EL UNIVERSAL-AEE
MÉXICO, DF.- En el pasado, la computación se asociaba con la imagen de grandes habitaciones refrigeradas, donde equipos colosales trabajaban día y noche rodeados por una nube de operarios en bata blanca.
Los proyectos realizados eran manejados por grandes instituciones, las únicas capaces de adquirir y mantener la costosa infraestructura requerida.
?Una supercomputadora era un equipo que costaba entre 20 y 30 millones de dólares. En la actualidad se puede comprar un sistema poderoso por apenas cientos de miles?, comenta Jaime Klapp, investigador del Instituto de Investigaciones Nucleares (ININ, por sus siglas en inglés).
Estados Unidos es el país que cuenta con más equipos de supercómputo en el mundo: 305 de las 500 supercomputadoras más poderosas del orbe, de acuerdo con el sitio Top 500 List (www.top500.org). Esta cifra equivale a 61 por ciento del total analizado.
En contraste, México cuenta con apenas tres equipos dentro del listado de posicionamiento internacional, pertenecientes a la empresa Geoscience, lo que representa un modesto 0.60 por ciento del total.
?La República Mexicana ocupa el vigésimo lugar en recursos de supercómputo en el mundo, situación que le coloca en primera posición a nivel latinoamericano, seguido de cerca por Brasil?, comenta Alfonso Trejo Mesa, gerente de ventas de Advanced IQ Technologies.
En concreto, en México la supercomputación se concentra en instituciones públicas como Petróleos Mexicanos (Pemex), la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) y el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).
A nivel universitario, operan equipos la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma Metropolitana, Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional, Universidad de Morelos, Universidad de Guadalajara, el Centro de Investigación Científica y de Educación Superior de Ensenada y el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), entre otros, dice Genoveva Lucet, titular de la Dirección de Cómputo para la Investigación de la DGSCA.
Los estudiantes interesados en el supercómputo que laboran en la UNAM provienen de ingenierías, física, matemáticas, ciencias de la computación y biología.
?Los alumnos que formamos salen listos para poder participar en otros proyectos de supercómputo, a nivel público y privado, sobre todo en seguridad y visualización?, agrega Lucet.
En ese sentido, dice que existe un plan de becarios que incluye una capacitación y cursos especializados de casi un año en áreas como optimización, visualización, seguridad y realidad virtual.
De hecho, del 24 al 28 de abril la UNAM tendrá una semana dedicada al cómputo científico, anuncia la directora de Cómputo para la Investigación.
Para Jaime Klapp, investigador del ININ, la significativa reducción de precios, el aumento en el poder de cómputo y la disminución del tamaño de los componentes, influye en gran medida en el alcance de esta tecnología en la sociedad mexicana. Pero, aún con los avances logrados, queda todavía mucho por hacer.
Actualmente no se aprovechan todas las ventajas que pueden obtenerse del supercómputo, pues la mayoría de los potenciales usuarios cree que es exclusivo de aplicaciones científicas.
Pero la sociedad en general, la Industria Privada y la Administración pública pueden beneficiarse de un enfoque más práctico, según los expertos del ININ.
Alcances
De acuerdo con los especialistas, el supercómputo es la tecnología informática más avanzada de cálculo numérico que existe en este momento para efectuar investigaciones complejas de alto nivel de especialización.
?Es la única herramienta que permite al investigador llevar a cabo, con certeza y velocidad, billones de cálculos matemáticos para estudiar problemas de gran magnitud?, abundan Enrique Cruz Martínez y José Luis Gordillo Ruiz, especialistas de la Dirección General de Servicios de Cómputo Académico (DGSCA) de la UNAM.
Con esta nada modesta capacidad de procesamiento ya se realizan estudios de fenómenos y condiciones que hace menos de 30 años eran francamente imposibles de analizar.
En ámbitos de ingeniería, medicina, geofísica, geografía, astronomía, química, ciencias de la atmósfera y ciencias nucleares, las innovadoras aplicaciones abrieron líneas de investigación en todo el planeta, pero ¿qué se está haciendo al respecto en México?
En el ININ, el equipo de trabajo de Klapp investiga, mediante simulaciones, la formación estelar, la cosmología y la dinámica de galaxias, además de un proyecto de flujos de petróleo con Pemex.
Por su parte, en la UNAM se da soporte a más de 300 proyectos de investigación elaborados por estudiantes, lo que representa alrededor de mil 200 usuarios en total ligados al supercómputo.