Corea del Norte recibió duras advertencias de sus vecinos para que no realice su anunciada prueba nuclear, pero insistió que el ensayo no era una provocación.
EFE
Seúl.- Corea del Sur se unió hoy a Estados Unidos y Japón en sus condenas a Corea del Norte y exigió al régimen comunista que abandone sus planes de realizar una prueba nuclear de consecuencias imprevisibles para la seguridad en el este de Asia.
El presidente surcoreano, Roh Moo-hyun, dio instrucciones a su Gabinete para que aborde "con la cabeza fría, pero con firmeza" la crisis desatada ayer cuando el estado comunista anunció que detonará una de sus armas nucleares "en un futuro" aún por determinar.
Roh ordenó fortalecer la alerta en Corea del Sur, aunque, según la agencia de noticias Yonhap, que citó fuentes militares, las tropas están en un nivel "Watchcon 3" de vigilancia y un "Watchcon 4" de preparación defensiva, es decir, predomina la cautela, pero no se ha declarado la alarma máxima.
Corea del Norte informó el 10 de febrero del año pasado de que se haya en posesión de armas atómicas y ayer, por primera vez, anunció que probará una de esas bombas para aumentar su capacidad de disuasión bélica ante la "hostilidad" de Estados Unidos.
"La amenaza de EU de desatar una guerra nuclear, junto con las sanciones y presiones (impuestas por Washington), obligan a la República Democrática Popular a realizar un test nuclear, proceso esencial para desarrollar la disuasión atómica como medida de defensa", dijo el Ministerio de Exteriores del Norte.
En su reacción de hoy, el Gobierno surcoreano subrayó que "nunca será aceptable que Corea del Norte posea armas nucleares" y urgió a Pyongyang a "renunciar inmediatamente" a su plan de explosionar una de esas bombas.
En una reunión del Comité de Exteriores de la Asamblea Nacional (Parlamento), el ministro de Unificación surcoreano, Lee Jong-seok, reconoció que, aunque no hay signos de un inminente test atómico, Corea del Norte cumplirá su amenaza y llevará a cabo esa prueba, si no se reanuda el diálogo multilateral sobre su desarme nuclear.
"Ese comunicado está dirigido a presionar a EU para que cambie su postura", explicó Lee, en referencia a las sanciones financieras impuestas por Washington a Pyongyang y que son para el régimen comunista el principal obstáculo para la reanudación del proceso de diálogo.
Las conversaciones a seis bandas entre las dos Coreas, China, EU, Japón y Rusia sobre el programa de armas nucleares norcoreano están boicoteadas por Pyongyang desde su última ronda, celebrada en noviembre pasado en Pekín.
Para volver a la mesa de las negociaciones, Corea del Norte exige a EU que retire las sanciones contra varias entidades financieras internacionales y norcoreanas implicadas en delitos de blanqueo de dinero procedente del narcotráfico y falsificación de dólares.
En representación del Gobierno surcoreano, el viceministro de Exteriores Yu Myung-hwan insistió hoy en que "es necesario enviar un serio aviso a Corea del Norte para que no se equivoque al juzgar la actual situación y lleve a cabo la prueba nuclear".