La característica principal es que la mujer Mosuo no anhela conocer al hombre de su vida con el que podrá sentirse completa y alcanzar un estado de felicidad que supuestamente sólo él pueda darle.
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MÉXICO, D.F.- ¿Te imaginas una sociedad en la que las mujeres estén al mando?, ¿en donde no exista la figura paterna y el hombre esté condenado a obedecer?, ¿un lugar donde la violencia, los celos y la opresión hacia la mujer sean cosa de vergüenza y condena social?
Pues aunque no lo creas, este lugar ¡existe! se encuentra situado en una lejana provincia de China; ahí, hombres y mujeres conviven en armonía, pero la diferencia radica en que son ellas quienes llevan las riendas de la familia, la economía del hogar, la educación de los hijos y quienes tienen el poder de elegir al hombre que más les guste cuando lo deseen.
En ese lugar no existe la figura paterna, y las familias están compuestas por la madre, los hijos, los tíos y la abuela. Mosuo es una aldea de tan sólo 25 mil habitantes ubicada cerca del poblado de Loshui, a orillas del Lago Lugu, en China y "es algo así como el paraíso del movimiento feminista. Un ejemplo de cómo puede ser la realidad sin la supremacía del hombre y sin la opresión que esa supremacía puede ejercer", expresa el antropólogo Ricardo Coler en su libro titulado "El reino de las mujeres", un trabajo que realizó a partir de una aventurada expedición a ese lugar y en donde descubrió que ahí la sociedad parece más sólida y vital que en la occidental.
Machos dominados
De acuerdo a Coler, en Loshui las mujeres son vigorosas, dominantes y con carácter, y sólo ellas heredan los bienes y propiedades de la familia. No obstante, su vida es por demás estresante, realizan las labores de la casa, trabajan en el campo y tienen la responsabilidad de todos los miembros de la familia, pero agrega, "se siente el peso de su jerarquía en la vida cotidiana".
Por su parte, el macho, un hombre sin autoridad y dominado, debe trabajar y entregar sus ganancias a su madre, quien repartirá el dinero conforme se requiera.
Sin lazos matrimoniales
Durante su estancia, el también antropólogo y periodista pudo apreciar que en Loshui no se sufre de amor, de despecho hacia el otro o por temor a quedarse solo. El matrimonio no existe, y considera que "el matriarcado entre los Mosuo es uno de los más puros porque el padre es poco relevante, la mayor parte de las veces es desconocido y totalmente carente de rango social". Ellos denominan familia a los que tienen entre sí un lazo de sangre directo, y los hombres pasan su vida entera viviendo al lado de su madre en habitaciones de uso común, pues ni hombres ni mujeres desean vivir a lado de un extraño o alguien que no sea de su propia sangre.
Libre sexo
La sexualidad por su parte, es vista de una manera libre, las mujeres son adultas a partir de los 13 años y son las únicas que cuentan con un sitio reservado, un lugar donde pueden estar solas. Mientras que los hombres se encargan de cortejarlas, y al caer el sol podrán visitar a la mujer que los acepte para pasar una noche de pasión, pero el tener ese tipo de relación no implica un vínculo y no significa necesariamente volver a verse.
La característica principal es que la mujer Mosuo no anhela conocer al hombre de su vida con el que podrá sentirse completa y alcanzar un estado de felicidad que supuestamente sólo él pueda darle.
"Ni ella ni su comunidad validan a la pareja como ideal", relata Coler en su texto. Otro aspecto, es que en Loshui no hay forma de presionar a una persona, por lo que los celos no tienen dónde afianzarse. "El hombre que desea que una mujer no se relacione sentimentalmente con otros hombres, termina siendo blanco de burlas, se considera necio, egoísta y posesivo, además de que transgrede las costumbres", reseña el antropólogo.
En aquella lejana comunidad china, no les queda claro qué significa la palabra novio, y el amor no hace de las suyas, aunque de acuerdo al historiador, cuando dos personas se atraen y desean verse más tiempo, detienen el intercambio y la vida sexual se desarrolla solamente entre ellos y la infidelidad es causa de ruptura.
En Loshui la mujer debe ser respetada, la agresividad deshonra a la comunidad y el uso de la fuerza es mal vista; tampoco se tolera la "valentía" de un hombre.
Ricardo Coler comenta que son contadas las sociedades matriarcales que existen en el mundo, las cuales se encuentran en Australia, Indonesia e India, lo curioso es que en esta última región existe el único movimiento de emancipación masculina del planeta para exigir los derechos del varón, conocida como la Sociedad Masculina del Nuevo Corazón.
El reino de las mujeres es un valioso texto que invita a la reflexión por parte del autor para saber qué es lo que sucede cuando una sociedad no está manejada por los hombres y en donde, paradójicamente, son ellos los principales beneficiarios.