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Faltan herramientas para una eficaz procuración de justicia

El universal

MÉXICO, DF.- Daniel Cabeza de Vaca vive rodeado por una burbuja de vidrios blindados. Cuando transita por la calle va en otra oruga blindada, su familia igual, siempre rodeados de escoltas equipados con alta tecnología para cuidar de su vida. Ser procurador general tiene sus costos. De todo tipo.

Cabeza de Vaca se mueve en una dialéctica caprichosa. No duda en asegurar que el Gobierno mexicano le va ganando la guerra al narcotráfico, pero al mismo tiempo reconoce que, como autoridad, tienen atadas las manos.

“No hay las herramientas para dar la lucha que la gente reclama”, admite en una entrevista. “Se necesitan más recursos, una legislación más flexible que deje de proteger a los delincuentes, que siempre piensa en proteger al delincuente y no a la víctima”.

En la conversación, el procurador Cabeza de Vaca desestima la capacidad de fuego del grupo de sicarios ex militares conocido como Los Zetas, y asegura que la fuerza de estos desertores radica en la protección que reciben de diversas corporaciones policiacas.

n ¿La legislación protege

a delincuentes?

“No es que proteja a los delincuentes, protege los derechos humanos”, responde en automático. “Lo que necesitamos es buscar un justo medio, en el cual las instituciones de Procuración de Justicia no estén atadas de manos, y que se sigan respetando los derechos humanos”.

n ¿Están atados de manos hoy en día?

En muchas cosas sí. Son muy pocas las capacidades de investigación que se tienen. Por ejemplo, las capacidades para hacer información de Inteligencia son mínimas. La Policía como tal no tiene facultades de investigar. Esa facultad la tiene el Ministerio Público que no tiene capacitación para investigar.

n Cabeza de Vaca habla

como si estuviera

frustrado.

No diría que frustrado —ataja—, pero sí preocupado por esta situación.

El narcotráfico domina las preocupaciones, las angustias y los temores de muchos mexicanos. No se encuentra en la epidermis de las preocupaciones, pero sí en las pesadillas.

n ¿Qué siente usted

cuando ve las fotos de

decapitados?

En primer lugar —dice el procurador—, preocupación. Luego viene el coraje.

n ¿Hay gente arriba de los cárteles? ¿Hay gente poderosa que maneja los cárteles?

Difícil saberlo. Es difícil pensar, por ejemplo, que (Joaquín) “El Chapo” Guzmán esté liderando al Cártel de Sinaloa, cuando su trabajo es a salto de mata, cuando el señor no puede ni tomar un celular ni tomar una llamada telefónica. Es difícil pensar que él sea el líder de este cártel en la situación en la que está.

n La respuesta de Cabeza de Vaca tiene diversos

niveles. Duda de la

capacidad de quienes aparecen como los

barones de la droga,

dada la complejidad de

lo que es hoy en día el

negocio del narcotráfico.

“Cada vez más estos grupos tienden a funcionar como corporaciones en los cuales no es una sola persona, no es un solo líder el que comanda, sino que son distintas personas en distintas áreas las que tienen que funcionar”, explica. “Es evidente que la gente que maneja los aspectos económicos de los grupos delictivos es muy diferente a la gente que maneja la operación de recibir la droga o de las ejecuciones, o de toda la parte sucia de este trabajo. Más que pensar en algún líder oculto, lo que debemos es estar conscientes que funcionan como verdaderas corporaciones ya estos grupos”.

n ¿Por qué en 25 años

no ha caído un financiero vinculado con el

narcotráfico?

Caen siempre pequeños operadores. Es lo que hasta ahora hemos detectado, pequeños operadores. Pero muy probablemente los grandes operadores ni siquiera están aquí en México.

n ¿Complicidades de

políticos?

En términos generales, evidentemente las tiene que haber. Habría que hablar de niveles, así como podríamos hablar que hay complicidades de policías, los de la esquina o el jefe de Policía de tal pueblito. Debe haber algunos políticos que no sean muy limpios, pero habrá que ver también a qué nivel. Yo creo que en México, a nivel del Gobierno Federal, de los gobernadores, de prácticamente la gran mayoría, cuando no todos los presidentes municipales; yo creo que ha habido una gran depuración en ese sentido. Por la mayoría de todas esas autoridades, yo sostendría su honestidad y su compromiso en el combate a la lucha del narcotráfico, principalmente en el caso de los gobernadores.

n Naturalmente, como

sugiere el procurador,

la clase política mexicana no es impoluta. ¿En qué nivel se empieza a notar? ¿A nivel de presidentes municipales, de regidores? ¿En qué niveles? Responde elusivo Cabeza de Vaca:

“Este fenómeno empieza a afectar mucho los cuerpos policiacos, yo creo que es a nivel de jefes policiacos, directores de Seguridad, es donde empieza a notarse algo. Y en cuestiones de procuración de justicia, también, es donde se empieza a notar, es donde podemos decir más arriba en escala”.

n ¿En dónde se encuentran los grandes focos de

corrupción policial?

En las policías municipales, son las más proclives a la corrupción y en los lugares donde hay presencia del narcotráfico. Si nos ponemos a ver que en México hay, como lo dijo Genaro García Luna (director de la Agencia Federal de Investigación), 6 mil 690 ó 6 mil 700 cuerpos de Policía, y que se le sigue pagando dos mil pesos a un policía municipal, pues evidentemente son presa fácil de los grupos delictivos de cualquier índole. Les van a dar cualquier protección, ¿por qué? Porque no tienen un sistema de trabajo, no tienen ninguna preparación, no tienen un sistema de control, no hay ninguna coordinación con otros cuerpos de Policía. Entonces, ¿qué es lo que hacen? Pues darle protección a cualquier clase de delincuentes.

n ¿Les pagan dos mil pesos?

Eso es una realidad.

n Un dolor de muelas

Los Zetas han volado en la cultura mexicana de soldados a tropas de élite del Ejército entrenadas en Estados Unidos; a desertores, a sicarios, a matones al servicio de Osiel Cárdenas, a un grupo que quiere ganar autonomía y operar trasnacionalmente a su antojo.

n Parece que lo único que camina sólidamente, a ojos comunes y corrientes son Los Zetas, fuerzas irregulares con enorme capacidad de fuego.

El procurador de la

República, Daniel Cabeza de Vaca no está de

acuerdo con la

descripción sobre un

poder real, del lado

malo de la Ley.

“La capacidad de fuego extralegal de Los Zetas no es tanta”, confía. “El problema es cuando se potencian con la complicidad de las autoridades locales. Lo que los hace fuertes a ellos es la protección de los grupos policiacos, no en sí la capacidad de fuego”.

n ¿Y las bazucas que han sacado?

Son tremendas, pero la capacidad del Estado es mucho mayor. Tenemos mucha más fuerza. Si tenemos un enfrentamiento en contra de ellos en forma directa, tengan la seguridad que les vamos a ganar. No nos van a ganar, no tienen más fuerza que el Estado mexicano. Sin embargo, la fuerza real la tienen ellos por la protección que les brindan las propias instituciones gubernamentales trabajando ahí con ellos.

n ¿Y cuáles son estas

instituciones

gubernamentales?

Las policías municipales principalmente.

n ¿En Nuevo Laredo y

Reynosa, trabajan

con ellos?

Algunos grupos de algunas partes de estas policías les dan protección.

n ¿Y por qué no se atacan?

Eso es precisamente lo que tenemos que hacer, porque los municipios, lo que nos dicen es que no tienen la capacidad para estar revisando periódicamente a sus policías; no tienen la capacidad de estarles haciendo las pruebas antidoping, las pruebas de evaluación poligráfica y de entorno socioeconómico a sus policías. No tienen la capacidad de generar una unidad de asuntos internos que los vigile y puede ser que tengan razón. Lo que tenemos que hacer es pensar en agrupar en que si no tienen esa capacidad, vamos a generar la Policía Estatal fuerte que sí tenga esas capacidades apoyadas por la Federación.

n Llama la atención esta minimización de

Los Zetas porque en

Estados Unidos están preocupados porque se metieron a Texas y han llegado a seis estados en términos operativos.

Como grupo sí son preocupantes, sí son peligrosos, pero hay que tenerlos en su justa dimensión.

n ¿En cuántos estados los están persiguiendo?

Principalmente en Tamaulipas y en los estados donde han aparecido, Michoacán y Guerrero. Han aparecido en Chihuahua, y unos en Baja California. También tuvieron una presencia importante en Quintana Roo.

n ¿Quién es el jefe de

Los Zetas?

Lazcano.

Es Heriberto Lazcano Lazcano, reconocido por la Secretaría de la Defensa como desertor. Lazcano, como otros militares desertores, había pertenecido a los grupos especiales del Ejército.

n ¿Lo tienen ubicado?

¿Saben en qué perímetro está?

Es una persona que normalmente está en la frontera, cerca de Matamoros. A veces lo hemos detectado aquí.

n ¿En el Distrito Federal? ¿Operando o huyendo?

Por lo menos huyendo.

n ¿Y por qué no lo han

detenido?

Porque es información de Inteligencia que nos remite un poco a hechos pasados de saber que estuvo aquí. Si supiéramos dónde está, tenga la seguridad que nada me daría más gusto que ir por él.

Quién es quién

en el tráfico de drogas

n ¿En donde están los

campos de batalla del narco en México?

Daniel Cabeza de Vaca no hace ninguna pausa.

Guerrero y Michoacán, donde se hacen los desembarcos de droga, empieza el recorrido del crimen organizado. En Nuevo Laredo, Matamoros, Reynosa, Ciudad Juárez y Tijuana. Por donde entra principalmente la droga por tierra a Estados Unidos. “Se fueron a Acapulco cuando se les presionó en Tamaulipas y Quintana Roo, donde habían trabajado impunemente”, abunda el procurador.

n Pero el mapa cambia

continuamente. Los

cárteles de la droga,

explica, operan hoy con una estructura de células, que se van integrando en una estructura tipo

militar. En el momento

en que se descabezan

los cárteles, las células

luchan entre sí por el

control de la propia

organización. ¿Hay

nuevas alianzas en el narcotráfico?

En el narcotráfico hemos observado que las alianzas se establecen y se rompen con mucha facilidad. Vemos grupos que de repente empiezan a trabajar juntos, de repente se separan. Sin embargo, sí hemos registrado que hay acuerdos que al ir descabezando algunos grupos delictivos, tienden a formar lo que los norteamericanos han llamado una gran federación o grandes grupos”.

La federación, o alianza que llama la DEA, identifica a cinco barones del narcotráfico como sus líderes de sindicatos: Ignacio Coronel Villarreal, Joaquín Guzmán Loera, Arturo Beltrán Leyva, Juan José Esparragosa Moreno e Ismael Zambada García.

n ¿Es correcta?

Es eventual. Nosotros tenemos registradas que ya no son tales. Por ejemplo, lo del caso de los Valencia con el Cártel de Sinaloa. No los vemos trabajando tan en conjunto. Vemos que se separan con frecuencia, y hay ciertas células que, incluso, se intentan independizar. Es muy complejo.

n ¿En Nuevo Laredo

y Reynosa, sigue siendo territorio del Cártel

del Golfo?

Ha habido interferencia del Cártel de Sinaloa, lo que ha provocado enfrentamientos.

n En Michoacán y Guerrero, ¿quién controla?

Ahí principalmente los de El Chapo, apoyado en Michoacán por los Valencia.

Los dos estados del Pacífico se han convertido en destinos de desembarco, porque las rutas marítimas procedentes de Colombia están trasladando cocaína en lanchas rápidas, de donde pasan al mercado del “narcomenudeo”.

n ¿Dejó de ser Quintana Roo un problema central?

Las rutas han dejado de tocar Quintana Roo. Las rutas están tratando de ir directamente del Caribe a Estados Unidos. Sin embargo, vimos cómo intentaron llegar a Campeche hace unos meses. Creemos que ha bajado la intensidad sin que podamos considerarlo como un problema resuelto.

n ¿Y en el Distrito Federal?

Operan todos, pero principalmente los cárteles del Golfo (Osiel Cárdenas) y de Sinaloa (Guzmán Loera) en “narcomenudeo” y los Valencia en drogas sintéticas.

¿Modelo colombiano?

n En su primer viaje como presidente electo, Felipe Calderón habló en

Colombia de incorporar

el modelo colombiano

de combate al

narcotráfico en México. ¿Sería factible?

Hay muchas cosas del modelo colombiano que podemos incorporar, pero nuestra realidad también es diferente a la de Colombia —refuta con diplomacia el procurador Cabeza de Vaca—. Lo que más alejaría la posibilidad de importar el modelo colombiano —según explicó— es el marco jurídico mexicano.

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