El Universal-AEE
MÉXICO, DF.- A pesar de contar con su público moderado, las primeras dos producciones de los ?frijolitos negros?, Black Eyed Peas, Behind the Front (1998) y Bridging the Gap (2000), no causaron impacto alguno, y no fue sino hasta la adición de Stacy Ann Ferguson, alias Fergie, para el tercer CD, Elephunk (2003), que entraron de lleno al mainstream.
No obstante, es también el periodo en que sus fieles seguidores los tacharon de vendidos. Claro, una cosa por otra. Y con tanto dinero en la cartera, dudamos que se anden quejando.
Tres años después, el cuarteto es sin duda uno de los más importantes del pop contemporáneo, y lo reflejan con las altas ventas, dos Grammy (Mejor Canción de Rap/Hip Hop de un Grupo o Dúo, por Let?s Get it Started, y, este año, por Don´t Phunk with my Heart) y básicamente, sencillo tras sencillo exitoso del Monkey Business (2005). Pero la historia de Fergie, bien podría hacer salivar a los ejecutivos de alguna televisora, quienes sin duda preparan su True Hollywood story en cualquier momento.
Detrás de la chica que trajo la oda a los ?adorables montecitos femeninos? y la forma tan divina en que rellena sus jeans y su playera, está también la historia de una actriz infantil que pasó por severos problemas de drogadicción.
En un hotel de Sunset Boulevard se le ve un tanto cansada tras un par de días extenuantes de dura promoción, pero se muestra relajada y sonriente.
Con los pies recogidos sobre un sillón, saborea un té helado mientras se acomoda la boina con el emblema del grupo y que recoge su cabello acomodado en dos trenzas. Disfruta al recordar su infancia, cuando comenzaba su carrera haciendo la voz de Sally para Snoopy y Charlie Brown y, a los ocho años, su participación en el programa infantil Kids incorporated, de donde han salido ?celebridades? como Jennifer Love Hewitt y Mario López (aquel muchacho de Salvados por la campana).
?Estuve desde 1984, cuando tenía ocho años, hasta los 14, en 1989... Aquél fue un tiempo hermoso, de verdad. Sobre todo porque fue una gran parte de mi infancia. ?Me acuerdo de que grababa el programa durante el verano y me gustaba más juntarme con mis amigos de ahí que con mis compañeros de la escuela. Sentía que me conectaba más con ellos, porque eran más como yo.
?En la escuela pública era vista como la niña que estaba en el medio y que cantaba, bailaba y actuaba, mientras que con los demás integrantes del elenco me identificaba, porque hacían lo mismo que yo.
?Construí una hermosa familia con ellos. Recuerdo haberme puesto detrás del micrófono a los ocho años para aprender a armonizar mi voz.?
