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Ganar en Morumbi/Jaque Mate

Sergio Sarmiento

“La victoria le pertenece al más

perseverante”.

Napoleón Bonaparte

Sao Paulo, Brasil.- Uno de los temas fundamentales de la reunión regional del Foro Económico Mundial de Davos que se está llevando a cabo en Sao Paulo es el de la competitividad. Los índices del propio Foro muestran que los países de Latinoamérica, con excepción de Chile, nos estamos quedando rezagados. Y esto significa que las posibilidades que tenemos para dar una mejor vida a nuestros pueblos se desvanecen.

Este miércoles por la noche, sin embargo, un pequeño grupo de mexicanos dió aquí en Sao Paulo una lección de competitividad. El equipo Chivas de Guadalajara fue al estadio Morumbi -donde el club campeón del mundo, el Sao Paulo, no había sido vencido desde 1987- y lo derrotó dos goles contra uno.

Una serie de circunstancias hicieron que yo pudiera estar presente en el partido. Jorge Vergara, dueño de Chivas, está participando en el Foro y me invitó al estadio. Yo revisé mi agenda, en la cual tenía programada una cena y decidí que en la vida hay prioridades. Nunca más tendría la oportunidad de asistir a un juego en el legendario Morumbi, aunque fuera para ver perder a un equipo mexicano.

Las Chivas, sin embargo, hicieron lo que tenían que hacer para ganar. Si bien recibieron el primer tanto, se mantuvieron organizados y casi al terminar el primer tiempo empataron. Poco después de comenzar el segundo tiempo la expulsión del seleccionado Omar Bravo -quien innecesariamente derribó a un rival sin pelota-colocó al Guadalajara en una desventaja numérica que parecía insuperable. Pero con sólo diez hombres el equipo mexicano -realmente mexicano, ya que Chivas es la única escuadra que mantiene la política de contar sólo con jugadores nacionales- jugó con inteligencia y en un contragolpe logró la anotación definitiva.

Mientras veía emocionado el juego, no pude evitar recordar los tiempos en que todo encuentro de un equipo mexicano contra uno brasileño terminaba inevitablemente en una derrota por goleada. Hoy las cosas han cambiado. Nadie cuestiona la superioridad del futbol brasileño, pero los jugadores mexicanos han avanzado enormemente. Los equipos nacionales han sabido globalizarse y aprender de sus rivales. Y en esto radica buena parte de la competitividad.

Tanto el viaje al estadio de Morumbi en una camioneta atestada de funcionarios y entusiastas de Chivas como en el juego mismo pude observar la forma de operar del controvertido Vergara, quien con su empresa OmniLife se ha globalizado en el campo de la producción y distribución de productos de salud y complementos nutricionales.

Cojeando, debido a que hace unos días se rompió el metatarso en un accidente de motocicleta, el empresario no deja de trabajar ni un minuto. Con un teléfono celular de tecnología blue tooth colgado de manera permanente en la oreja, Vergara recibe constantemente llamadas de sus distribuidores y ejecutivos y toma decisiones instantáneas. En las cuatro o cinco horas que estuve junto a él, lo escuché recibir docenas de llamadas de todo tipo. Uno de sus distribuidores llamó incluso para quejarse que otro le había robado a la esposa.

Cada empresa es distinta y cada empresario también. El sistema de Vergara impide el surgimiento de cadenas burocráticas de mando, pero hace que toda decisión dependa de él. No hay duda, sin embargo, de que el sistema le ha funcionado, tanto en su firma como en el equipo de futbol que esta semana derrotó al campeón del mundo en su inexpugnable guarida y que ha dado seis jugadores a la selección mexicana que acudirá a la Copa del Mundo en Alemania.

La gran pregunta es qué podemos hacer para que nuestro país se vuelva igualmente competitivo. Parte de la solución, por supuesto, es tener organizaciones triunfadoras: tanto en los deportes como en la economía. Pero esto no es suficiente. México se encuentra en el lugar 58 de los 117 países incluidos en la lista de competitividad del Foro Económico Mundial, y en el sexto lugar de 21 países de Latinoamérica y el Caribe. Tenemos barreras que impiden nuestra competitividad. La burocracia excesiva, la falta de infraestructura y los obstáculos a la inversión privada son algunos de los factores que nos afectan. Es como si quisiéramos que los jugadores de nuestros equipos de futbol acudieran a los juegos internacionales cargando pesas en los tobillos para que no pudieran moverse con rapidez.

El equipo Chivas ha demostrado que las organizaciones mexicanas pueden ser competitivas. Pero para serlo tienen que volverse más eficientes y trabajar en un ambiente que promueva la invención y el esfuerzo individual. Nadie puede decirnos ya que los mexicanos simplemente debemos bajar la cabeza con humildad al entrar a un estadio como el Murumbi. Pero para que abandonemos esa actitud en el campo de la actividad económica, tendremos que dejar de atarnos nosotros mismos las manos.

EL MODERADO LULA

Luiz Inácio Lula da Silva, el presidente de Brasil, se presentó ayer en la reunión del Foro Económico Mundial que se está llevando a cabo en Sao Paulo. Radical de izquierda como candidato, como presidente Lula ha sido más bien un moderado. Hay quien dice que él es el ejemplo de lo que podría ser Andrés Manuel López Obrador en caso de ganar la Presidencia de México.

Correo electrónico:

sarmiento.jaquemate@gmail.com

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