Gustavo Alejandro Galván Quezada de pronto se convierte en el famoso réferi lagunero.
GÓMEZ PALACIO, DGO.- Jueves por la noche, día tradicional para quienes gustan de la lucha libre. Todo es bullicio en las afueras de la añeja Arena Olímpico Laguna, la venta de máscaras, pequeños rings y luchadores de plástico, semillas y gorditas está en su apogeo.
Frente a la taquilla, la fila para la compra de boletos se alarga poco a poco. Esta no es una noche cualquiera, es una velada especial donde al frente del cartel están El Hijo del Santo y Blue Demon, dos de los más taquilleros elementos de la lucha libre.
Poco después de las 21:00 horas, desciende de su automóvil un elemento ataviado con su uniforme de gala, pantalón negro y playera a rayas verticales en blanco y negro. Es uno de los jueces que tendrá a su cargo la impartición de justicia sobre el encordado: ?Viruta?, quien luego de cumplir con sus obligaciones como repartidor de comida en una lonchería se transforma en autoridad, donde hasta el más pintado de los gladiadores deberá seguir sus instrucciones, caso contrario se arriesga a una descalificación.
En cada velada de los jueves, este elemento tiene a su cargo dos o tres luchas, por lo general en los turnos estelares, donde desde su misma presentación es bien recibido por el público, a diferencia de sus colegas ?Frijolito? o ?Chabelo?, que por su tendencia hacia un determinado bando por lo general aparecen y desaparecen de la escena en medio de abucheos.
Gustavo Alejandro Galván Quezada resulta ser un perfecto desconocido para cualquier ciudadano de la Comarca Lagunera, pero no es así cuando se habla de su otra personalidad, el famoso réferi de lucha libre conocido como ?Viruta?, uno de los mejores elementos laguneros que ejerce este oficio dentro del deporte de los costalazos, donde su voz se escucha y su trabajo se respeta.
Nace su pasión
Originario de la colonia Las Magdalenas de Torreón, desde los 12 años debió emigrar a Gómez Palacio, donde, a su decir, hoy forma parte de la gloriosa colonia Santa Rosa de Lima, cuna de grandes personajes del deporte y espectáculo.
Como cualquier otro aficionado, Gustavo Alejandro acudía a la lucha libre, incluso se hizo amigo de varios de ellos y entrenó a su lado; su sueño era desde luego convertirse en un gladiador profesional, pero su suerte estaba echada.
Un domingo de hace trece años, acudió a presenciar el programa, y de pronto fue invitado por los propios luchadores para que la hiciera de réferi. Sin pensarlo mucho subió al ring y ese día marcó el inicio de una nueva vida para él, los gritos de la gente, las reacciones de los propios gladiadores y el sentir el don de mando sobre el encordado embrujaron a este jovencito, que en aquel entonces contaba con 23 años.
A partir de ese momento se olvidó de la preparación en el gimnasio y de sus sueños por convertirse en luchador, el destino le había marcado el camino a seguir a partir de ese día y no lo ignoró.
Ahora en lugar de pulir sus cualidades como gladiador prefería adquirir conocimientos como juez de lucha libre y por ello se acercó a su gran amigo ?El Greñas?, quien para ese entonces era ya un estelar réferi en la Olímpico Laguna.
La gran amistad entre ellos muchas veces se vio opacada por circunstancias de esta misma actividad, sus diferencias en las marcaciones sobre el ring provocó que algunas veces se dieran hasta con la cubeta, incluso llegaron protagonizar duelos personales de apuestas, donde se jugaron la cabellera.
?Fuera del ring ha sido mi gran amigo y maestro, hoy está retirado debido a una lesión en su tobillo izquierdo, pero sé que tiene muchos deseos por regresar a trabajar como réferi, espero que pronto podamos volver a compartir nuestro trabajo?.
Impone su sello
Celoso de su deber como máxima autoridad sobre el encordado, dice estar siempre al pendiente de lo que ocurre con cada uno de los gladiadores en acción, ya que la legalidad es uno de sus valores, de ahí que procure ser siempre justo al aplicar el reglamento, aunque puede tener fallas.
?En mis inicios, la gente me gritaba ?Viruta?, en alusión al cómico que hacía pareja con Capulina; yo era chaparro y flaco, así que de inmediato me bautizaron con un apodo que hoy llevo con gran orgullo?.
Al grito de ¿qué dice, ?Viruta??, el público cuestiona al réferi sobre la respuesta que obtuvo de un luchador mientras es sometido por un colega, a lo que el hombre de negro contesta enérgico: ?Que no se rinde?, para estallar entonces la carcajada en el graderío.
?La gente me quiere y me aclama, porque reconoce mi trabajo, nunca me enojo sobre el ring, me limito a cumplir con mi trabajo, por lo general no hago caso a lo que me gritan. No soy rudo, ni técnico, soy imparcial.
?Hay compañeros que tienen tendencia para uno u otro bando, yo no soy de esos, aunque de pronto sí me echo algunos lances, pero es la misma gente que me lo pide, me inyecta adrenalina y eso me emociona, muchas veces ni los elementos que están abajo del ring se lo esperan. En ocasiones ni yo mismo me la creo, pero lo hago?.
Como cualquier réferi, ?Viruta? es objeto de cualquier tipo de insultos durante una función de lucha libre, pero más allá de ofenderse o sentirse menospreciado se crece al castigo y se eleva su orgullo personal. ?Para mí una mentada de madre es como un aplauso, la recibo con el mayor gusto del mundo, se trata de un reconocimiento a mi labor. Mi miedo no es a sufrir una lesión, sino a que la gente deje algún día de gritarme y me olvide?.
Pese a su personalidad sobre el encordado, este juez dejó en claro que el respeto al público será siempre fundamental, ya que no es posible que el réferi insulte o conteste agresiones al público, es ir contra la imagen de un impartidor de justicia.
Al salir del ring y de la misma arena, no pocos aficionados se le acercan para saludarlo y en algunas ocasiones solicitarle un autógrafo o tomarse una foto, finalmente se trata del réferi estrella de la Olímpico Laguna.
Abajo del ring
Al final de la función, poco después de la medianoche, todo el glamour que envuelve al pancracio ha terminado y el ?Viruta? vuelve a ser Gustavo Alejandro, quien se dirige a su glorioso barrio de Santa Rosa, donde descansará al lado de su familia para empezar a temprana hora una jornada más de trabajo, donde buscará ganarse la chuleta para él y sus herederos.
Fuera del encordado ?Viruta? adopta su otra personalidad y día con día recorre las calles de Gómez Palacio en su motocicleta para hacer entrega de las tortas que solicita la clientela de la empresa para la cual trabaja.
Es además un padre de familia pendiente de las necesidades de su esposa y cuatro hijos, a quienes define como su mayor tesoro y motivo de orgullo, por los cuales vale la pena hacer cualquier sacrificio, más si al final es premiado con una sonrisa de los seres que ama.
?Me preocupa la niñez y la juventud, yo tengo cuatro hijos y veo con tristeza la proliferación del vicio, por ello procuro estar siempre cerca de ellos, les doy consejos y procuro ser su amigo?.
Ser original
?Viruta? admira a grandes jueces de ring, entre ellos a don Roberto ?El Güero? Rangel, y anteriormente a ?Gran Davis? (q.e.p.d.), quienes con su estilo muy particular de impartir justicia tienen hoy un lugar entre los consagrados, algo que él mismo busca alcanzar.
?No imito a nadie, me gusta ser yo mismo, imponer mi propia personalidad y estilo de trabajar. Ser réferi es una gran responsabilidad, es una actividad que merece todo mi respeto y dedicación?.
Aunque sueña con ser uno de los grandes de México, sabe que falta mucho camino por recorrer y que para ello habrá que prepararse a conciencia, al saber que son pocos los que logran realmente triunfar en este oficio.
?A uno como réferi le toca hacer un trabajo serio, pero hay a quienes les gusta ser protagonistas y se olvidan del principio básico por el que debe regirse una autoridad, por ello es que no tengo buena relación con ?Frijolito? y en ocasiones ni con ?Chabelo?.
Ficha personal
El ?Viruta? es una figura del pancracio lagunero.
Nombre: Gustavo Alejandro Galván Quezada.
Edad: 36 años.
Oficios: Réferi de lucha libre y repartidor de alimentos.
Lugar de nacimiento: Torreón, Coah.
Edad: 36 años.
Sueño: Convertirse en uno de los mejores réferis de México.
Su deseo: Ser siempre recordado por el público que lo ha visto trabajar.
Estado civil: Casado.
Esposa: Estela González Valles.
Hijos: Gustavo Alejandro, Osvaldo, Sandra y Socorro.
Mejores trabajos: Las de campeonato mundial (Último Guerrero-Hijo del Santo, Último Guerrero-Blue Panther y Último Guerrero-Soberano Junior).
Pasatiempo: Juega a las luchitas con sus hijos.
Miedos: A la muerte y quedar en el olvido.
Mayor tristeza: La muerte de su madre hace seis años.
Momento emotivo: La solidaridad del público al enterarse del fallecimiento de su madre.