EL PAÍS
PARÍS, FRANCIA.- El primer ministro francés, Dominique de Villepin, y los representantes de las cinco confederaciones sindicales -CGT, CFDT, FO, CFTC, CFE-CGC- se reunieron ayer durante algo más de una hora con el único resultado de seguir con las espadas en alto y medir sus fuerzas en la jornada de huelgas y movilizaciones convocada para el próximo martes.
Los sindicatos forzaron al primer ministro a recibir ayer a las organizaciones de estudiantes, evitando así caer en el juego del Gobierno que intenta romper el frente contra el Contrato de Primer Empleo (CPE) que precariza el trabajo de los jóvenes.
Sin embargo, la espiral de violencia que empieza a envolver las protestas -más de 600 detenidos en la jornada del jueves- ha introducido un elemento de urgencia en la búsqueda de una salida a la crisis. Lo que para el primer ministro fue “una primera etapa” de negociaciones, para los sindicatos era la constatación de que Villepin no entiende que la única salida a la crisis y la condición previa a cualquier tipo de conversaciones es la retirada del CPE.
A su salida del hotel de Matignon, la sede del primer ministro, los líderes sindicales se mostraron muy críticos y destacaron que, al margen de haber convencido a Villepin para que recibiera ayer a las organizaciones estudiantiles, no habían fijado una nueva cita para seguir hablando. “La cita será el martes”, dijo desafiante Bernard Thibault, el líder de la CGT, el principal sindicato de Francia.
El frente anti CPE lo forman las confederaciones sindicales y las organizaciones estudiantiles Unsa, FSU, Unef, Confederación de Estudiantes, Fidl y UNL. Representantes de todas ellas se reunieron ayer por la mañana y emitieron un comunicado advirtiendo al Gobierno que “no caerán en la trampa de la ruptura del frente sindical construido contra la CPE”.
El primer ministro insistió ayer en que es necesario “encontrar soluciones constructivas para responder a las necesidades de los jóvenes”.