El incendio que el viernes pasado destruyó ciento veinte viviendas en la colonia precarista conocida como Zaragoza Sur de la ciudad de Torreón, es una severa interpelación a las autoridades del Estado de Coahuila.
Como es del conocimiento, el asentamiento referido surgió de manera irregular en tiempos en que era presidente municipal interino Javier Garza de la Garza, en el momento previo a las elecciones locales intermedias del año 2002.
La invasión de ochenta hectáreas de terrenos de propiedad privada, ocurre bajo un impulso desde luego inconfesado pero claramente reconocible, que tuvo su origen en la Secretaría de Gobierno de Coahuila a cargo de Raúl Sifuentes Guerrero, actual candidato a Senador por el Partido de la Revolución Democrática, que trasiega del Partido Revolucionario Institucional en el marco de la diáspora que enfrenta la candidatura de Roberto Madrazo.
El plan se ejecuta con propósitos de manipulación electoral, sobre un contingente de personas atenazadas por la pobreza extrema, que como tal se convierten en una lucrativa cantera de votos cautivos al servicio de la candidata del PRI a la alcaldía Laura Reyes Retana y el proceso se repite dos veces más en favor de Eduardo olmos Castro en ocasión de las elección federal de 2003 que lo llevó a la Cámara de Diputados y en la elección de presidente municipal del año pasado, que resultó fallida para el priista.
Durante todos estos años el asentamiento crece con el apoyo de recursos oficiales que fluyen condicionados por la lealtad electoral al PRI al través de Gustavo Rodríguez Argumedo, erigido en líder de colonos por obra y gracia de esta dinámica perversa que finalmente lo lleva a ser regidor de la minoría priista en el actual cabildo de Torreón.
En virtud de que la irregularidad jurídica impide la inversión de recursos para el desarrollo urbanístico, se genera una relación entre autoridad, legítimo propietario y ocupantes precarios, basada en la extorsión y la amenaza recíproca. El estancamiento urbano deriva en deterioro humano y social y se generan condiciones de inseguridad que ponen en peligro la vida de los propios moradores, que en el caso se conectan a la red de servicios públicos de manera informal, lo que origina el incendio que ocurre como resultado de un cortocircuito, producto de instalaciones eléctricas deficientes.
La disputa por los alimentos y cobijas que se distribuyen para aliviar los efectos de la conflagración, pone de manifiesto profundas divisiones entre los habitantes de Zaragoza Sur, producto de la lucha por el control de la colonia que para efectos de la actual elección, ocurre entre priistas y disidentes que ahora militan bajo la bandera perredista, al calor de la candidatura del neoperredista Raúl Sifuentes.
Todo lo anterior sucede a despecho del propietario legítimo de los terrenos, que desde hace cuatro años lucha por su recuperación ante la Procuraduría de Justicia de Coahuila sin ningún resultado, lo que constituye un ejemplo de la fragilidad de nuestro Estado de Derecho y acredita que el Gobierno del profesor Humberto Moreira, aún no ha tomado las riendas para contrarrestar el peso de la influencia del equipo de su antecesor que sigue vigente.
Los acontecimientos también ponen de manifiesto que la pobreza extrema sigue siendo el caldo de cultivo de las políticas electorales priistas y perredistas, empeñadas en mantener a la sociedad mexicana en el subdesarrollo político y social, como condición para obtener y conservar espacios y posiciones.
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