AGENCIAS
MÉXICO, DF.- La sociedad mexicana aún no recupera la cultura del ?buen pagador?, y hoy cumple sus obligaciones de crédito porque las modificaciones a las leyes financieras facilitan a los acreedores el cobro de deudas, afirmó la directora general de la Administradora de Cartera por Cobrar (ACC), Myrna Blancas.
Aseguró que hoy en día el quebranto por una deuda incobrable es de menos de uno por ciento, lo que habla de la buena salud de las administradoras de cartera vencida. Recordó que en las décadas de los 60 y 70 el mexicano tenía consolidada la cultura del buen pagador, pero con las crisis económicas de los 80 y 90 esa actitud se transformó en ?no pago, porque no tengo?, aunque, dijo mucha gente estaba en posibilidad de hacerlo.
Esta situación derivó en movimientos como el Barzón y que partidos políticos sacaran provecho de las circunstancias al exhortar a los deudores a no cumplir con sus obligaciones, dijo Myrna Blancas.
Hoy en día, con mejores herramientas legales es posible cobrar todo tipo de deudas, porque al moroso le resulta más fácil cumplir su obligación que ir a un juicio donde deberá pagar abogados y además perderá, señaló.
En la actualidad, explicó, el crédito al consumo y proveedurías cíclicas tienen un mayor índice de morosidad, seguidos del sector automotriz, el cual enfrenta dos problemas adicionales que son la devaluación inmediata de la garantía que soporta el crédito.
Asimismo, el segundo problema es la generación constante de intereses sobre un crédito que desde el primer día ya no está respaldado por el valor del propio bien, lo cual se hace más gravoso para el deudor moroso en el caso de daciones en pago; y por último, el crédito hipotecario.
Dijo que el considerable volumen de la morosidad automotriz, de 55 por ciento en la compañía ACC, se debe a las facilidades de crédito que se otorgan hoy en día, sin la precaución de verificar en todos los casos las posibilidades reales de pago.
A esto se suma la poca conciencia del cliente mexicano, quien espera que el vendedor le informe todo lo que está escrito en el contrato sin leerlo y medir consecuencias en cuanto a seguros de vida, daños, robo, etcétera.
