EFE
Washington.- Las dos grandes tormentas en la superficie de Júpiter, la Pequeña y la Gran Mancha Roja, aparecen similares a la luz normal, pero muestran grandes diferencias cuando se las somete a infrarrojos, según difundieron hoy científicos.
Las imágenes de alta resolución tomadas por el telescopio Keck II de rayos infrarrojos en Mauna Kea, en Hawai (EU), el pasado día 21 muestran que la Pequeña Mancha Roja es mucho más oscura que la otra, una tormenta de un diámetro dos veces mayor que el de la Tierra.
El hallazgo sugiere que o bien la parte más alta de las nubes que la forman son más bajas que las de la Gran Mancha Roja o son menos densas y por lo tanto reflejan menos luz, según el astrónomo de la Universidad de Berkeley Imke de Pater.
Las manchas interesan a los astrónomos porque la Pequeña Mancha -del diámetro de la Tierra- se formó por la combinación de tres manchas blancas entre 1998 y 2000 pero en diciembre de 2005 se tornó rojiza al igual que la Gran Mancha, que rodea Júpiter desde hace casi 350 años y mueve vientos de 400 kilómetros por hora.
"La Pequeña Mancha Roja no está a igual altura que la Gran Mancha Roja, o sencillamente no tiene tanta capacidad reflectora, es decir, no es tan densa", explicó De Pater.
Se cree que la Gran Mancha Roja se levanta a unos 8.000 metros sobre la capa de nubes que la rodea.
El hecho de que la mancha más pequeña se haya tornado rojiza puede indicar que sus nubes tormentosas también están levantándose más alto.
Pero los científicos no se han puesto de acuerdo sobre las razones por las cuales las manchas son rojizas.
Algunos creen que los vientos de la Gran Mancha Roja levantan materiales de la atmósfera del planeta que, cuando quedan expuestos a la luz ultravioleta, se tornan rojos.