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Hora cero/Por México, obviamente...

Roberto Orozco Melo

Uno se aburre con lo que sucede en el Distrito Federal y ni ganas dan de viajar a la capital sabedores de sus muchos problemas viales y de seguridad, más estos nuevos que hoy agrega el señor López, en su obsesión por obtener la Presidencia de la República contra toda normatividad jurídica y sentido común.

Uno se conforma al saber que todo puede ser transitorio, un evento “pasajero, más que la espuma de la mar” según los optimistas, quienes observan la actual circunstancia post electoral como una anécdota más de nuestra pícara política que, desde la primera candidatura del Partido Nacional Revolucionario (Pascual Ortiz Rubio en 1929) optó por resolver las tercas oposiciones (en el caso la del filósofo José Vasconcelos, postulado por el Partido Antirreleccionista) por la amigable vía de la concertación, con todo lo que ello implique. El sistema fue igualmente usado en los subsiguientes procesos electorales, hasta Adolfo Ruiz Cortines (1952) siempre en aras de la unidad nacional.

Pero uno desespera cuando empieza a columbrar en la presencia de una masa anónima y autómata que corea los discursos del candidato del Partido de la Revolución Democrática, lo que va a pasar por su mente cuando el Tribunal Electoral del Poder Judicial Federal dictamine las elecciones de 2006. Entonces cruzamos el pantano de las dudas sabedores de que López está más que terco en obtener la Presidencia de la República que los electores le negaron el dos de julio de este año y que dicha terquedad puede poner en riesgo la estabilidad social, económica y política de la nación.

Hace una semana me trasladaba de Saltillo a Monterrey en mi automóvil. Iba acompañado por una persona de mi amistad. En forma inconsciente encendí el radio que transmitía una noticia sobre la protesta post electoral de López, lo que de abrupto cortó mi amigo: “¿Para qué pierdes el tiempo? ¿Qué nos va y que nos viene con ese mesiánico señor”?

Yo aclaré que mucho nos va y más nos irá en el futuro, pues precisamente por no calibrar hasta dónde podía llegar este líder populachero que hace años alebrestaba a Tabasco, es que López mantiene a nuestro país con el alma en vilo y más que inquietos ya estamos preocupados por la alarmante tozudez del personaje, por su terca estrategia guerrillera y por su probada irresponsabilidad legal, que podría conducirnos al caos.

También dije: “De acuerdo con los primeros resultados de la elección federal del domingo dos de julio el candidato con mayor número de votos no fue precisamente el señor López. Ya se hizo un recuento de 11 mil 839 paquetes electorales en 149 de los 300 distritos electorales que recibieron y contaron los sufragios de los ciudadanos y fueron impugnadas por el PRD y otros partidos; pero la revisión no movió sustancialmente la posición de López respecto a Calderón, quien obtuvo la mayoría. Además los partidos políticos ya han expresado su conformidad con el proceso, excepto el PRD. Muchos de los observadores y los críticos de las páginas editoriales de los diarios, así como los glosadores que con frecuencia invitan los canales televisivos nacionales a disertar, han expresado que no existe duda alguna sobre la juridicidad, tranquilidad y certeza de los comicios. Sin embargo...

Sin embargo el señor López insiste en su posición triunfalista, sabedor mas no aceptante, de que la verdad que busca –no se conforma con oír otra— sólo está en su propia imaginación y en las suposiciones, conjeturas y arrobamiento de sus empeñosos y mitómanos corifeos. Alrededor del próximo cuatro de septiembre el Tribunal Electoral de la Suprema Corte de Justicia pronunciará su veredicto sobre la legalidad y certeza de las elecciones y salvo una contingencia se podrá confirmar lo que todo el país parece aceptar: Calderón ganó la Presidencia de la República. ¿Qué van a hacer, entonces, el Partido de la Revolución Democrática y su presuntamente derrotado candidato? ¿Iniciarán una revuelta?

Parece una ficción literaria y sin embargo pocos la descuentan. Es perturbante la cantidad de dinero con que el PRD alimenta su movimiento post electoral. Los recursos brotan como agua de un iceberg generosísimo en el lato lago presupuestal que es el Gobierno del Distrito Federal, alimentado por ingresos legítimos e ilegítimos. Desvela la suma de la numerosa fuerza pública que está al mando del gobernador del DF: más de 82 mil elementos policiacos que disponen de un bien abastecido y moderno arsenal, nutrido de proyectiles, vehículos y todo tipo de artilugios ofensivos y defensivos usuales en las corporaciones de seguridad y aún en las militares.

Acrece nuestro desasosiego el hecho de pensar en la absoluta disposición que mantiene López Obrador sobre el dinero fiscal del DF, adicionado al conjunto de actividades y elementos propios de una guerra que también están en sus manos. Todo a la orden de una obsesión fija, de una creciente compulsión y de una insaciable ambición de poder, focalizadas en una individualidad que todavía gobierna el DF a través de un interpósito funcionario. Finalmente deviene alarmante la inexistencia de un poder superior y atendible sobre el señor López, que posea facultades constitucionales o autoridad moral capaz de ponerle un alto o imponerle una urgente, necesaria cordura”.

Alguien asegura, dijo mi amigo el pasajero, que se ha notado una mengua en la rijosidad del discurso de López, como si en su torno oyera voces serenas y pacificantes. ¡Qué bueno! exclamé; aunque no se trata de oír sino de escuchar y atender. Pero si tal sucede, cuánto me gustaría rectificar mis alteradas preocupaciones. Por México, obviamente...

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