(Décima tercera parte)
Continuación...
Este joven militar creía que había logrado todo en la vida. Un día conoció una atractiva dama, quien lo invitó a una fiesta que se daba esa noche en su casa. Él se vistió con el mejor uniforme de gala, con sus condecoraciones muy brillantes colgando de su pecho, se perfumó con su mejor loción, se admiró en el espejo y ya se imaginaba llegar a la casa de la afortunada y ser el centro de atención de todos los asistentes.
Al llegar a la dirección de la chica, se encontró con que era una gran residencia, con un amplísimo jardín al frente donde lo recibieron dos elegantes mayordomos con sus impecables uniformes. La sala de recepción era una gran galería adornada con infinidad de obras de arte, los invitados lucían elegantísimos con sus Frac?s, las damas lujosísimos vestidos de noche, es decir, eran gente de la más alta sociedad.
Aquel joven que pensaba que él sería el centro de atención, se sintió tan inútil, tan poca cosa, que cuando la distinguida dama vino a recibirlo, al verla con su vestido impecable, lleno de perlas, con un gusto exquisito, que para darse el valor de enfrentar aquella situación, tuvo que recurrir a una copa de alcohol.
Fue necesario sentirse estimulado por el alcohol, para volver a recuperar su aplomo, para poder sentirse a la altura de los demás invitados, para sentirse IMPORTANTE. Ahí se inició el condicionamiento en su mente y de ahí en adelante, para poder enfrentarse a cualquier situación difícil, era necesario que se emborrachara, hasta que se le hizo un fuerte hábito.
Necesita tomar para sentirse ?Importante? y lo más dramático es que cada vez se va hundiendo en el vicio y ya ha perdido fortuna y posición, lo que lo lleva a ser ?menos importante?, por lo que cada vez la cantidad de alcohol debe ser mayor, (para lograr su objetivo) y así ha caído en un círculo vicioso.
Con estos ejemplos podemos ver que muchas veces, el poder de la voluntad puede ser fácilmente influenciable. Desde luego, que cuando de verdad queremos llegar a obtener algún beneficio o resultado y algo nos lo está impidiendo, si insistimos, pedimos ayuda, buscamos las personas adecuadas, alguien nos va a poner en el camino, para ayudarnos a encontrar aquello que buscamos.
Una señora de condición sumamente humilde, tiene el problema que una de sus hijas padece de ataques epilépticos. Ella ha buscado el alivio de tan dramática enfermedad en todos los lugares que le dicen que hay alguien quien le puede dar algún remedio.
Así ha peregrinado por todos los hospitales, con todos los médicos, desgraciadamente la enfermedad no ha cedido, sino al contrario, ahora los ataques son más frecuentes.
Consiguió, a través de una tercera persona contactar con nosotros y conseguir una beca para asistir a un seminario taller y gracias a esa insistencia, ella pudo comprender qué era lo que realmente había pasado en la mente de su hija, que ahora se estaba reflejando en el comportamiento y ya logró que ella pudiera asistir a pláticas privadas para poder concienciar todo su problema físico.
Con ese ejemplo de constancia podemos puntualizar que cuando nos proponemos algo, de cierta manera lo logramos, por lo que si usted verdaderamente desea obtener algo en la vida no desmaye, no claudique, no se abandone, luche, insista, muévase, porque algo pasará que le ayudará y al final de cuentas, usted verá los resultados apetecidos.
Viene a mi memoria aquel cuento, que quizás usted conozca, pero que no por eso deja de ser un verdadero ejemplo de lo que es una actitud positiva ante una situación aparentemente perdida.
Cuentan que andaban dos ranitas por el campo, cuando frente a ellas vieron una olla de peltre, más o menos interesante, se pusieron de acuerdo y se lanzaron a un tiempo, para superar dicho obstáculo, pensando que aquel trasto debería tener algún alimento que ellas pudieran disfrutar.
Pero cuál sería su sorpresa que aquella olla estaba llena de leche recién ordeñada, que alguien había dejado por allí abandonada por un rato.
Cuando cayeron en el albo líquido, quisieron volver a brincar fuera, pero el borde del receptáculo quedaba bastante alto y por más esfuerzos que hicieron, esto era totalmente imposible. ?Creo que no tendremos salvación- dijo una de las ranitas y se dejó ir al fondo del recipiente, muriendo ahogada en aquella olla de leche.
La otra ranita, más positiva, más decidida, al ver el fracaso de su compañera empezó a patalear con más bríos, con más energía y así estuvo por varias horas, se cansaba, dejaba un poco de agitarse, recuperaba su energía y volvía a tratar de impulsarse para tratar de alcanzar el borde de aquella prisión. Antes del amanecer y después de casi toda la noche de estar agitando aquella leche, ésta empezó a solidificarse, pues con tanto removerla, se convirtió en mantequilla.
Cuando esta ranita, que no se dejó vencer por la adversidad sintió que sus extremidades apoyaban sobre algo más sólido, pudo dar el salto lo suficientemente alto para salvar el obstáculo.
Este viejo cuento, nos puede servir de mucha ilustración, ahora que todo el mundo piensa que la situación en nuestro país está tan mala, que nos habremos de hundir. Todo lo que tenemos que hacer es trabajar e insistir un poco más y veremos cómo pronto habremos de dar el salto y salir adelante.
La razón (Rector de las opiniones). Otra fuerza interna que tenemos, pero que desgraciadamente, en muchos de los casos ese poder, en vez de que nosotros lo manejemos para nuestro beneficio, es el que nos maneja como si fuéramos unas marionetas.
Tal vez usted ha visto a través de las noticias en la prensa escrita, o la televisión, de casos muy dramáticos, que a veces se nos antojan increíbles o producto de una mente totalmente enferma, como el caso de hombres ya maduros, que violan a sus hijas, a niñas indefensas, o que asesinan a sus hijos, que los azotan, maltratándolos salvajemente, y que de verdad, uno no puede concebir cómo es que existen personas que con ese comportamiento, se dicen HUMANOS, si ni las fieras más salvajes llegan a esas alturas de crueldad. El caso en Monterrey, N.L., del asesinato de esos niños, los asesinatos de las personas adultas en el D.F., o jóvenes que se quitan la vida o asesinan a sus padres también. Continuará...
Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y agradecemos los cometarios recibidos sobre estos temas tan interesantes y de las muchas personas que han compartido sus casos con nosotros, de esto que pocas veces se habla seriamente y con el corazón. Los habremos de considerar en nuestro libro que estamos por concluir. Los esperamos en nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales (pmger@hotmail.com) (pmger@todito.com).
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la catorceava parte de Despertar... es Mecanismo de la Mente. Gracias por su atención.
?QUIEN NO VIVE PARA SERVIR, NO SIRVE PARA VIVIR?.