Hace unos años cuando estaba en apogeo la propagación de las ideas marxistas, se acuñó en nuestro país la definición de “comunista carlista”.
Dicho personaje lo era por decir que seguía la doctrina de Carlos Marx, pero vivir como lo hacía Carlos Trouyet. Hoy en día podríamos fácilmente sustituirlo por Carlos Slim, Carlos Salinas de Gortari, o algún otro multimillonario en lista de Forbes o Fortune.
Si ese dicho fuese aun popular, podríamos aplicárselo inmediatamente a Fidel Castro, quien a decir de la revista Forbes posee una fortuna de 900 millones de dólares, siendo el jefe de Estado no monárquico más rico del mundo, situándose por delante de las reinas de Inglaterra y Holanda y sólo debajo de esos jeques árabes que aúnan el poder económico que les supone la explotación en su beneficio de los pozos petroleros, al poder político absoluto que detentan.
La susodicha lista de los diez jefes de Estado más ricos del mundo está ocupada por ocho monarcas y dos presidentes: Castro, (a quien se le da ese tratamiento cuando lo correcto sería declararlo dictador) ocupa el séptimo lugar y el guineano Teodoro Obiang, aparece en octavo.
La encabeza el rey saudita Abdullah Bin Abdulaziz (21 mil millones de dólares), seguido por el Sultán de Brunei (20 mil millones) y varios otros monarcas de países del Golfo.
La descripción publicada por Forbes reza así: “Fidel Castro, comandante desde 1959. Estimamos su fortuna en base a su poder económico sobre una red de compañías estatales que incluyen el Palacio de Convenciones, un centro de convenciones cerca de La Habana; Cimex, un consorcio minorista; y Medicuba, que vende vacunas y otros productos farmacéuticos.
“Antiguos funcionarios cubanos que viven en Estados Unidos afirman que Castro, que viaja exclusivamente en una flota de Mercedes negros, se ha quedado con beneficios de esas compañías”.
Forbes afirma haber sido “conservadora” a la hora de estimar la fortuna de Castro y no haber tenido en cuenta los “rumores” sobre “cuentas bancarias en Suiza”. Ya desde 2005, Fidel Castro había sido incluido en el listado de los más ricos del mundo y en aquel entonces la publicación le atribuía una fortuna 550 millones de dólares.
Pocos días después de la publicación Fidel Castro, desacreditó a la revista y desafió a Washington y a la CIA a probar la existencia de la supuesta fortuna que le atribuye la publicación, durante una comparecencia en un programa especial de televisión oficial, en el que estuvo acompañado por varios de sus ministros y altos cargos del Partido Comunista de Cuba y que duró cuatro horas y media.
“Si ellos prueban que yo tengo una cuenta en el exterior de 900 millones de dólares o de un dólar, yo renuncio ahora a todas las funciones que estoy desempeñando”, afirmó Castro.
Sin embargo, lo cierto es que Castro posee a todo lo largo de la isla con numerosas casas-habitación justificándolas en virtud del delirio de persecución que sufre desde hace años y sobre todo se da una serie de lujos en el comer, en el fumar y en otros campos que por supuesto le están vedados a la enorme mayoría del pueblo cubano.