DELINCUENCIA | EN LO QUE VA DEL AÑO HAN SIDO DETENIDOS UNOS 200 ?PUCHADORES?
El Siglo de Torreón
Estiman autoridades policiacas que hay cinco tienditas por cada colonia en Torreón.
TORREÓN, COAH.- Como si fueran misceláneas, las ?tienditas? dedicadas a vender droga al menudeo abren sus puertas a diario. El producto se oferta de distintas formas, discretas o descaradas. El comercio de sustancias prohibidas no sólo afecta a los consumidores, también vuelve insoportable la vida de los vecinos en los puntos de venta.
Las famosas ?tienditas? se cuentan por cientos, distribuidas en las más de 400 colonias de Torreón. Van en aumento, a la par de las ganancias que genera el narcomenudeo, esa vertiente del narcotráfico que más pega en la comunidad.
?Estimamos que hay cinco ?tienditas? por colonia?, dice Enrique Ruiz Arévalo, titular de la Dirección General para la Investigación del Secuestro y Crimen Organizado en el Estado (DGISCOE), corporación que encabeza el número de detenciones de personas por delitos contra la salud.
Los números sobre el crecimiento son claros. ?Hace dos años detuvimos a cien personas, el año pasado a 200, y en lo que va del año ya llevamos las 200. ¿Con cuántas vamos a terminar??, señala Ruiz Arévalo.
La lucha es difícil. ?El último escalón de los delitos contra la salud es el narcomenudeo y definitiva-mente rebasa el aspecto policial en cuanto a la afectación a la sociedad?, reconoce José Manuel Nava González, jefe regional de la Agencia Federal de Investigaciones (AFI), adscrita a la Procuraduría General de la República (PGR).
Para las familias, vecinas de las ?tienditas? la vida se vuelve insoportable. Personas entrevistadas no quisieron dar sus nombres, por temor. Se usan seudónimos, pues de otra forma no hubieran comentado sobre el problema que aqueja a sus colonias.
?(Los vendedores) son unos descarados, siempre andan de prepotentes y cuando los agarra la Policía a los tres días andan libres?, dice ?don Carlos?, residente de una colonia del sur-oriente de la ciudad.
Los ?golpes? contra distribuidores de droga no sorprenden ya a muchas personas. ?Los detienen y luego los dejan ir. Aquí vuelven y andan gritando: ?aquí estoy hijos de su p...??, dice ?doña María? en voz baja, temerosa de que alguien la escuche.
UNA MUESTRA
El 31 de julio de 2006, efectivos de la AFI cumplieron una orden de cateo en la colonia Braulio Fernández Aguirre y detuvieron a seis personas que radicaban en un domicilio señalado un mes atrás por una serie de denuncias anónimas.
En la privada Laureles números 1628 y 1630 de la colonia vivían los sujetos con sus esposas. Eran cinco familias que departían entre sí y tenían un común denominador aparte del lazo sanguíneo, la venta de droga.
La movilización policiaca, respaldada por 20 elementos del Grupo Especial Puma, estaba programada para las 2:00 am del lunes 31 de julio. En la azotea de las fincas estaba un vigía, un sujeto de 35 a 40 años con un ligero trastorno mental, tal vez producto del consumo de enervantes.
Dos horas más tardó en vencer el sueño al centinela que junto con los integrantes de la familia Alvarado Soto fueron sorprendidos en calzoncillos, descalzos, sin camisa, y sin tiempo para evadirse por las vías del ferrocarril colindantes con la finca.
A las diez de la mañana, fueron presentados ante los medios de comunicación seis sujetos que dijeron responder a los nombres de Edwin Jesús Aguirre Alvarado, de 22 años; Patricio Alvarado, de 40 años; Teodoro Guerrero Mares, de 20 años; José Ramón Álvarez Aguirre, de 24 años; su padre José Ramón Álvarez Soto, de 47 años; y Tomas Rabali Martínez, de 46 años.
Afuera de la PGR estaban sus esposas e hijas. ?Llegaron sin avisar, se metieron a la casa a la fuerza, estábamos dormidos, nos empujaron?, dijo la esposa de un detenido. Al ser interrogada sobre la venta de droga en su casa optó por el silencio y se retiró.
LA PROLIFERACIÓN
Desde el pasado 11 de septiembre de 2001 ya nada fue igual, dicen los historiadores. Los atentados terroristas en Estados Unidos afectaron tanto en el mundo, hasta el comercio de droga en las colonias de Torreón.
El endurecimiento en la frontera de Estados Unidos con México cambió el movimiento y el destino de la droga que pasa por el país. ?Antes del 11 de septiembre, la droga sólo atravesaba el país y se internaba en Estados Unidos. El cierre de las fronteras obligó a que buena parte de la mercancía se quedara aquí?, señala Ruiz Arévalo.
?Cuando la droga se quedó en México surgió el pago en especie por los servicios de los delincuentes y para ganar dinero, lanzaron a la calle su mercancía?, añade Ruiz Arévalo.
Al respecto del crecimiento del narcomenudeo, Nava González comenta que ?como AFI estamos obligados a que nuestras investigaciones vayan de un nivel a otro, es decir, no sólo atacar la venta, sino la distribución?.
Nava agrega que la metodología de la AFI está encaminada para elaborar estrategias, como son los mapas delictivos, el detectar el mayor índice de denuncia anónima en diferentes colonias, ?porque eso nos va a permitir acercarnos y detectar a los distribuidores, no solamente a los vendedores?.
Sin embargo, desde el cateo de la colonia Braulio Fernández Aguirre no se ha presentado un golpe similar y una explicación puede ser que el comandante Alessander Bonifaz, que ejecutó el mandato judicial, tenía casi tres meses cuando logró su cometido y diez días después fue objeto de una orden de aprehensión en Baja California Sur, por una presunta extorsión.
Nava González habla de un incremento en los cateos. De enero a agosto, en Coahuila se han cateado más de 75 domicilios, 30 en La Laguna.
El objetivo del trabajo, dice Nava, es que ?la sociedad vea que la autoridad encargada de combatir el delito de venta de drogas está haciendo el esfuerzo, quizá no el que ellos quisieran ver, pero el que sí podemos hacer en base al número de elementos que tenemos?.
Para ?don Carlos? las acciones de la Policía nunca van a ser suficientes. ?Este es un negocio familiar, ahora tienen más fuerza porque crecieron sus hijos, todos estuvieron en la cárcel como menores un tiempo y ahora se creen intocables?.
El jefe de la AFI en Coahuila acepta que hay malestar por las liberaciones de algunos presuntos ?puchadores?. ?Esto se debe a que los delincuentes han encontrado la forma de que apegados a los códigos penales, establecen que determinada cantidad se considera para su consumo y se dedican a la venta de drogas ?hormiga??.
Ante la adversidad de la Ley, se buscan otras formas de combate. ?Lo que podemos hacer es ubicar los domicilios y jurídicamente aportar los elementos que pide el Ministerio Público que a su vez son pedidos por el Juez para que se otorguen los cateos?, dice Nava.
A LOS VECINOS
Desde que se cumplió la orden de cateo de la Braulio Fernández Aguirre, los seis involucrados ingresaron al Centro de Readaptación Social (Cereso). El encierro no es garantía para los vecinos, ya que otra persona que vive en la misma privada ya acaparó el mercado. ?En seis meses, luego luego cambió de camioneta?, dice ?don Carlos? para hablar de la prosperidad en el negocio.
?En primer lugar, a los vecinos les digo que mientras una familia se rija por su rango de valores morales, haya comunicación entre padres e hijos, mientras los jóvenes tengan alternativas culturales y deportivas, se dará la mejor protección que se puede tener?, dice Nava González.
Sobre la falta de confianza en las autoridades, se recomienda que no se deje el empeño de seguir denunciando de manera anónima.
Nava González cita el caso de la colonia Durangueña y la describe como un lugar donde antes ?las familias que se dedicaban a vender droga, abusaban de los vecinos, portaban armas en la calle; ahí se logró neutralizar el lugar mediante órdenes de cateo y operativos constantes?.
?Don Carlos? y su esposa ?doña Maria? saben que sus incómodos vecinos están en prisión, pero no acaban de aceptar que la tranquilidad en su colonia pueda durar mucho.
?La Laguna, afortunadamente todavía no alcanza niveles de violencia como ocurre en otras entidades?, justifica Nava González.
?Don Carlos? responde, escéptico: ?Cuando quiera lo invito a pasar una noche de fin de semana aquí?.