Condenan a 253 años y nueve meses de prisión a dos etarras por un atentado cerca del estadio Santiago Bernabéu en 2002.
Santoña (España), (EFE).- Un artefacto colocado supuestamente por la banda terrorista ETA estalló hoy sin provocar heridos en la sede de de un partido político en la norteña localidad de Santoña, en la comunidad de Cantabria, informaron fuentes oficiales.
Fuentes de la Delegación del Gobierno central en Cantabria explicaron que el artefacto estalló a las 08.00 hora local (07.00 GMT) en la sede de Falange, el único partido legal en la época franquista pero de escasa presencia en la política española actual.
La zona donde se ubica la sede de esa formación estaba acordonada por la Policía tras recibir el aviso de la colocación del explosivo, que estaba en la puerta de la sede de esta formación.
Un comunicante, en nombre de la banda terrorista ETA, avisó sobre las 07.10 hora local (06.10 GMT) a la asociación de ayuda en carretera DYA de la provincia vasca de Guipúzcoa de la colocación de este artefacto y de que iba a explotar cincuenta minutos después.
Con este se elevan a doce el número de atentados cometidos por ETA en 2006 y a seis desde que el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, afirmó el pasado 10 de febrero que el momento es propicio para pensar que se vive "el principio del fin" de la actividad de ETA.
Condenan a etarras
La Justicia española condenó hoy a 253 años y nueve meses de prisión a los etarras Mikel San Argimiro e Imanol Miner por la explosión de un coche-bomba en las cercanías del estadio Santiago Bernabéu en 2002, coincidiendo con un partido de futbol, y de otra en una calle del centro de Madrid.
En su sentencia, la Audiencia Nacional española impone esta pena a cada uno de estos miembros de la organización terrorista ETA como autores materiales de dos delitos de estragos, veintidos de lesiones -por cada uno de los lesionados por estos atentados-, uno de robo y otro de falsificación de documento oficial.
Además, les condena al pago de indemnizaciones que oscilan entre 150 y 22 mil euros (de 180 a 26 mil 400 dólares).
No obstante, el tribunal aclara que el límite máximo de prisión será de 25 años, según el Código Penal español vigente en esos momentos.
Acuerda que, "atendiendo a la gravedad de los hechos cometidos y a la peligrosidad criminal de los acusados", tanto para la concesión de los beneficios penitenciarios como para la libertad condicional "compute sobre la totalidad de las penas impuestas en esta resolución".
El tribunal considera probado que los dos etarras formaron el "comando Txirrita", junto a un tercer miembro en rebeldía (Balbino Sáez Olarra), y planearon dos atentados mediante coche-bomba en las inmediaciones del estadio de fútbol del Real Madrid y en una zona del centro de la capital española.
Para perpetrarlos, robaron un coche que estaba estacionado en una calle de Madrid, al que sustituyeron la matrícula por la de otro vehículo de la misma marca y color.
Según explica la sentencia, los etarras estacionaron cerca del estadio Santiago Bernabéu el vehículo, que explotó tal como estaba programado coincidiendo con la celebración de un partido entre el Real Madrid y el Barcelona unas horas después.
Asimismo, se dirigieron a una calle del centro de Madrid en otro automóvil, robado en Francia y que también explosionaron.
La sentencia considera que "el conjunto de la actividad probatoria" conduce a la "inequívoca convicción, ajena a cualquier atisbo de duda racional, de la autoría de los dos acusados".
Señala que las principales pruebas son las declaraciones de los procesados reconociendo los hechos ante la Guardia Civil (policía rural y de fronteras), que se hicieron con todas las garantías legales, así como la localización en un piso ocupado por los etarras de material explosivo, munición y un manual de ETA.
Los atentados de ETA han causado en las últimas cuatro décadas en España más de 800 muertos.