EQUILIBRIO EDITORIAL
Estoy verdaderamente desconcertado por el sesgo que muestra El Siglo de Torreón en su enfoque político.
Es totalmente demostrable, después de las elecciones del dos de julio, que Coahuila, y particularmente La Laguna, los resultados mostraron que la gran mayoría de la sociedad lagunera votó abrumadoramente por los candidatos del PAN, con el PRD en un lejanísimo tercer lugar.
Sin embargo, la sección editorial, que parece actualmente una sección dedicada a ensalzar al ?Pejepresidente? y su partido.
En dicha sección se cuenta con el espectro completo de comentaristas y caricaturistas favorables al PRD y a AMLO. Todos mostrando su sectarismo y mendacismo. Desde la atrabiliaria Manú Dornberier, pasando por el taimado Granados Chapa y los mesurados como Lorenzo Meyer, hasta llegar a los simplemente provincianos reproductores de noticias favorables al Peje como Cárdenas y Castillo.
De los ?caricaturistas? ni se diga. Desde la primera ?caricatura? de Helioflores (¿o fue Quino?) hablando del ?megafraude? (aún no demostrado) ninguno es capaz de criticar a su admirado Peje y todos, ?comentócratas? (como acertadamente los calificó Jorge Castañeda) y ?caricaturistas? se dedican a tirarle lodo y mentiras a los políticos que fueron preferidos por los laguneros.
Total, que en medio de una avalancha ?izquierdista?, apenas se puede encontrar a unos cuantos verdaderos analistas como Sergio Sarmiento, L. F. Salazar Woolfolk y Federico Reyes Heroles.
Atentamente,
Jesús Ríos Alvarado,
Torreón, Coahuila.
LA EDUCACIÓN Y LA POBREZA
A pocas semanas de estrenar Gobierno surgen de nuevo las voces acerca de enfatizar en las políticas públicas sobre educación como clave para superar la pobreza.
No es de extrañarse, esas voces provienen de la academia y de los círculos culturalistas ?apolíticos?: ?Los habitantes de los países desarrollados alcanzan un promedio de diez grados escolares? sentencian con sabiduría. Es cierto que en México tenemos un promedio que llega a la mitad, pero ello, de ningún modo, puede atribuirse objetivamente a que, por ese hecho, la mayoría de los mexicanos vivamos en la pobreza.
El artificio ideológico es obvio y funcional: ?Soy pobre porque no estudié?. La inferencia anterior es de sentido común, es decir, no científica, precisamente porque se desconocen las leyes objetivas que rigen el nacimiento, desarrollo y caducidad del régimen de economía de mercado.
Sin embargo, no podemos negar que la gran masa de asalariados y campesinos pobres se reconoce espontáneamente en ese concepto ?culturalista? sobre la pobreza, por que solo ven el reflejo de la realidad y tiene la sensación de que la ?vida así es, y así será?, porque desconocen la nueva racionalidad histórica objetivada en su existencia.
Atentamente,
MOCTEZUMA ESCOBEDO HERNÁNDEZ,
Torreón, Coahuila.
