(Primera parte)
Ya hemos analizado, aun cuando un tanto superficial, nuestra personalidad con respecto a nuestro cuerpo, ahora empezamos a vernos a través de nuestra forma de vestir o de actuar. Sólo le pido que esta parte, sea muy sincero consigo mismo y trate de verse usted mismo y no empiece a decir: así es mi esposa, mi hermano, mi madre, etc. -¡Mira así eres tú!- porque desgraciadamente no podemos vernos a nosotros mismos como somos.
Vamos a empezar por analizar los diferentes tipos de personalidad que todos tenemos dentro de nosotros y que podríamos dividirlas en dos grandes ramas: Extrovertidos e Introvertidos (¿de cuál es usted?).
El extrovertido es aquella persona muy abierta, muy ruidosa en sus expresiones, se ríe muy fuerte, habla mucho, muy alegre, todo le parece fácil y es por lo tanto agresiva en su forma de ser, siempre; no importa las circunstancias, se querrá salir con la suya.
El introvertido, es por el contrario muy callado, muy reservado, mustio, es de ésos que no quiebran ni un plato, todo les parece difícil, es por lo tanto muy pasivo en su forma de ser y siempre está complaciendo a los demás, aun cuando por dentro tenga el coraje por él mismo.
Ahora traiga a su mente aquellas situaciones que han sucedido en su vida en las que se ha querido salir con la suya y lo ha hecho, pero que luego está molesto con usted mismo y se dice ?¿por qué tenía que decir eso...?-. -¿Por qué no pude quedarme callado?... ¿Por qué tuve qué ofender...? ¿Por qué hasta en cosas de Dios tuve que haber sembrado la cizaña..?, etc., etc. O bien, ¿cuántas veces ha tenido que aceptar situaciones, o ejecutar un trabajo que a usted no le gusta...? -¿Prestar cosas de su propiedad, aun contra su voluntad...? Y usted todo lo que se dice con mucho coraje es... ¿Por qué no me defendí...? ¿Por qué tuve qué aceptar eso...? -¿Por qué siempre tienen que aprovecharse de mí...?, etc., etc. Y tal vez estas dos reacciones lo están molestando a tal grado que usted no puede disfrutar su vida.
Comprendamos pues ahora, qué es realmente lo que ha pasado, pues esto se debe a sus personalidades, no ha sido usted mismo y es por eso que insistimos y lo seguiremos haciendo sea consciente de sus pensamientos.
Dentro de las personalidades agresivas, hay una que podemos llamar ?maniaca?. El comportamiento de esta personalidad, en su manera de vestir, es muy detallista en su atuendo, le gusta siempre estar a la moda, siempre en armonía en todas sus prendas, es decir, que la camisa vaya de acuerdo con el pantalón, con su corbata (generalmente le gusta usarla) con los zapatos, con los calcetines, pero cuidado si al momento de vestirse, no encuentra la camisa que él había decidido ponerse y le empieza a gritar a su esposa: -Vieja, ¿dónde está mi camisa verde?- Grita de una manera agresiva, subiendo de tono cada vez más. ?Mira viejo, la mandé a la lavandería y no he ido por ella ?contesta con miedo su esposa- pero ponte una blanca, le queda bien a ese traje, le dice tratando de convencerlo.
-Te digo que quiero la verde, ¿qué no entiendes? Y si bien le va a la señora, sólo la insulta o le grita si no es que hasta la agresión física puede llegar. Imagine usted cómo va a ir a trabajar ese día esta persona. Usted dirá sin camisa verde y es cierto ?pero verde de coraje- y ¿con quién se va a desquitar? Pues con el primero que se le ponga en frente, y ¿quién será esa persona? ?Su yerno, sus compañeros de trabajo, sus subalternos y lo más dramático, los clientes, que ninguna culpa tienen de su situación personal.
Una señora que asistió a uno de los talleres, nos comentaba que para ella era un calvario todas las mañanas, pues su esposo siempre se quería poner justo lo que no estaba listo, y ahora ella, para no errar, ponía sobre la cama dos trajes, dos camisas, dos pares de calcetines, etc., para que el señor escogiera y no se disgustara porque la ropa no estaba lista. Nos decía que su esposo se molestaba sobremanera, si al despertar, sus zapatos no estaban perfectamente lustrados, debajo de la cama, justo al pie, a la misma altura cada uno de ellos, es decir, si uno estaba más salido que el otro, la insultaba y la regañaba fuertemente.
Otro señor nos decía, que su esposa tenía un carácter muy fuerte y cuando las cosas no salían como ella quería se desquitaba con todos a golpes, aventándoles con lo que tenía a la mano, nos decía muy consternado que hasta con la plancha en ocasiones les aventaba y él sólo le decía que no le hiciera nada a sus hijos que si quería se desquitara con él. Cuántas veces nos quedamos solos en la vida por nuestro carácter y porque no nos aguantamos ni nosotros mismos.
Todas éstas son reacciones de una persona que en sí misma es muy desordenada, todo lo quiere hacer él y al mismo tiempo, por lo tanto no termina ninguna tarea, cuando ya tiene otra encima.
En su manera de ser esta persona es muy optimista, todo le parece fácil, no pone los pies sobre la tierra, no mide las consecuencias, le gusta que le alaben su ego que le aplaudan su actividad, prefiere un estímulo psicológico a uno económico, para él es más importante un diploma, un pergamino, un trofeo, que digan que es mucho, que tal vez un cheque entregado en la oficina del jefe.
A estas personas les gusta trabajar en equipo, hacen grupos, son buenos líderes cuando las gentes los aceptan, pues por su manera de ser, se dan a querer, sin embargo, pueden caer en complicidad con algún mal empleado, pues les molesta saber que por su manera de ser las cosas no están saliendo bien y entonces ellos realizan el trabajo para que su propio ego no se vea lastimado.
Estas personas son muy sensibles cuando algo les molesta, inmediatamente reaccionan negativamente, pero el coraje o el disgusto se les pasa luego, pues son un tanto superficiales en sus sentimientos, siempre quieren estar experimentando muevas ideas, cualquier situación nueva les atrae de manera obsesionante, pero pronto se les pasa la novedad y ya están buscando nuevas aventuras.
Generalmente son muy buenos vendedores, pues son simpáticos vivaces, hacen amistades rápidamente, proyectan entusiasmo, hacen que las cosas parezcan muy fáciles, por lo tanto pueden convencer fácilmente al cliente más reacio.
Pero por su componente psicológico nunca (o casi nunca) son buenos administradores, pues no tienen la calma necesaria para medir o sopesar las cosas y a veces las consecuencias de esta manera de ser son funestas.
Generalmente sufren cuando tienen que llenar reportes o apegarse a disciplinas de trabajo, incluso por su forma de ser llegar a traicionar a sus amistades y crean conflictos en sus grupos de influencia básicamente su familia.
Una experiencia que tuvimos en una empresa, en la que tuvimos que contratar personal para una cadena de tiendas para implementar un equipo de ventas. Cuando se empezaron a presentar los aspirantes, y llegaron personas muy bien presentadas, muy sueltos en su manera de hablar, con mucha presencia de ánimo, pensamos que adquiriríamos muy buenos elementos, pero cuando se les informó que iban a trabajar bajo un sistema de supervisión muy estrecho, que debían reportarse a determinadas horas del día, que deberían hacer un inventario diario de su muestreo, que tenían que llenar un reporte de actividades, que tenían que asistir a clínicas de ventas una vez a la semana, la mayoría no quiso ni llenar la solicitud. Continuará...
Esperamos seguir contando con su atención en ésta su columna y agradecemos los cometarios recibidos a nuestra dirección electrónica que ponemos a sus órdenes con Germán de la Cruz Carrizales (pmger@hotmail.com pmger@todito.com).
Reiteramos nuestro agradecimiento a quienes hacen posible estas publicaciones y sobre todo a usted amable lector quien hace que este proyecto contribuya a fortalecer nuestras familias y sus valores. La siguiente semana veremos la segunda parte de ?Despertar...es? Personalidad. Gracias por su atención.
?Quien no vive para servir, no sirve para vivir?.