cayó como una bomba en el seno de la selección. El vestuario de España era un mar de lágrimas después de tumbar en semifinales a Argentina (75-74) por la lesión de ?alma mater? de este equipo más allá de lo deportivo.
Gasol es uno más. Nada que ver con la estupidez de algunas estrellitas. Es un amigo dentro de un grupo de amigos. Verlo salir lastimado del Saitama Green Arena empapado en sudor y lágrimas nada más conseguir el éxito más grande del básquetbol nacional junto con la plata de Los Angeles?84, que ahora se puede superar, partió el corazón de España.
Este equipo, sin embargo, está hecho de una pasta especial, de la misma pasta que Gasol. Nada más entrar al vestuario, con el jugador de los Grizzlies postrado en una silla de ruedas, roto por el dolor y la rabia de no poder ayudar a sus compañeros en la gran final, José Vicente Hernández, el seleccionador español, hizo una llamada a la unión para superar el golpe, a la fuerza del grupo para regalarle el oro a Gasol.
El sudó tanto como el que más para llegar hasta esta histórica final con un grupo de amigos, de esforzados jugadores que saben sacrificarse en pos del bien común, empezando por su propia persona. Qué este hombre no pueda jugar la final es una de esas tremendas injusticias que a veces suceden en el deporte.
Rodríguez y Garbajosa serán claves
España se niega a aceptarla. España quiere colgarle el oro del cuello a su estrella. Quiere devolverle todo lo que él le da. Quiere verle feliz y hacerle más llevadera la recuperación del pie que se jugó por sus colores.
Por eso va a hacer todo lo posible por imponerse a un equipo con mayúsculas como el griego; con un entrenador con mayúsculas como Panagiotis Giannakis; una defensa de libro, igual que la española; y una línea exterior deliciosa con Vassilis Spanulis, Dimitris Diamantidis, Nikos Hatzivretas y, atención, el magistral Theodoros Papalukas.
A España, lo dice ?Pepu? Hernández, le quedan once jugadores. El golpe es muy duro en lo deportivo y brutal en lo personal, pero la selección, donde hay otro Gasol listo para la acción, Marc, quiere el oro.
Grecia es un equipo maravilloso. Actual campeón de Europa, siempre juega al ritmo que le interesa. Lo marca desde las magistrales manos de Spanulis, Diamantidis y Papalukas, en especial éste, que suele incorporarse desde el banco para cambiar de velocidad. Excepcional en la lectura del juego propio y del rival, con un instinto natural para este deporte, el jugador del CSKA Moscú es la prolongación de Giannakis en la pista.
Los griegos suman fuerza física y excelencia táctica a su equipo. Son un bloque hecho a la medida del básquetbol que practicaba su técnico cuando era jugador del Panionios, de la selección griega y, luego del Marusi, donde acabó su carrera. Atrás quedaron títulos nacionales y europeos de clubes y, en el momento culminante, el oro en el Europeo de Atenas?89. Como entrenador lo obtuvo el año pasado en Belgrado. Así es el escollo que separa a España del oro. Seis jugadores de la selección española son campeones del mundo júnior en Lisboa?99 -Felipe Reyes, el propio Pau, Carlos Cabezas, Berni Rodríguez, Juan Carlos Navarro y José Manuel Calderón-. Ellos y el resto del equipo quieren regalarle un oro a su amigo Pau.