Supongo que no entre 1973 y 2001, cuando fue diputado local en la legislatura de Virginia, el doctor George W. Grayson ha sido un viajero frecuente a México, a donde ha venido más de 150 veces desde 1976, según su bitácora editorial. El más reciente resultado de su interés por la política mexicana es su libro, no publicado en Estados Unidos aunque parezca destinado al público norteamericano, Mesías mexicano. Biografía crítica de Andrés Manuel López Obrador, aparecido con el sello de Grijalbo.
Es un libro divertido aunque no por el dudoso humor en que se afana Grayson, sino por su desinformación y frecuentes contradicciones, así como por su fallido afán de sustentar sus profecías sobre la conducta del mesías. Cita a su biografiado en el momento de negar el mesianismo que se le atribuye. “No obstante -agrega el autor, concediendo crédito a la contraparte y no al afectado, que ni siquiera es identificado con su nombre en esta cita- el presidente Fox hizo referencias a las características de López Obrador cuando advirtió sobre aquellos que hacen extensas promesas de campaña. Los mesías ya se lanzaron a hacer campaña ofreciendo a la gente ‘el oro y el moro’ y la confundirán al decirle que ellos tienen ‘recetas fáciles’ para resolver todos los problemas”.
Sin percatarse de que más bien se trataba de un autorretrato que de una crítica al adversario, Grayson partió de ese dicho para plantear doce semejanzas entre López Obrador y Cristo, que es el mesías con quien el autor norteamericano compara al político tabasqueño. El siguiente es un resumen de las once semejanzas halladas por Grayson, expresadas con sus propias palabras:
1) “Así como Jesús reclamó el papel de liberador espiritual, López Obrador adoptó el discurso de la ‘redención’ en un sentido político”. 2) “al igual que Cristo, él vive con frugalidad... Como sucedió con Cristo, los autosacrificios incluyen asignar una prioridad más alta a su misión que a sus familias”. 3). “En ocasiones López Obrador ha imitado la práctica de Jesús de hablar con parábolas y acuñar frases memorables”. 4) “López Obrador está influido por las palabras y los actos de íconos políticos de un modo muy parecido a como los profetas guiaron a Jesús”. 5) “López Obrador ha confrontado a la ‘elite política’, a la que identifica con los beneficiarios del modelo neoliberal al que los presidentes mexicanos han alabado desde mediados de la década de 1980, de un modo que se asemeja a la manera como Cristo desafió a los poderosos y a sus protectores romanos”. 6) “Como ‘salvador’, López Obrador se coloca por encima de la Ley, del mismo modo como Jesús se mantuvo libre de culpa ante Poncio Pilatos”. 7) “Exactamente del mismo modo como Jesús desafió la importancia que los clérigos judíos le daban a la forma sobre la sustancia cuando interpretaban la Tora, López Obrador elaboró estatutos que se adaptaran a sus metas”. 8) “López Obrador -al igual que Jesús-ha pasado la mayor parte de su vida entre campesinos. Predica la doctrina de la igualdad y perdona a prostitutas y otros pecadores -aprovechando esta relación con los desposeídos para vigorizarse a sí mismo y a sus seguidores”. 9) “Si bien no es capaz de realizar milagros como los que se atribuyen a Cristo, López Obrador mágicamente revitalizó al PRD, renovó el Centro Histórico y proporcionó pagos mensuales a los necesitados -su versión de ‘la distribución del pan y los pescados”. 10).- “Como cualquiera que tiene facultades mesiánicas, López Obrador confía en su propio juicio y rara vez sigue el consejo de los demás...como lo era la práctica de Cristo (sic) López Obrador rara vez felicita a sus subordinados, sino que los exhorta a lograr cada día más”. 11) “Él también ha imitado a Jesús y recibido en su séquito a mujeres devotas. Estas ‘Marías Magdalenas’ modernas ocuparon puestos importantes en su Gabinete...”.
Además de multitud de errores minúsculos (como llamar Enrique a Alejandro Encinas, o suponer que Luis Villoro Toraza (sic, por Toranzo) puede ser procurador general de la República, no siendo abogado) el libro abunda en contradicciones. Una sola como ejemplo: reconoce que los colaboradores de López Obrador en economía han sido muy bien vistos en las comunidades financiera y de negocios en general (el secretario de finanzas del Gobierno capitalino, Arturo Herrera Gutiérrez “dejó una impresión favorable cuando se dirigió a la Cámara de Comercio Estados Unidos-México en la ciudad de Nueva York”) arguye que así como a Fox le fue impedido nombrar a “Ernesto Derbez” secretario de Hacienda, “la comunidad financiera podría propugnar por (sic) el nombramiento de Agustín Carstens, director administrativo suplente (sic) del FMI...”.
En la portada del libro, con tipografía menor que el nombre de Grayson se dice que fue escrito “en colaboración de Óscar Aguilar Ascencio”. Grayson lo define como “espléndido observador de la política mexicana y un magnífico ser humano”, y da a entender que fue algo más que colaborador, pues “no sólo elaboró la estructura teórica de la introducción, sino también sus invaluables ideas impregnan esta obra”.
Tanto es así que Grayson “asume la responsabilidad total de las conclusiones que aparecen en el capítulo 17”, como si no lo hiciera respecto del resto de la obra.
Manuel Márquez, antiguo profesor de la facultad de Ciencias políticas y sociales me hace notar una omisión de Grayson. No dice que Aguilar Ascencio es coordinador de asesores de la Secretaría (federal) del Medio Ambiente. ¡Ah, vaya!