Desde el triunfo de Vicente Fox en las elecciones de julio de 2000 pero sobre todo desde su toma de posesión el primero de diciembre de ese año, ha habido importantes actores políticos de diversos partidos o tendencias que han apostado todo su capital al fracaso de este primer Gobierno de Oposición en más de siete décadas, insistiendo repetidamente a lo largo de los más de cinco años de este ejercicio, en la palabra ingobernabilidad.
El sexenio está a punto de concluir, los resultados generales de su gestión pienso yo que están por encima de las expectativas que pudieron haberse previsto, existen triunfos indudables en temas capitales como lo son libertad de expresión y la transparentación de la gestión oficial, cuando menos la federal; la estabilidad económica, financiera y monetaria, con pago anticipado de deuda externa, el abatimiento de los índices de pobreza, la construcción y entrega de vivienda, etcétera, aunque efectivamente subsisten serios rezagos en muchas materias como la educativa, investigación científica y tecnológica, seguridad pública, combate a la delincuencia organizada, combate a la corrupción, etcétera.
Hoy a pocas semanas de las cruciales elecciones estamos viendo cómo la apuesta por la ingobernabilidad la juegan pesadamente algunos actores políticos que buscan aprovecharse de la situación para regresar a las viejas prebendas.
Ya hemos hablado en un par de artículos sobre la acción de los sindicatos integrados en la UNT para sostener el cacicazgo de Napoleón en el sindicato minero a pesar de las graves denuncias de corrupción que Gómez Urrutia ha perpetrado contra buena parte de los mineros y no ha intentado siquiera aclarar, pero que considerando en peligro su feudo, no ha tenido empacho en provocar inclusive derramamientos de sangre.
Sangre que también vuelve a teñir las calles del Estado de México merced a la acción violenta de ese grupo encabezado por Ignacio del Valle que desde hace cinco años ha continuado con su estrategia de sacar a la calle los machetes y agredir brutalmente a las Fuerzas policiacas para imponer su Ley de la selva de la prepotencia y de la corrupción. Horas después son los grupos organizados de seudoestudiantes los que toman diversas calles del DF, para manifestar su adhesión a los macheteros de Atenco.
A pesar de todo ello creo que no existe ese ámbito de ingobernabilidad en el país que ciertos agoreros pretenden hacer creer, prueba de ello fue la acción conjunta de las autoridades del Estado de México y del Gobierno Federal para aplicar la Ley en Texcoco.
En cambio sí existe una acción aparentemente coordinada entre diversos grupos confrontados con el Gobierno para provocar que éste cometa un error que pudiera llevarlo a tener que blandir el arma de la represión.
Existe una actitud irresponsable y prepotente de quienes tienen como único lenguaje la violencia, la manipulación y por ende la mentira. Frente a lo cual sería oportuno que la sociedad en general apostara por la definitiva implantación del Estado de Derecho y la condena a los provocadores profesionales.