EL SIGLO DE TORREÓN
TORREÓN, COAH.- Una casa antigua y la leyenda de un tesoro fueron el marco perfecto para una intervención artística.
Alumnos de la Universidad La Salle (Ulsa) Laguna, bajo la dirección de la maestra y creadora lagunera Julia Karina Mejía, realizaron una peculiar expresión de arte en una casa ubicada en la avenida Allende, entre Blanco y Acuña, la noche del jueves.
Bajo el título Neto el Millonario, la intervención contó con la participación del creador gomezpalatino Gustavo Montes, que presentó un perfomance musicalizado por el violonchelista Jorge Paulín.
Programada originalmente para inaugurarse a las 7:00 de la noche, la intervención artística inició alrededor de las 8:30 de la noche.
Y para todo aquél que tuviera alguna duda, antes de la inauguración Julia Karina platicó sobre las particularidades de una intervención artística, las de la casa, de su antiguo dueño, cómo comenzaron a crear el proyecto, de qué se componía la muestra, sus intereses, los de sus alumnos, el objetivo, el resultado y sus intenciones.
Luego cedió la palabra a sus alumnos, quienes hablaron acerca del área que les tocó intervenir a cada uno en Neto El Millonario. Con todo esto, los expositores ganaron tiempo para que llegara el músico y así poder comenzar.
Esta muestra efímera, pensada por sus creadores para tratar de acercar a los espectadores a las manifestaciones contemporáneas del arte, se realizó en una casa con una compleja distribución interior, los espacios son cerrados y estrechos pasillos llevan al espectador por los diferentes cuartos.
En la entrada la primera pieza era una pintura sobre la pared que tenía círculos dorados, como simulando el oro; luego el espectador entraba a un cuarto verde con frases escritas sobre la pared en una buena tipografía. A uno o dos pasos ya se estaba en el otro cuarto, en el cual se encuentra por primera vez la frase Neto El Millonario grabada en el piso y que pocos pudieron apreciar porque ?la fila? avanzaba.
Luego seguía un espacio que simulaba una cocina pintada sobre las paredes, y muchas otras cosas que eran difíciles de percibir.
Posiblemente faltó una mejor organización o que se pensara de manera sistemática en el tránsito de los espectadores, ya que se convirtió en un tipo de ?casita de los horrores?, en donde los visitantes tenían que avanzar en fila hasta el final de la sala, lugar en donde estaba lo más rescatable de las propuestas: el performance de Gustavo Montes correctamente musicalizado por el violonchelista Jorge Paulín.
