París, (EFE).- El análisis del ADN de dos tipos de pingüino que hasta ahora se consideraban de la misma familia ha revelado que pertenecen a especies diferentes, un descubrimiento que pone fin a una polémica entre expertos.
Científicos del Centro francés de Ecología Funcional y Evolutiva de Montpellier (sur) han determinado por medio de pruebas genéticas que el "Eudyptes moseleyi" que habita las islas australes francesas de Amsterdam y Saint-Paul, en el Indico, se distingue del "Eudyptes chrysocome" de las vecinas islas de Crozet y Kerguelen por el canto y la forma del copete (penacho de plumas en lo alto de la cabeza).
Ambos pingüinos tienen la cabeza decorada por dos grandes copetes y abundan en las Islas Australes y Antárticas francesas del Océano Indico, formadas por los citados territorios y por la Tierra de Adelaida, fracción francesa de la Antártida.
El hallazgo, cuyos detalles se publicarán en la revista científica "Molecular Ecology", fue efectuado por el equipo del investigador Pierre Jouventin, quien considera que los criterios ornitológicos no permitían discernir si se trataba de la misma especie, por lo que había que recurrir al análisis genético.
Las diferencias en el canto y la forma del copete son un mecanismo de aislamiento sexual que estas especies generaron para evitar la hibridación, explica Jouventin, quien hace 25 años ya lanzó la hipótesis de que se trataba de dos especies distintas.
Además del descubrimiento de la nueva especie, el hallazgo también tiene sus consecuencias en el ámbito de la conservación animal, pues los "Eudyptes moseleyi" de Amsterdam y Saint-Paul sólo cuentan con unos miles de ejemplares, lo que les conferiría la condición de especie amenazada.
Los "Eudyptes chrysocome", sin embargo, cuentan con un mayor número de ejemplares, por lo que su supervivencia no está en riesgo.