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Han dejado su país 30 millones de latinoamericanos

En su huida de la miseria o problemas políticos muchos realizan su sueño de bonanza y otros acaban

?estrellados? contra muros reales o de discriminación.

EFE

BRASILIA, BRASIL.- Unos 30 millones de latinoamericanos han abandonado países y familias para huir de la miseria o problemas políticos y, aunque muchos realizan su sueño de bonanza, otros acaban estrellados contra muros reales o de discriminación.

En Uruguay el fenómeno de la emigración es estructural. Como en Argentina, Chile y Paraguay, comenzó en los años sesenta por razones económicas y se agudizó en los setenta, por motivos políticos.

Se calcula que en el exterior vive el doce por ciento de los nacidos en Uruguay, una nación con 3.3 millones de habitantes que en una época era considerada ?un país de viejos y niños?, porque los jóvenes simplemente emigraban.

Según UNICEF, América Latina ?expulsa? de su territorio una media de 58 personas por hora, debido a razones puramente económicas.

Los destinos son Estados Unidos, en primer lugar, y Europa, con cierta preferencia por España, por lazos culturales y lingüísticos que facilitan el duro aterrizaje del recién llegado.

España, que durante décadas fue punto de partida de millones de personas que cruzaron el Atlántico en penosas travesías para ?hacer la América?, es hoy una gran receptora de latinoamericanos.

Según el Observatorio Permanente de Inmigración sobre residentes legales, en marzo pasado el colectivo ecuatoriano era el segundo en importancia de España, con 374 mil 711 personas, sólo por detrás del marroquí, que sumaba 509 mil 964.

El colombiano, con 217 mil 867, era el tercero, mientras que el argentino (89 mil 316) era el octavo y el peruano (85 mil 410), el noveno.

A fines de marzo había en España dos millones 873 mil 250 extranjeros con permiso de residencia (36.1 por ciento latinoamericanos), pero a esa cifra habría que sumarle los ilegales, que se calcula en un millón.

DRAMA POLÍTICO EN BOLIVIA

En Sudamérica, el drama de la migración tiene un crudo ejemplo en Bolivia, desde donde se emigra sobre todo a países vecinos, como Argentina y Brasil.

Es un país con 9.4 millones de habitantes, ya abandonado por tres millones de personas y del que se quieren ir los pobres y también los ricos, estos últimos desde la llegada al poder de Evo Morales.

Según una encuesta de abril pasado, de los bolivianos que aún no emigraron, el 54 por ciento lo haría si pudiera.

El sondeo dice que está dispuesto a dejar el país el 57 por ciento de la clase alta, el 55 por ciento de la clase media y el 53 por ciento de la clase baja.

En otros países andinos, como Colombia, también la migración se alimenta de una mezcla de pobreza y política. Los colombianos que viven en el exterior suman 3.3 millones, pero a ellos se añade la legión de desplazados por el conflicto interno, que suma casi otro millón y está fuera de estadísticas.

La mayoría de los inmigrantes colombianos vive en EU o España, pero cerca del 20 por ciento se afincó en la vecina Venezuela, donde durante años ha sufrido un alto grado de discriminación.

Venezuela fue tradicionalmente un país receptor, pero la crisis de la década de 1980 primero, y el temor a la ?revolución? que ha pregonado el presidente Hugo Chávez después, han llevado a muchos miembros de las clases acomodadas a probar suerte en el exterior.

De la ?revolución? también han huido miles de cubanos. Las olas de ?balseros? que arriesgaron sus vidas en el Caribe o las perdieron en bocas de tiburones son un capítulo aparte en este drama, que se repite en otros países del Caribe, como Haití, la nación más pobre de Latinoamérica.

LA ?MECA? DEL CONTINENTE

El destino de los caribeños, así como de centroamericanos y latinoamericanos en general, son las playas de Miami, que concentra el grueso de la inmigración regional.

Otra ?meca? es el sur de EU, al que se llega atravesando la peligrosa frontera con México, cercada parcialmente con alambres y donde el Gobierno de George W. Bush quiere ampliar ahora un polémico muro.

Unos 450 mil mexicanos y otras 250 mil personas llegadas desde América Central y Sudamérica intentan cruzar ilegalmente ese límite cada año. Muchos dejan la vida en el desierto o acaban en prisiones estadounidenses.

El desierto es tierra fértil para las mafias de ?coyotes?, que cobran fortunas para llevar a los desesperados hasta ?el otro lado?.

Esas mafias operan en toda Latinoamérica, e incluso en países sin tradición migratoria, como Brasil, donde se concentran en el tráfico de mujeres.

Según un informe de la ONU del año 2004, para entonces el número de prostitutas brasileñas en Europa llegaba a medio millón, en su mayoría engañadas y ?reclutadas? por esas mafias en Río de Janeiro, Sao Paulo y Fortaleza.

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