Agencias
MADRID, ESPAÑA.- La soledad, la decepción, el abandono, el amor, la injusticia y la muerte, son algunas de las obsesiones de la cineasta Isabel Coixet, que casi por sorpresa se convirtió en la nueva cara femenina del cine español tras obtener cuatro Goya por La Vida Secreta de las Palabras.
Aunque ninguna película era clara favorita de cara a los Goya, los Oscar del cine español, entregados el domingo pasado, La Vida Secreta de las Palabras que tenía cinco nominaciones, se impuso a otras dos que la doblaban en candidaturas (Obaba de Montxo Armendáriz y Princesas de Fernando León de Aranoa, el "niño mimado" del cine español).
Y sin embargo, este quinto largometraje de Coixet, protagonizado por una de sus actrices fetiche, la canadiense Sarah Polley, y el estadounidense Tim Robbins, se llevó los principales premios de la velada: mejor película y mejor dirección, además de mejor guión original y mejor dirección de producción.
La Vida Secreta de las Palabras cuenta la relación que se establece en una plataforma petrolera del Mar del Norte entre un ingeniero temporalmente ciego a raíz de un accidente y una enigmática enfermera que llega para cuidarlo, y cuyo silencio esconde en realidad un pasado cruel como sobreviviente de la guerra en la ex Yugoslavia.
El guión premiado, escrito por la propia Coixet, está basado en las historias que le contaron "un grupo de heroínas de Sarajevo", que compartieron con ella "sus voces, sus silencios y su dolor", explicó días atrás.
Sensible hasta la médula, Coixet asegura que le interesa "contar cómo el ser humano, después de todo, consigue sobrevivir y aunque el pasado está ahí, consigue tener otra vida".
Isabel Coixet, nacida hace 43 años en Cataluña, y con una hija de ocho que se llama Zoe, reconocible por sus característicos anteojos rectangulares con marcos de colores, llegó a La Vida Secreta de las Palabras tras un recorrido que en el cine empezó en 1995 con Demasiado Viejo para Morir Joven, película rodada en catalán que terminó siendo un fracaso.
Después llegaron Cosas que Nunca te Dije (1995) -gran premio de la bienal de cine español de Annecy (Francia)-; A los que Aman (1998) y Mi Vida sin Mí (2003) -premiada en la Berlinale-, también progagonizada por Sarah Polley, que interpreta a una joven de 23 años casada y con dos hijas, cuya vida da un vuelco cuando descubre que tiene cáncer.
"Me fastidia que digan que mis películas son muy duras. Estar dos horas en una sala de cine viendo cómo unas personas mueren, se aman o sufren, no es duro. Lo que es duro es vivir y lo que han pasado todas las mujeres sobrevivientes de los campos de concentración", afirmaba Coixet poco después de ser galardonada el domingo en Madrid.
Sin tiempo de disfrutar sus Goya o de descansar ante tantas emociones, Isabel Coixet, que hace poco estuvo en el Festival de Sundance con La Vida Secreta de las Palabras, dejó por un momento el cine para debutar en teatro con la adaptación de 84 Charing Cross Road, de Helene Hanff, versión que se estrenó esta semana en un teatro madrileño.
Publicista, pero también historiadora de formación y algunas veces periodista, Coixet ya filmó en varios países: España, Irlanda, Canadá y Estados Unidos, y en varios idiomas: catalán, inglés y español.
Rechazó dirigir Million Dollar Baby porque como protagonista le proponían a Sandra Bullock, una actriz "a la que me costaba creerme en ese personaje", explicaba.
Dicen que tiene ofertas para filmar en Hollywood y en Japón, donde sus películas tienen un público fiel. En todo caso ya está trabajando en un proyecto completamente diferente como cineasta. Se trata de un documental que rodará en Bolivia para Médicos Sin Fronteras sobre el Mal de Chagas.