Un libro, como un viaje, se comienza con inquietud y se termina con melancolía.
José Vasconcelos, filósofo, educador y político mexicano.
Detesto la vulgaridad del realismo en la literatura. Al que es capaz de llamarle pala a una pala, deberían obligarle a usar una. Es lo único para lo que sirve.
Óscar Wilde, dramaturgo y novelista irlandés.
Nunca escribo mi nombre en los libros que compro hasta después de haberlos leído, porque sólo entonces puedo llamarlos míos.
Carlo Dosis, escritor italiano.