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Guerra de estrategias

Esteban Moctezuma

Conversando con el ex presidente español Felipe González, me señaló algo que he venido constatando en el tiempo: “en una contienda competitiva, aquel candidato que fija la ‘litis’ de la campaña política, es el que triunfa”.

Recordemos. En 1994, se dio una competencia importante entre Diego Fernández de Cevallos y Ernesto Zedillo. Este último logró captar muchos votos a favor al incorporar en su campaña, la “litis” de la contienda electoral: “vota por la paz”. Ojo, la “litis” no siempre, ni necesariamente, es el eslogan, que en este caso fue “bienestar para tu familia”. En efecto, en aquellos trágicos meses en que murieron decenas de indígenas en el levantamiento armado de Chiapas y en que se había asesinado al candidato del PRI, Luis Donaldo Colosio, la sociedad mexicana anhelaba un ambiente de paz social y política.

Hacer un llamado a la paz, fue un compromiso electoral muy poderoso. El resultado fue que, con un padrón electoral menor al del año 2000, el candidato Zedillo, en 1994, obtuvo más votos en términos absolutos que cualquier otro candidato en la historia de México, incluyendo al propio Vicente Fox.

No sólo eso, también ha sido la elección presidencial más participativa al llegar a 75 por ciento de votantes. Ahora bien, en el año 2000, quien definió y propuso la “litis” de la campaña fue el candidato del PAN, Vicente Fox, con una sola palabra, “cambio”.

Dicho concepto era tan poderoso que no requería explicaciones. Algunos otros candidatos, como el propio Francisco Labastida, del PRI, agregaron calificativos al concepto, al proponer en su discurso “un cambio con rumbo” señalando que el candidato Fox reducía la idea del cambio al cambio del partido en el poder, por lo cual no tendría capacidad de dirigir las verdaderas transformaciones que requería México durante seis largos años. Al día de hoy, 16 de enero de 2006, ninguno de los candidatos a la Presidencia de la República ha logrado definir la “litis” de la campaña.

Felipe Calderón utiliza ideas como “mano firme” y “pasión por México”. En su discurso hace especial hincapié en la necesidad de “modernizar” al país, y de fortalecer la “aplicación de la Ley”. Lo que busca hacer Felipe es definirse como la opción de “futuro” y encasillar a sus dos principales contrincantes como representantes del “pasado”.

Algo que aún no define y que es para él inescapable es su relación con Vicente Fox, principal miembro de su partido. Calderón tendrá que definir si quiere transmitirle a la población la importancia de que se “consoliden los cambios” o si va a tratar de separarse del discurso del Presidente de la República.

Andrés Manuel López Obrador ha reiterado la importancia que “por el bien de México, primero los pobres”, así como la importancia de transformar la política económica, de profundizar la política social y de rescatar la fortaleza del Estado y el nacionalismo. AMLO busca ubicarse como un hombre de centro izquierda, pero aún no sintetiza su mensaje de que la verdadera transición pendiente en México es la social.

Roberto Madrazo ha centrado su discurso alrededor de la “experiencia” y de la “eficacia” que debe tener un gobernante. Por ello es que propone “un Gobierno de resultados”, bajo la propuesta de “mover a México”, contrastando subliminalmente con la idea de que México lleva cinco años casi inmóvil y ha dejado pasar las oportunidades de desarrollo que otros países sí han aprovechado. Por otra parte, el reverso de la moneda, es que la “litis” de la campaña se complementa en ocasiones con mensajes negativos, en donde se lanzan mensajes en televisión y radio dedicados exclusivamente a afectar la imagen de alguno de los rivales.

En este tema, los estrategas de campaña de los candidatos tienen mucho que pensar, mucho que resolver y generar capacidad de decisión y reacción inmediata.

Los principales ataques a Felipe Calderón giran en torno de la ineficacia que ha mostrado el Gobierno panista de Fox para gobernar, a falta de inclusión y visión plural y, en lo personal, a su falta de experiencia ejecutiva. Por su parte, las críticas a Andrés Manuel López Obrador giran alrededor del populismo, falta de respeto al estado de derecho, izquierdismo radical y carencia de un equipo honesto y eficaz. Roberto Madrazo no se queda atrás en ser blanco de las críticas, fundamentalmente alrededor del tema de la corrupción, de tener un equipo “dinosáurico”, de buscar revanchas políticas y de dividir al PRI. Así, en los próximos días se irá perfilando el resultado de las elecciones, conforme los candidatos y sus estrategas definan el mejor mensaje y acierten en construir la mejor defensa a las críticas.

El mensaje es la espada de cada candidato. La defensa a las críticas es su escudo. Cada candidato contará con las armas que su propio equipo les haya ayudado a diseñar, mismas que serán determinantes para que con habilidad propia, cuenten con la ventaja necesaria para triunfar. Pero lo que frecuentemente sucede, es que los candidatos y sus equipos pasan más tiempo discutiendo los nombramientos de los generales y oficiales, definiendo la distribución de los cuarteles y hasta eligiendo el color de los uniformes, en vez de estar pensando en construir la mejor espada y el mejor escudo para la batalla.

Esta semana veremos si durante la “tregua”, los candidatos dieron una orientación estratégica a sus campañas. Quien lo haya hecho llevará la ventaja inicial.

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