PERSISTENCIA |DESDE HACE CASI 13 AÑOS,LOS TRABAJADORES ESTÁN EN HUELGA.
EL SIGLO DE TORREÓN
La empresa llegó a ser la más representativa de Gómez Palacio.
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Era la primera empresa de su género en América Latina, vestigio de esperanza para las autoridades municipales y estatales que presumían un desarrollo empresarial acelerado para Gómez Palacio y el resto de la Comarca, pues la planta era conocida como ?la precursora del desarrollo industrial de La Laguna?.
La Jabonera La Esperanza, sin duda alguna, era la empresa más representativa de Gómez Palacio hace 20 años. Su estadio de beisbol era reconocido por la población, que acudía con frecuencia. Pero en 1993 la compañía se declaró en quiebra, que no procedió porque meses antes los trabajadores habían emplazado a huelga.
En la actualidad, el edificio luce abandonado. En el interior, los jaboneros mantienen guardias de manera permanente. La planta de detergentes, calderas y demás equipo están totalmente destruidos, en 12 años no se han vuelto a procesar jabones como Olivol, Perla, Lila y Manantial, entre otras marcas. Lo que quedaba del equipo fue vendido por los trabajadores para sobrevivir.
El origen
En la última década del siglo XIX y la primera del XX se desarrollan simultáneamente grandes industrias en las ciudades de Torreón y Gómez Palacio, movidas por la exención de impuestos y el abundante algodón de la zona. En este municipio, Juan Brittingham y Juan Terrazas echan a andar la Jabonera La Esperanza, una de varias plantas en el norte de México y la más grande en América Latina.
En su texto Torreón en las Letras Nacionales, José León Robles de la Torre relata que la Jabonera La Esperanza fue fundada en 1887 por Francisco Belden y aprovechaba la semilla de algodón, que era abundante en la Región. Una vez que se asoció con Juan Brittingham, en 1892, formaron la Compañía Industrial Jabonera de la Laguna.
Juan Francis Brittingham era originario de Missouri y llegó a Gómez Palacio para dirigir la Jabonera. La Comarca era entonces una región de alta inmigración, con gran potencial de desarrollo. En 1949 se agregó la distribución de jabón en polvo y en barra de tocador. La empresa era productiva y se encontraba en expansión, pero una vez que las circunstancias del mercado cambiaron, la compañía no pudo competir con las industrias trasnacionales.
El conflicto
El próximo 15 de noviembre se cumplen 13 años de huelga ininterrumpida en la Jabonera La Esperanza, tiempo en el que el Sindicato de Trabajadores del Jabón y Similares han buscado ante todas las instancias de Gobierno obtener la indemnización que les corresponde por Ley, mientras que el propietario de la empresa, Carlos Acosta Gómez, ha intentado recuperar el inmueble bajo el argumento de que los ex trabajadores ya fueron liquidados.
La problemática comenzó en noviembre de 1993 cuando el patrón se declaró en quiebra, pero tres meses atrás los empleados habían emplazado a huelga y por este motivo no era procedente la declaración de quiebra, los ex trabajadores consideran que está demostrada la comisión de un delito, porque la compañía declaró una quiebra fraudulenta.
Sin embargo, el problema laboral está ?estancado? desde el 30 de agosto de 2002, cuando la Junta Federal de Conciliación y Arbitraje se declaró incompetente para seguir conociendo de este litigio, y resolvió que las partes deberían solucionar cualquier controversia en la Jurisdicción de Gómez Palacio, para emitir esta resolución la Junta se basó en un supuesto convenio que fue firmado el ocho de enero de 1998 por ambas partes.
No obstante, los jaboneros aseguran que este convenio fue alterado y se presentó ante la Junta Federal para tratar de demostrar que los obreros ya habían sido indemnizados. El documento fue la base de la resolución que emitió la Junta en agosto de 2002 para declararse incompetente.
Durante la administración de Rafael Villegas Attolini, el Ayuntamiento facilitó a los jaboneros un préstamo de 1.3 millones de pesos, y a cambio se estableció en un convenio donde los ex trabajadores aceptaron que le sería donada al Municipio una superficie de terreno de siete mil 700 metros cuadrados.
Desesperación
De los jaboneros que laboraban en La Esperanza quedan muy pocos. Muchos de los que iniciaron el movimiento ya emigraron a otras tierras en busca de empleo para el sustento de sus familias, otros ya no viven, pero sus viudas y descendientes siguen firmes y en espera de la legalidad que no recibieron hace 12 años.
El lunes cinco de agosto del 2002, los medios nacionales hablaban de cómo los 146 trabajadores de la Jabonera La Esperanza decidieron desmantelarla para cobrarse, nueve años después, lo que por Ley les pertenecía. La desesperación de los empleados surgió a raíz de la muerte de Casimiro Sánchez Solís, quien tenía 95 años de edad, laboró por más de 70 años en la planta y nunca tuvo justicia.
Han fallecido 16 de los 38 pensionados y siete de los socios sindicalizados, ninguno recibió su remuneración por tantos años de trabajo. La empresa enfrenta dos demandas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), por haberles retirado el servicio, pero nada se ha resuelto por el burocratismo imperante en la dependencia, dice el secretario.
Los priistas de Gómez Palacio todavía recuerdan que este movimiento fue decisivo para que por primera vez en la historia de este municipio, el Partido Revolucionario Institucional (PRI) perdiera la diputación del distrito federal 02 de Durango cuando Manuela Domínguez era candidata.
Los jaboneros tienen su manera de recordar el aniversario de la huelga. No es un día de celebración y alegría, pero sí de renovación de los objetivos y para retomar la esperanza, por ello se presentan ante las autoridades correspondientes y piden el apoyo en la solución del conflicto. No obstante, la respuesta no ha sido definitiva, se reciben promesas y largas, hasta que nuevamente el calendario marca el cinco de octubre, y saben que cumplieron un año más.
Los jaboneros sostuvieron una huelga de hambre para 1997, querían presionar a las autoridades laborales para que dieran una solución, pero esto no prosperó por la intervención del ex gobernador de Durango, Maximiliano Silerio Esparza.
El secretario del Sindicato de Trabajadores del Jabón y Similares recuerda que los empleados fueron desalojados pero volvieron a entrar de forma legal en noviembre de 1993. El secretario del Trabajo, Fermín Díaz, dice que lo único que los trabajadores tienen son las ocho hectáreas donde se encuentra la planta y la chatarra que venden para sobrevivir.
La deuda
Al estallar la huelga, en 1993, había 232 empleados en la empresa, 164 pertenecían al sindicato, 37 pensionados y el resto era personal de confianza. El secretario del Trabajo comenta que hasta el momento han fallecido poco más de 20 socios activos, en caso de que se diera una solución sus familiares tendrán derecho a cobrar la parte que le correspondía al ex trabajador.
De acuerdo a la Ley Federal del Trabajo, los jaboneros calculan que su ex patrón les adeuda más de 16 millones de pesos, pues en su tiempo ganaban 19 mil 200 pesos diarios, que en la actualidad son 19.20, por lo que se trata de alrededor de 23 millones de pesos.
Los trabajadores han pedido al gobernador de Durango, Ismael Hernández Deras, la escrituración del predio a favor de los empleados, ya que el terreno está valuado en 80 millones de pesos, aunque anteriormente alcanzaba los 160 millones con todo y maquinaria.
La fábrica ha sido saqueada en diversas ocasiones por los vecinos de los alrededores, además de que fue invadida por organizaciones populares durante el conflicto laboral. Sus bardas están cayéndose y los vándalos se introducían con frecuencia para consumir drogas ocultos en el interior, por lo que los jaboneros colocaron una malla ciclónica, a fin de evitar el paso de malvivientes a la empresa.
Han pasado 12 años y el conflicto de la Jabonera La Esperanza parece no solucionarse. El edificio en deterioro ha pasado a ser parte del paisaje urbano de los gomezpalatinos que circulan por la colonia Brittingham y sus alrededores.
Los trabajadores aseguran que formarán un asentamiento humano en los terrenos de la fábrica, un proyecto que no han logrado concretar debido a que no cuenta con los servicios básicos y el inmueble está en muy malas condiciones.
Sin posibilidades de solución
En noviembre del año pasado, una comisión de 20 empleados de la Jabonera La Esperanza se reunió con el alcalde, Octaviano Rendón Arce, para buscar una solución a su problemática, que desde hace 12 años les mantiene en huelga.
El presidente municipal expuso que en la actualidad no hay posibilidad de una solución de carácter administrativo, sino que tiene que ser algo legal. Aseguró que la función de la Administración sería como gestores e intermediarios para poder avenir a las partes en conflicto, pues el Ayuntamiento no puede interferir ni es parte dentro del juicio.
Las partes llegaron al acuerdo de que seis millones de pesos serían cantidad suficiente para finiquitar el asunto laboral, motivo por el cuál se busca comprador a la empresa, aunque el predio no ha resultado muy atractivo, puesto que no está urbanizado.