No son casuales los goles anotados a Roberto Madrazo en su incipiente campaña, como no lo son los ataques de los maestros de Elba Esther Gordillo.
No precisa gran perspicacia para advertir la mano negra y -lo peor- que es de colaboradores cercanos, por su afán de hacerse notorios ante el jefe, sin tomar en cuenta que es elemental trabajar en equipo.
Lo de los universitarios en Pachuca tiene varios padrinos: el gobernador Miguel Osorio Chong, el líder estatal priista Gerardo Sosa Castelán y el mapache ex priista José Guadarrama Márquez, dirigente real del PRD en el estado, que hace seis años era secretario de Acción Electoral en la campaña de Francisco Labastida.
Por principio de cuentas Osorio Chong está muy ligado a la Gordillo y deja manos libres al gerente de su partido, jefe de la Cosa Nostra, la mafia que controla la Universidad Autónoma de Hidalgo desde hace tiempo, con la que presiona para escalar al poder.
Desde ahí pujó para ser gobernador; pero el ex gobernador Manuel Ángel Núñez, comprometido con Elba Esther para dejar de sucesor a Osorio Chong, lo convenció y se conformó con la dirección del PRI estatal. Luego logró que Madrazo lo nombrara coordinador de Enlace Universitario de su campaña. Pero con este desaguisado parece que se quedará en simple debut y despedida.
Debe anotarse que cuando Sosa Castelán vio que el PRI no lo haría gobernador buscó el apoyo del PAN y del PRD; el primero le dio la espalda por su negra fama, pero el Sol Azteca le abrió los brazos a Guadarrama Márquez, con quien se había dado la mano como priista; mas finalmente aceptó el liderato estatal del tricolor.
Empero por no ser fácil olvidar viejos amores se cree que, como Madrazo anda atrás en las encuestas, Sosa coquetea bajo cuerda con Guadarrama, y le permitió infiltrar al mitin a ex alumnos de El Mexe, la desaparecida normal rural de la que éste fue alumno y la tenía por bastión y arma política.
Para infortunio de Madrazo, priistas que le juran lealtad, andan en arreglos en lo oscurito con gente de López Obrador, al ver que su candidatura no levanta y sabedores quizá que en un festejo de los jefes de las empresas encuestadoras se comentó que si Roberto no cambia de táctica y sufre otro frentazo como en Pachuca, se hundirá en el tercer lugar irremisiblemente.
Para colmo, el mismo día mandaron con cajas destempladas a Jorge Chávez Presa en la Canacintra, donde supliría a Roberto ante la Convención Nacional. Madrazo se había disculpado una semana antes por no poder asistir.
Sólo que Cuauhtémoc Martínez, presidente de la Cámara, no se atrevió a informarlo para no desanimar al auditorio, ya que tampoco el Peje concurriría. Mas no faltaron maliciosos que dijeron que metió la mano ahí Yeidckol Polevnsky, por sus influencias como ex presidenta de la Cámara Nacional de la Industria de Transformación.
Por si fuera poco, Eduardo Bours, gobernador de Sonora, sigue renuente a apoyar al candidato priista, terco por imponer de senador a su hermano Ricardo, con la nada discreta intención de dejarlo luego como sucesor y así escriturar a su familia la empresa Sonora, S.A.
Tras de que Roberto envió como sendos mediadores a Palacios Alcocer, presidente del PRI y coordinador de la campaña, y a Enrique Jackson, ex compañero de Bours del Tucom; concertó nueva cita otro de este grupo, Tomás Yarrington, ex mandamás de Tamaulipas, con el líder tricolor, el rebelde y él, a ver si ya lograban someterlo.
Se ve que para dolores de cabeza no gana Madrazo. Gajes del oficio, pues él se precia de ser negociador paciente y que su partido tiene una fuerte vocación conciliadora. A ver si es cierto.
Ya lo dice el refrán: “quien quiera azul celeste, que le cueste”.
Así las cosas, el priista no tendrá sólo que cambiar táctica, sino colaboradores y reacomodar a sus hombres de confianza en el comité de campaña.
Que se hablen y entiendan y dejen de meterse zancadillas, pues los más perjudicados serán ellos, el candidato y el PRI. Por esa vía no tendrán más que olvidar su sueño de recuperar el poder.
Ahora que tampoco a AMLO le faltan dolores de cabeza. Tras de que el mitin que le organizó Leonel Cota en La Paz, Baja California, de donde acaba de ser gobernador, no reunió las prometidas 15 mil gentes. A la salida hubo de soportar abucheos de taxistas contra Cota por haber entregado la mayoría de las concesiones de ese servicio a su parentela cuando fue alcalde de La Paz.
“Eso se ventilará en su momento, son ataques políticos”, decía Leonel. Sólo que los choferes llevan 15 años esperando la solución.
Ahí tiene el Peje otra oportunidad: ¿para desvivirse por el pueblo sacrificará a su otro gran operador político?