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Jaque Mate| A ver si entienden

Sergio Sarmiento

?Pues les vamos a bajar el agüita, para que vean lo que se siente; a ver si así entienden?. Marcelo Ebrard

Marcelo Ebrard, el jefe de Gobierno del Distrito Federal, afirma que fue malinterpretado por los medios. Pero la cita textual ahí está, registrada por varios medios de comunicación.

Para explicar el programa de ?sectorización? del agua, Ebrard explicó que había que bajar el suministro en las zonas de la ciudad que tienen mucha agua y que incluso la desperdician, con el fin de dar el líquido a las áreas que carecen de él, como Iztapalapa. Según el director del sistema de aguas de la capital, Germán Martínez, la reducción se puede dar en delegaciones como Álvaro Obregón y Miguel Hidalgo. ?A ver si así entienden?, como dijo Ebrard.

Lo paradójico del caso es que la Ciudad de México mantiene una política de fomento al desperdicio de agua. El tres de diciembre, antes de ser designada como la nueva secretaria del ambiente en el Gobierno capitalino, la ex legisladora Martha Delgado lo reconocía al pedir una racionalización de las tarifas de agua: ?La ciudad tiene una de las tarifas más bajas por cobro de uso doméstico en agua del país.?

En el Distrito Federal, efectivamente, el metro cúbico de agua se cobra a 1.27 pesos. En Zacatecas se pagan tres pesos. En Monterrey el precio es de 3.81 y en Tijuana de 9.22. Pero, además, en la ciudad de México un porcentaje importante del agua facturada nunca se cobra.

El Gobierno perredista del Distrito Federal, sin embargo, nunca ha entendido la función que tienen los precios como reguladores del consumo. Por eso después de que establece tarifas artificialmente bajas que promueven el dispendio después busca castigar a la gente por desperdiciar el agua recortándole el suministro: ?a ver si así entienden?.

Pero al parecer el problema de la Ciudad de México es que tiene demasiado dinero. Ayer, en su conferencia de prensa matutina, el jefe de Gobierno de la ciudad declaró que no se daría un aumento a la tarifa del Metro, Ésta es actualmente de dos pesos por viaje, a pesar de que se calcula que el costo real es de cuando menos cinco pesos. Afortunadamente hay recursos en el presupuesto para aumentar el subsidio de manera indefinida y no tener que elevar el precio del pasaje. Ebrard afirmó ayer. ?Las finanzas de la ciudad que estamos recibiendo, como lo dije hace unos días, permiten esta decisión, puesto que se tiene un balance favorable importante; y precisamente para eso es el presupuesto, para apoyar a la mayoría?.

Pero si hay tanto dinero en el Distrito Federal, entonces no se entiende por qué no se han hecho las obras de infraestructura que habrían permitido llevar el agua a Iztapalapa, y a otras zonas de la Ciudad de México que padecen de escasez, sin recortar el suministro de delegaciones como Miguel Hidalgo y Álvaro Obregón. No deja de ser paradójico, de hecho, que haya incluso un crédito japonés por 800 millones de dólares para la red de agua ?por cuya disponibilidad estamos pagando una cuota de servicio? que no se ha utilizado debido a que las obras se han suspendido desde hace años.

La filosofía con la que se maneja el agua en el Distrito Federal, y en muchos otros lugares del país, debe cambiar de forma radical. No se puede apelar al sentido de responsabilidad o compasión de la gente para que conserve el agua si a través de un precio artificialmente bajo se le está pidiendo que la desperdicie. La solución no es castigar a los usuarios del agua por tener un comportamiento que cualquier economista con dos dedos de frente describirá como natural, sino reducir el desperdicio a través de la acción de un Gobierno que entienda cuál es la función de los precios en la economía.

Hay muchos expertos en el tema del agua. Ebrard no tiene que buscar muy lejos para asesorarse. Ahí están Jorge Legorreta, Julia Carabias o Luis Manuel Guerra. La propia Martha Delgado conoce muy bien la materia. Lo importante es ya dejar de lado las improvisaciones y las suicidas estrategias populistas. Deben tomarse medidas inteligentes y de fondo para resolver el problema del agua en el Distrito Federal y en todo el valle de México.

Ha sido el Gobierno de la Ciudad de México el que ha generado la injusticia de que los ricos paguen 1.27 pesos por metro cúbico de agua, lo cual equivale a mil litros, por el líquido que reciben en su casa a través de una tubería mientras que los más pobres cubran 20 pesos por un tambo de 50 litros. El problema no se resuelve castigando a los consumidores Del agua. Lo que debe hacerse es crear un sistema racional y autosuficiente que permita que los precios hagan su magia y sirvan de regulador natural y que genere recursos para hacer las inversiones de infraestructura que permitirán modernizar el sistema y eliminar las fugas de agua que tan costosas le resultan a la sociedad.

INCONCLUSAS

?Encinas: Terminas y te vas?. El cartel se encuentra en el Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, a la altura de Las Lomas, y exige que el Gobierno del Distrito Federal termine el reencarpetado de una zona ?rayada? (en la que se quitó el asfalto) la cual quedó abandonada desde hace semanas. Las obras sin terminar, de hecho, marcan toda la superficie de la ciudad. Los contratistas ya se fueron de vacaciones. El segundo piso del Periférico, dos veces inaugurado, sigue inconcluso. Una sección de pavimento se levantó ahí hace meses y así permanece desde entonces. Si usted vive en el D.F., de hecho, seguramente también tendrá una obra inconclusa cerca de su hogar.

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