México, (Notimex).- Las obras pintadas por David Alfaro Siqueiros durante sus diversos ingresos a la cárcel por sus ideales políticos y su activismo social, son los elementos que dan vida a la exposición "Arte y prisión: efectos secundarios", que se exhibe en la Sala de Arte Público Siqueiros.
La muestra, que será clausurada el 30 de julio próximo, se inscribe dentro del programa de revisiones del legado del artista mexicano que este año comenzó con el homenaje a Armando López Carmona, muralista y profesor de la Escuela Nacional de Artes Plásticas de la UNAM, y quien trabajó como asistente de Siqueiros.
Curada por el crítico de arte e investigador, Alberto Híjar, la exposición también contará con la muestra de las obras de Jacobo Silva.
Producidas en sus periodos de encarcelamiento de 1930 y de 1960 a 1964, las obras de Siqueiros que se exhiben, provienen de colecciones particulares y del acervo de dicha Sala y estarán complementadas con fotografías y documentos de sus estancias carcelarias, así como cartas procedentes de varios países expresando apoyo a su causa.
Además, los asistentes a la muestra podrán observar la obra de varios artistas dedicada al maestro en cautiverio, textos y poemas de autores como Pablo Neruda, Nobel de Literatura 1971, y Carlos Pellicer, entre otros.
Como contrapunto se montarán 15 piezas recientes de Jacobo Silva, pintor autodidacta.
"Debo trabajar con el cuadro de caballete, mientras sueño con los grandes frescos. El alma sirve para abarcar todas las cosas. Y qué es la prisión en las condiciones en que yo me encuentro, sino un corral de cerca muy alta que impide ver lo que hay más allá, que no es otra cosa que el mundo".
Lo anterior lo manifestó Siqueiros al prestigiado periodista Julio Scherer García, durante su estancia en la prisión de Lecumberri (o Palacio Negro, como también se le llamó), confesión que dio pie al libro "La piel y la entraña".
Es el caso de las piezas creadas en 1930, durante el arraigo que Siqueiros sufrió en Taxco, donde utilizó costales, pigmentos corrientes, trozos de madera y navaja, para significar al mismo tiempo la dura vida de la prisión y las penurias de los trabajadores explotados.
De su larga estancia en prisión (1960 a 1964), en su calidad de dirigente comunista y del Comité por la Libertad de los Presos Políticos y las Defensas de las Libertades Democráticas, su cuantiosa producción pictórica financió los trabajos libertarios mediante la realización de retratos por encargo.
Entre ellos figuran Autorretrato en acrílico, de 1962, y Calabozo (escenografía para justicia troglodita), de 1961.
