La reelección de legisladores ayuda a una mejor gobernabilidad, aunque no los hace moralmente superiores, señala el especialista. Aconseja para México un sistema mixto de rendición de cuentas.
EL UNIVERSAL
MÉXICO, DF.- En el inicio del debate mexicano sobre la reforma electoral que viene, el tema de la reelección inmediata e indefinida de los legisladores comienza a ocupar un lugar central, aun cuando, como ocurre en todo el mundo, los congresistas gocen de mala fama y haya desencanto respecto de su actuación. La reelección, sin embargo, no los hará mejores ?en términos morales o de virtud?, pues no hay que olvidar que antes que todo ?son políticos?.
Quien afirma lo anterior es John M. Carey, un profesor de Gobierno en Dartmouth College (New Hampshire, Estados Unidos) profundamente convencido de las bondades de la reelección de diputados y senadores, quien agrega que la única manera de controlar el poder los cabilderos, los conflictos de interés y el dinero utilizado en las campañas, es aumentando la transparencia y haciendo público el origen de los recursos.
La reelección de legisladores, agrega, contribuye a una mejor gobernabilidad, pues los congresos fuertes con congresistas reelectos, tiene más experiencia y conocimiento de las políticas públicas y pueden trabajar mejor con el Poder Ejecutivo, sobre la base de una relación mucho más equilibrada.
¿Pero la reelección garantiza que se tengan mejores legisladores en términos de habilidades y preparación?, se le pregunta. Y responde: ?En términos de experiencia, eventualmente sí. En términos morales o de virtud, no.
Son políticos. Pero van a ser un poco más responsables frente a los electores y un poco menos a las cúpulas partidarias y va a ser más experto sobre la política pública, con un poco más de fuerza para negociar con el Ejecutivo y posiblemente un poco más innovador sobre las políticas públicas?.
México es un caso rarísimo de países democráticos que no contempla la reelección. En el mismo pequeño club figuran Costa Rica y recientemente, Venezuela y Filipinas. En todos los demás, es decir, ?en el resto del mundo?, lo normal es que exista la reelección de legisladores. ?Es un fenómeno raro la no- reelección?, dice.
Autor, entre otros libros, de Límites a la reelección y representación legislativa (CIDE, México, 2006), Carey insiste en que los legisladores ?normalmente tienen mala fama en todas partes; es un fenómeno mundial?. En Estados Unidos, agrega, ?siempre nos quejamos porque regresan La reelección de legisladores ayuda a una mejor gobernabilidad, aunque no los hace moralmente superiores, señala el especialista.
El especialista en política latinoamericana y sistemas electorales dice que lo más importante para revertir la mala calificación que tienen los diputados y senadores es aumentando la transparencia, para que los electores puedan ver qué están haciendo.
?No siempre es agradable ver cómo debaten, pero siempre es útil ver cómo lo hacen y cómo son los problemas que están tratando de resolver. En la medida en que se les pueda ver más se mejorará la reputación de los legisladores?, afirma.
LAS BONDADES Carey no ve razones para limitar la reelección de legisladores. En su país ha existido siempre y apenas hace unos diez o 15 años comenzó una discusión ?y en 17 de los 50 estados se tomaron medidas en ese sentido?, para poner límites a la reelección y permitirla de manera consecutiva hasta por tres periodos.
La reelección, dice, genera otro tipo de balances en las relaciones establecidas entre poderes, da lugar a liderazgos muy fuertes en los Congresos y permite una mejor gobernabilidad respecto de los grandes asuntos del país, pues los legisladores experimentados conocen la materia pública bien y acuerdan de mejor manera con el Ejecutivo las acciones de política pública más convenientes.
Da lugar, también, a la presencia de personalidades tremendamente poderosas en el Senado o en la Cámara de Representantes (diputados en México), que han logrado establecer grados superiores de autonomía, en donde los líderes de sus partidos apenas si pueden intervenir y los márgenes de maniobra se acortan.
Pone el caso de Edward Kennedy, el senador demócrata por el estado de Massachusetts, que lleva en el cargo poco más de 30 años. Respecto de la reelección inmediata e indefinida de legisladores, Carey expresa su total acuerdo.
?No me parece que haya razón para terminar con la reelección indefinida. Si se termina esa posibilidad también se elimina la posibilidad de castigar o de premiar a los legisladores por lo que hacen en su cargo.
Como se sabe, son muy pocos los países que imponen restricciones: México, Costa Rica y recientemente Venezuela y Filipinas. La norma en las democracias es la posibilidad indefinida de la reelección?, dice.
En opinión de Carey, la reelección garantiza un mejor ejercicio legislativo, pues los representantes tendrán que actuar con el temor de que sus distritos no los reelijan.
CONTRAPARTE Sin embargo, en opinión del académico, no todo lo resuelve la reelección. La rendición de cuentas, por ejemplo, no está garantizada ni en México ni en las mayores democracias. ?La rendición de cuentas nunca es perfecta. Siempre hay problemas.
Los tenemos en Estados Unidos, por supuesto, donde la hay. Creo que, en todo caso, la posibilidad de reelección puede mejora la rendición de cuentas pero nada la garantiza?.
Sin la posibilidad de reelección, continúa, hay solamente rendición de cuentas a nivel partidario, pero no se puede castigar ni premiar a los diputados o senadores de manera individual.
Paradójicamente, en México se podría experimentar con un sistema de rendición de cuentas mixto, dada la representación por distritos y por lista de partidos, agrega.
?Ese sistema mixto puede permitir la rendición individual en los distritos uninominales y a nivel partidario en los distritos plurinominales?.
Carey aborda el tema del desencanto de la población frente a sus legisladores: ?Los países con más alto grado de satisfacción es donde hay un esquema mixto, que es difícil de lograr, por supuesto: algo intermedio entre lo individual (el diputado) y lo partidista.
Un sistema de partidos suficientemente disciplinados para tener una visión de campaña y cumplir cuando se gobierna, pero también que deje abierta la posibilidad de castigar a los legisladores que no sirven, que son corruptos, arrogantes, que de alguna manera ofenden a los votantes?.
John M. Carey, profesor de Gobierno en Dartmouth College, considera que la reelección de legisladores contribuye a una mejor gobernabilidad, pues los congresos fuertes con congresistas reelectos, tiene más experiencia y conocimiento de las políticas públicas y pueden trabajar mejor con el Poder Ejecutivo. (Archivo)