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Insta Bush a desterrar resentimiento contra inmigrantes

Pide al mandatario no considerar a los inmigrantes como una carga para EU; reconoce su contribución al desarrollo de su país.

Washington, (EFE).- El presidente de EU, George W. Bush, llamó hoy a dejar de lado los sentimientos contra los inmigrantes, en coincidencia con el inicio en el Senado del debate sobre la polémica reforma del sistema migratorio del país.

"Nadie debe jugar con los miedos de la gente o tratar de enfrentar" a unos con otros, porque los inmigrantes no sólo no son una amenaza para la identidad de EU, sino que han contribuido a la misma, aseguró Bush hoy en una ceremonia de nacionalización de 30 inmigrantes procedentes de 20 países de los cinco continentes.

Nadie debería decir que son "una carga para nuestra economía" porque, al contrario, lo que hacen es contribuir a su desarrollo, prosiguió.

La reforma migratoria, dijo, sería más "racional, ordenada y segura" con un programa de trabajadores huéspedes que calificó de vital para garantizar la seguridad en la frontera.

El presidente reconoció, no obstante, que el debate que hoy se inicia en la Cámara Alta sobre la política migratoria "no será fácil" y requerirá decisiones difíciles y compromisos.

Pero ese debate es necesario, según Bush, para lograr "una reforma de inmigración integral" que debe tener en cuenta tres aspectos fundamentales: la necesidad de garantizar la seguridad fronteriza, el cumplimiento de las leyes en el interior del país y la puesta en marcha del programa de trabajadores temporales.

Ese programa permitiría que los indocumentados legalizasen su situación pero sólo de forma temporal, mientras realizasen un trabajo que no quieran hacer los estadounidenses.

Según el presidente, es una especie de "canal legal" temporal y separado de los habituales procedimientos que hay que seguir para lograr la ciudadanía estadounidense.

Bush rechazó los argumentos de quienes critican su plan por considerarlo como especie de amnistía encubierta, y aseguró que no tiene nada que ver con eso.

Una amnistía sería "injusta", dijo, para las miles de personas que siguen las reglas del juego y esperan desde hace años a conseguir la nacionalidad estadounidense.

El presidente aprovechó la ocasión para instar de nuevo a los congresistas que van a debatir la reforma a que lo hagan de manera civilizada y "digna".

No hay que dejarse llevar por el pesimismo, a juicio del presidente, quien se mostró confiado en que es posible reformar el sistema de inmigración con una propuesta legislativa que respete los derechos de la gente, garantice la seguridad fronteriza y haga que se cumplan las leyes.

La mayoría de los alrededor de 12 millones de indocumentados que viven en EU son de origen hispano, sobre todo de México, país al que se desplazará Bush esta semana para abordar éste y otros asuntos con el presidente mexicano, Vicente Fox, en una reunión tripartita en la que también participará el primer ministro canadiense, Stephen Harper.

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