Los políticos tienen la maravillosa capacidad de gastar el dinero que no es suyo. Entre sus virtudes también está el de nunca reconocer los aciertos que pudo tener un antecesor. El inicio de cada Administración municipal es de cero. Aunque las últimas gestiones hayan sido del mismo partido, lo importante no es el servir a la comunidad, eso es lo de menos, el triunfo radica en colgarse la medallita de las acciones realizadas.
Lo anterior viene a colación por la presentación del Programa de Modernización del Transporte 2006-2009 hecha por el alcalde, José Ángel Pérez. En este nuevo estudio se pagaron 300 mil pesos al Consejo Estatal de Transporte del Estado de Nuevo León. Lo paradójico del asunto es que apenas ocho meses atrás la Administración de Guillermo Anaya, dejó un programa inconcluso llamado Trans-Siglo con un costo de 3.5 millones de pesos que incluyó asesorías y viajes a Colombia y fue financiado a partes iguales por la Sedesol a través del programa Hábitat y el Gobierno Municipal.
El programa de modernización nunca se concretó y como ha quedado en evidencia, la nueva Administración de José Ángel Pérez, no se tomó la molestia de estudiarlo a fondo. Ya que el secretario del Ayuntamiento, Rodolfo Walss Aurioles, admitió públicamente que no conoce en lo general ni en lo particular estudios anteriores que se hayan hecho sobre el mencionado servicio público.
El mal servicio del transporte es un problema añejo que diariamente sufren miles de ciudadanos. Y en el cual para corregirlo el Municipio ha gastado más de seis millones de pesos durante los últimos doce años. Sin duda el dinero destinado a programas de modernización ha sido una pésima inversión, sobre todo cuando las deficiencias del transporte únicamente se han agravado y la tan mencionada modernización se ve por demás lejana.
El primer programa de modernización corrió a cargo de la Administración de Carlos Román Cepeda (1991-1993) aunque se presentó en el primer año del Gobierno de Mariano López Mercado (1994-1996). El Estudio Integral de Transporte Urbano, realizado por la firma francesa Sofretu tuvo un costo de un millón 500 mil pesos, se financió con recursos de la Secretaría de Desarrollo Social (Sedesol) y aportaciones municipales. Nada pasó con esta inversión.
Un segundo estudio fue realizado por Mariano López Mercado en 1995 donde se invirtieron 750 mil pesos. Este análisis nunca tomó en cuenta las recomendaciones de la firma Sofretu. Posteriormente Guillermo Anaya en 2003 contrató a la firma Logit y ahora José Ángel Pérez se asesora del Consejo Estatal de Transporte.
Llama la atención que estudios realizados por Administraciones priistas y panistas nunca se les dio seguimiento por parte de sus sucesores. Tal vez Guillermo Anaya podría “argumentar” que la ciudad cambió respecto a la problemática presentada en tiempos de Carlos Román Cepeda y López Mercado, lo cual puede ser cierto, pero nadie puede creer que Torreón se haya transformado radicalmente en siete meses para que José Ángel Pérez ignorara el estudio hecho en la Administración de Anaya.
Las coincidencias de estos cuatro estudios son muchas: el diagnóstico sobre la necesidad de terminar con la saturación de unidades de transporte en las principales vialidades; uniformar choferes y capacitarlos para mejorar el trato de éstos a los usuarios; modernizar las unidades; modificar los esquemas administrativos para que haya rentabilidad y evitar la evasión de recursos mediante la manipulación del pago en las tarifas especiales.
Ante las similitudes, menos justificable es la erogación de recursos en nuevos estudios que muy poco vienen a aportar.
Por el bien de la población esperemos que finalmente se dé la anhelada reestructuración, porque mientras la ciudad crece el servicio de transporte permanece estancado. El mal servicio y los abusos de los choferes son cosas de todos los días. Ya fue mucho el dinero invertido por cuatro Administraciones, por lo que es hora que los ciudadanos vean resultados de esa inversión gozando de un servicio de transporte moderno.
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