(Primera parte)
Ahora empezaremos un tema por demás interesante, ya que veremos el funcionamiento de la mente interior, de nuestro subconsciente. Entenderemos la razón de todos nuestros fracasos, tanto económicos, morales, emocionales, sentimentales, así como también las razones de nuestras enfermedades, accidentes, etc., tal vez de nuestros éxitos, pues veremos cómo ese mecanismo interior, una vez que es accionado, no podemos hacer nada para detenerlo (a menos que sepamos cómo funciona para poder manejarlo adecuadamente).
Imagínese que va usted al piso veinte de un gran edificio, al subir al elevador, un bromista antes de salir, le presionó todos los botones de todos los pisos. ¿Qué va a suceder, cuando usted al subir pulse el botón que corresponde al piso veinte? Pues que el elevador se irá deteniendo piso por piso, aún cuando usted no quiera ¿Por qué? Pues porque ya en la memoria del mecanismo del elevador hay una orden anterior y a menos que la eliminemos tendremos que sufrir las consecuencias.
Todas las actividades de nuestra vida están manejadas por reflejos condicionados en nuestra mente, lo que hace, que en cierta manera seamos como unos robots que aun cuando no queramos que nos sucedan ciertas cosas, éstas tendrán que llevarse a efecto, pues no puede ser de otra manera.
¿Cuánta gente conoce usted que no puede tomar café en la noche, porque no duerme? No puede estar en un jardín donde haya pasto, porque se congestiona la nariz, no puede pisar el suelo porque se les revienta la boca, no puede salir a la calle con la cabeza mojada porque se resfrían... ¿Y cuántas cosas más conoce usted?
No hay casualidades, hay causalidades. ¿Cuántas veces de algo que nos sucede, creemos que fue una casualidad, un accidente o debido a la mala suerte? La realidad es que si nos sucedió, es porque así quisimos nosotros que sucediera, pues todo tiene una razón, una causa y lo más dramático de la situación, es que nosotros somos la causa de lo que nos sucede.
Un instante es para siempre. Lo que nos sucede en una fracción de segundo, quedará grabado en nuestra mente para toda la vida y tal vez ese instante (que a veces quisiéramos regresar la vida para no vivirlo) nos manejará para siempre.
Una joven pareja vino a mi oficina a platicar pues siendo que apenas empezaba su vida matrimonial ya tenían problemas de origen sexual, pues ella, (aun cuando lo deseaba de todo corazón) no le podía dar placer a su esposo, por lo que su vida matrimonial empezaba a desmoronarse.
La razón de esta actitud de parte de ella tuvo su origen cuando tenía seis o siete años de edad. Un día su papá, que estaba viendo la televisión y tomando, le pide que le lleve una cerveza. Al acercarse a su padre, éste la toma de la cintura y la detiene junto a él, mientras bebía su cerveza. En cierto momento la niña ?sintió? que su papá le ponía la mano en sus partes íntimas y por debajo de su ropita interior. Sería cierto o no, pero para ella fue una realidad, por lo que su mente se ?atoró? en ese instante y de ahora en adelante, cada vez que su esposo quiere acercarse a ella ¿Quién el que está en ese momento? ¡Su papá! Y lo que su subconsciente menos quiere, es volver a vivir aquel momento ¿Comprendemos?
Lo que pensamos con la conciencia puede estar en desacuerdo total con lo que realmente deseamos, sentimos o pensamos dentro de nuestro verdadero yo. Lo que a veces con nuestra voluntad queremos hacer, tener, lograr, etc., algo nos detiene, para llevar a cabo nuestras metas.
Si usted está enfermo, ¿querrá estar en esa situación? Definitivamente ¡No! Pero si está así es porque en su subconsciente así lo quiere, tal vez no con esa claridad. Leí una nota hace tiempo en el periódico que decía que un famoso cantante mexicano fue a la feria de San Marcos, después de su actuación y estando en la Ciudad de México, de pronto quedó totalmente afónico. Después de muchos tratamientos médicos y viendo que el problema no se resolvía, solicitaron el auxilio de un psicoanalista.
Este encontró que cuando el famoso cantante tuvo que cantar, cerca del palenque estaban instalados los juegos mecánicos, los que hacían un ruido ensordecedor. ?Como quisiera no tener que cantar- pensó con mucha emoción aquel artista, de tal manera que la orden quedó grabada y ahora el subconsciente lo estaba haciendo realidad.
Por lo que insistimos, cuide sus pensamientos, porque éstos se convierten en palabras. Cuide sus palabras porque éstas se convierten en acciones. Cuide sus acciones porque éstas se convierten en hábitos. Cuide sus hábitos porque éstos se convierten en su destino.
Si llega a comprender y aplicar esto su vida será tan diferente, que ahora sí ya no tendrá usted de qué quejarse.
Todo lo que el hombre pueda imaginar, está en el universo. Con el simple hecho de pensar algo, este pensamiento quedará en el ambiente, para que en un momento dado, alguien aproveche esa información (si es que nosotros no la usamos).
Se puede imaginar, ¿cuántas personas han existido en el planeta, desde que se inició la vida en la Tierra? Millones de millones y de TODOS los pensamientos de esas gentes, en un momento dado, nosotros podemos hacer uso de ellos, pues como dice un dicho muy nuestro ?No hay nada nuevo bajo el sol?. Así que sólo con el simple hecho de imaginar ?algo? esto es creado inmediatamente en nuestra mente. Continuará...
Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y agradecemos los cometarios recibidos a nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales (pmger@hotmail.com pmger@todito.com).
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la segunda parte de Despertar...es Mecanismo de la Mente. Gracias por su atención.
?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.
